La receta de la supermodelo

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La receta de la supermodelo
Miguel Ángel Fernández.
Miguel Ángel Fernández.
Lectura estimada: 2 min.

Antes de que existiesen las influencers, hubo una época en la que no era tan usual que las actrices o cantantes comercializasen productos más allá de sus películas o conciertos, para eso ya estaban las modelos. Pero si nos remontamos a un tiempo todavía anterior, ellas solo debían portar la ropa de los diseñadores tratando de no carse y con la resignación de que nadie recoradría jamás su cara o su nombre.

Desde que la inclusión es un ingrediente más en las pasarelas de moda de las Fashion Weeks de todo el mundo, vemos entre los maniquís a mujeres más maduras de las que estábamos acostumbrados y son los propios diseñadores los que rescatan a las que fueron iconos de la moda durante la década de los noventa: las supermodelos.

El ya fallecido Peter Lindbergh fotografió a Cindy Crawford, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Christy Turlington y Tatjana Patitz en Nueva York para la revista Vogue de Reino Unido, sin saber que daría paso a una nueva era y que, a partir de ahí, las modelos dejarían de ser simples perchas para convertirse en personalidades reconocidas. 

Para ser una supermodelo había que imprimir el carácter y la personalidad en la ropa y los desfiles, característica que, hasta ese momento, se evitaba pero que se convertiría en esencial y que, ahora, hasta se exige. 

Los 90 se considera una las décadas de mayor esplendor de la historia de las pasarelas y se debe en su totalidad al nacimiento de esa nueva famosa. Las reglas habían cambiado, ahora había que hacerse notar. El físico no lo era todo, hacía falta carácter. 

El título se convirtió en sinónimo de una superestrella, para significar que la fama de una supermodelo había surgido simplemente de su personalidad. La fama las habilitó para hacerse cargo de sus carreras, para comercializarse a sí mismas y para obtener mayores comisiones.

Si bien el término de supermodelos se empleaba desde décadas antes, en realidad las modelos parecían ser estas mujeres lejanas a las que sólo se les veía, precisamente, en las sesiones fotográficas de revistas. Pero con la llegada de los años 90 esa concepción cambió. Ya no se trataba de estar solo en las revistas, también aparecían en los lugares de moda, en talk shows, salían con las estrellas del momento y firmaban contratos millonarios.

Claudia Schiffer lo tenía muy claro: "Para convertirte en una supermodelo una debe estar en todas las portadas de revista de todo el mundo al mismo tiempo para que la gente pueda reconocerte".

El mundo estaba fascinado con ese nuevo fenómeno y todos colaboraron en su explotación. El icónico cantante George Michael eligió a la nueva generación de celebrities para el video de su canción 'Freedom'. Y a eso siguieron otros artistas o diseñadores que querían a esas nuevas musas en todo lo que hacía. Y se creó una nueva forma de trabajo.

El legado que dejó esa década fue que marcas como Victoria's Secret tenía a sus propios 'ángeles' y que desde esos años, no vale cualquier chica delgada para abrir un desfile de Versace, hace falta que esa chica tenga, además, una persnalidad arrolladora. 

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