Una entrevista a Martín Caparrós, más que nada

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Una entrevista a Martín Caparrós, más que nada
Javier Calles-Hourclé
Javier Calles-Hourclé
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Una mañana lluviosa —excesivamente lluviosa—, una cajita de pastas vallisoletanas con su lazo violeta, una conversación apasionante y un escritor de lujo. No es mal plan para un martes cualquiera. Mientras conduzco, dirección Madrid, voy pensando en eso, en cómo será el encuentro, en su biografía, en la carga de batería de los equipos de grabación, en las preguntas, en mis nervios, en dónde estacionar el auto cuando llegue, en todo menos en nada.

Es tan difícil pensar en nada, en ser nada. Pensar en un tiempo en el que no ser y en el que no hay tiempo para nada. Pero antes que nada es ahora y ahora lo es todo. O al menos así lo creerían Snoopy y Charlie Brown dentro de su viñeta:

—Un día nos vamos a morir, Snoopy.

—Cierto, Charlie; pero los otros días no.

Y los otros días de un cronista no son precisamente nada; porque si existe una profesión capaz de engañar al tiempo, esa es la del cronista. La profesión del khronos, de narrar el tiempo y de multiplicar las vidas que vivir. Así, Martín Caparrós, como un Forrest Gump fuera de la pantalla, ha recorrido el tiempo, el mundo y la historia; y, en su afanosa búsqueda de nuevas formas de contar, ha extendido nuestras vidas dentro de los laberintos de sus crónicas.

Unos pocos kilómetros y una densa niebla me separan de la entrevista. Arrecia la tormenta en la sierra de Guadarrama. El tráfico se vuelve espeso, el viento se lamenta entre los resquicios de la geografía y cada metro de incertidumbre por la escasa visibilidad se convierte en una especie de condena.

La condena, su condena —y la de más de cuatro mil personas en España—, tres malditas letras que dan miedo incluso pronunciar, ELA, fue la chispa que encendió el DeLorean de los recuerdos para retroceder en el tiempo y estirar su vida, desde el inicio hasta el presente, en una aventura llamada Antes que nada. La biografía de Martín Caparrós es turbulenta, apasionante, peligrosa, extraordinaria y, sobre todo, narrable —a su juego lo llamaron—. A golpe de tecla, y en compañía de la estatuilla de Don Miguel Delibes que descansa junto a su ventana, Martín recorre con maestría, y nos hace recorrer junto a él, la vida de un niño lector, nieto de abuelos exiliados, alumno aventajado, adolescente politizado, periodista incipiente, rugbier, militante de izquierda exiliado, estudiante parisino, escritor novel, viajero incansable, columnista, escritor consolidado y premiado, argentino retornado y vuelto a emigrar, editor, amigo, padre, amante y esposo, cronista avezado, quevedista y explorador de rimas y formas de narrar. Testigo casual y deliberado de la historia, sus retinas han grabado a Nora Arrostito, Illia, Perón, Lopez Rega, Cortazar, Mercedes Sosa, Sai Baba, guerrilleros de las FARC, la guerra en los Balcanes, niños prostituidos por sus padres en Ceilán, chicos de la guerra en África y una infinidad de historias y personajes que han poblado miles de páginas de diarios, libros y revistas.

Caparrós nos propone un viaje lleno de ternura, un punto de melancolía y humor, a través de los muchos momentos memorables de su biografía; y, cada tanto, nos apea en las postas de su enfermedad, a la que disecciona exponiendo toda su crueldad. Un memento mori que nos advierte y recuerda que toda vida y todo viaje llegará a su final; y que, tal vez, no sea una mala idea transitarlos con toda la intensidad que esté a nuestro alcance.

Nuestra conversación, agradable y distendida, recorre pasajes de Antes que nada, la militancia adolescente, el ensayo clínico para el tratamiento de la ELA en el que participó, su relación con el fútbol, la guerra entre Israel y Palestina, su admiración por Quevedo, la actualidad política de la Argentina, la corrupción, sus visitas a Valladolid, su amistad con el gran Jorge Lanata y otros derroteros. La conversación también termina. Saturno, desapasionado, la devora junto a sus hijos; pero, testaruda, se aferra a perdurar en mi memoria, tal vez en la de Martín o, quién sabe, en la de un ocasional lector o espectador que la rescate de los confines del purgatorio digital, de no ser, de ser nada.

Enlace al vídeo de la entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=p3npJprf5yg

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