El ejemplo de Cartier y los oficios tradicionales

Nueva entrega de la sección 'Mientras el aire es nuestro' de Juan González-Posada

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El ejemplo de Cartier y los oficios tradicionales
Juan González-Posada
Juan González-Posada
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La revitalización de los oficios tradicionales, ejemplificada por iniciativas como la Maison des Métiers d'Art de Cartier y la reconstrucción de la catedral de Notre-Dame de París, demuestra que las técnicas ancestrales pueden convertirse en motores de desarrollo económico, social y cultural. Este modelo, que combina saber hacer e innovación, es especialmente relevante para regiones como Castilla y León, cuyo rico legado artesanal requiere una estrategia que no solo preserve el pasado, sino que lo proyecte hacia el futuro. En un contexto de despoblación y transformación económica, conectar la tradición con las oportunidades contemporáneas es clave para posicionar la región como un referente global en excelencia artesanal.

La Maison des Métiers d'Art de Cartier, ubicada en una casona del siglo XVII en La Chaux-de-Fonds (Suiza), es un caso paradigmático. Este centro reúne a maestros de disciplinas como el esmaltado, el grabado y el engastado de piedras preciosas, combinando técnicas centenarias -como el esmaltado cloisonné y el grabado guilloché- con herramientas digitales avanzadas. Su enfoque demuestra que la artesanía no es incompatible con la innovación tecnológica; al contrario, la incorporación de nuevos materiales y métodos amplía las posibilidades creativas sin comprometer la esencia del oficio. Del mismo modo, la reconstrucción de Notre-Dame ha permitido revitalizar la cantería y la restauración de vitrales, incorporando tecnologías como el escaneado láser y la impresión 3D para mejorar la precisión y la viabilidad de los procesos.

Este modelo no es exclusivo de Francia o Suiza. En toda Europa existen iniciativas que han demostrado el potencial de estas sinergias. Los Compagnons du Devoir franceses han perfeccionado un sistema de formación basado en la movilidad de los aprendices entre talleres de distintos países. En Italia, la Escuela de Alta Artesanía de Florencia ha posicionado sus programas en marquetería, restauración y orfebrería como referentes globales. En el Reino Unido, el Goldsmiths' Centre de Londres ha desarrollado un enfoque integral que combina formación práctica con acceso a tecnologías digitales para la fabricación de joyería y objetos de diseño. Estas experiencias confirman que la clave no es únicamente conservar los oficios tradicionales, sino reinterpretarlos con una visión contemporánea y conectada con las oportunidades del mercado.

En Castilla y León, donde perviven oficios como la cerámica de Pereruela, la cantería de Segovia y Burgos o la marroquinería de Becerril de Campos, es imprescindible apostar por un gran centro de formación en oficios tradicionales. Algunas iniciativas ya han marcado el camino: la Fundación Santa María la Real en Palencia, impulsada por Peridis, ha revitalizado la cantería y la restauración del patrimonio, integrando métodos históricos con herramientas digitales avanzadas. Sin embargo, para consolidar la región como un referente, es necesario un centro que vaya más allá e incorpore una dimensión internacional.

El objetivo sería crear un espacio no solo para preservar las técnicas del pasado, sino para fomentar la colaboración global, atrayendo a maestros artesanos de países como Japón, Italia, Suiza o Escocia, quienes enriquecerían la formación y posicionarían a Castilla y León en la vanguardia de la innovación cultural y artesanal. Este centro contaría con instalaciones avanzadas que permitirían a los artesanos combinar su maestría manual con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. La formación de nuevas generaciones en este entorno propiciaría que los oficios tradicionales se proyecten como soluciones creativas y competitivas en el mercado actual.

Un aspecto fundamental para el éxito de este modelo es la financiación. La Unión Europea cuenta con programas como Creative Europe, que apoya proyectos de innovación cultural, o Horizon Europe, que financia iniciativas que combinan patrimonio y tecnología. Además, existen redes como la Red Europea de Ciudades Creativas de la UNESCO, que ya ha respaldado proyectos similares en otras regiones. Integrarse en estas dinámicas permitiría no solo captar recursos, sino también situar a Castilla y León en el centro de las políticas europeas de valorización de la artesanía.

Por otro lado, es necesario advertir que el populismo también ha alcanzado el ámbito cultural. En nombre de la "autenticidad", algunos discursos rechazan la innovación necesaria para que los oficios artesanales sigan siendo relevantes. Como señaló el historiador Jacques Le Goff, "compete a los profesionales científicos de la memoria [...] hacer de la lucha por la democratización de la memoria social uno de los imperativos prioritarios de su objetividad científica". En este sentido, el populismo no solo instrumentaliza la memoria en beneficio propio, sino que fomenta una visión estática de la tradición que la condena a la irrelevancia. Tiende a construir una "identidad homogénea" que, al ignorar la diversidad de saberes, limita la riqueza y el dinamismo cultural necesarios para avanzar.

Para que este proyecto se materialice, es crucial la implicación de los ayuntamientos y el gobierno regional. Su papel no solo consistiría en facilitar la infraestructura y coordinar los recursos locales, sino también en atraer financiación europea, establecer alianzas con instituciones educativas y tecnológicas, y asegurar que el impacto del centro beneficie a las comunidades rurales, generando empleo y dinamizando la economía local.

Este gran centro demostraría que la tradición y la innovación pueden ser ejes de desarrollo sostenible. Con una planificación ambiciosa y un liderazgo inteligente, la comunidad tiene la oportunidad de situarse a la vanguardia de una nueva era en la que la artesanía no solo se conserve, sino que se reinvente con una visión global y contemporánea.