El Pucela se queda a mitad de camino

Los de Álvaro Rubio, que reaccionaron en la segunda parte tras un esperpéntico primer acto, vuelven a sumar una nueva derrota, esta vez por la mínima (2-3)

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El Pucela se queda a mitad de camino
Lance de partido. Sergio Borja.
Alejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
Lectura estimada: 3 min.
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El Real Valladolid cayó (2-3) ante el CA Osasuna en el Estadio José Zorrilla. Los de Álvaro Rubio, virtualmente descendidos, siguen sin levantar cabeza y pueden bajar, de manera matemática, la próxima jornada ante el Betis en el Benito Villamarín, si vuelve a perder y los resultados no acompañan. Aun así, y ya con la temporada perdida, los blanquivioletas sumaron este domingo una nueva derrota tras una esperpéntica primera parte en la que puso alfombra roja a su rival, que no hizo más sangre porque no quiso.

VERGONZOSA PUESTA EN ESCENA

Los pucelanos no entraron bien al partido, cosa que es habitual durante toda la temporada. El Pucela no compareció en los primeros compases, dando una imagen vergonzosa de equipo completamente muerto y roto, que encajó el primer gol muy pronto, pese a que en esta ocasión no haya sido a los primeros 30 segundos de choque. Un excelente centro de Rubén García dejaba en bandeja el gol a Ante Budimir, el 'pichichi' rojillo, que solo tuvo que poner la cabeza para adelantar a los suyos (0-1).

A partir de ese momento, el Osasuna se hizo dueño y señor del partido, asentándose en área rival sin la necesidad de meter una marcha más para buscar el segundo gol. De hecho, el Pucela seguía 'grogui' como si se tratara de un púgil al que cualquier puñetazo le dejara KO a las primeras de cambio. Es más, Sergio Herrera no tuvo ni que intervenir para salvar a los suyos, ya que éstos seguían muy cómodos ante la fragilidad defensiva de los locales.

De ahí, nació el segundo tanto. Una jugada colectiva de los de Vicente Moreno acabó en las botas de Rubén García, que pasó de asistente a goleador para rematar a la red, sin oposición, un centro raso de Areso en la banda derecha. Con el 0-2, Zorrilla se cansaba ya de ver el ridículo que estaban haciendo los suyos porque no estaban dando ni la cara, que es lo único que se les exige.

Más de 12.000 personas (12.250) estaban presenciando en directo, de nuevo, una nueva derrota del Pucela. La asistencia, la peor de la temporada, refleja el mérito que tienen los aficionados de seguir apoyando a su equipo y el lamentable momento que vive la entidad tanto deportiva como institucionalmente.

REACCIÓN CON GOLES SIN PREMIO

La reanudación le sentó mucho mejor al Pucela que al Osasuna. La entrada de Iván Sánchez y Sylla dio un aire fresco al equipo, que se creyó que podría rescatar, al menos, un punto con el gol tempranero de Raúl Moro. El extremo que se zafaba, con calidad e inteligencia, del exblanquivioleta Boyomo, definió bien ante Sergio Herrera, que no pudo evitar que el catalán recortara distancias en el marcador (1-2).

Las bufandas al viento de una afición, que agradeció la reacción de los suyos con aplausos, daban la sensación de que el partido aún no había acabado. Vicente Moreno, aunque sabía que todavía quedaba mucho, no quiso agitar la coctelera, teniendo la fortuna de encontrarse con un penalti por la temeraria entrada de Latasa a Catena, que se notó que lo de defender no era lo suyo.

Budimir transformó la pena máxima (1-3) engañando a Ferreira, que estuvo algo más acertado de lo habitual. El croata suma 18 dianas, con este doblete en Zorrilla, y mira más a Europa que a la parte baja de la tabla, ya que los rojillos, prácticamente, se aseguran la permanencia, un año más, en la máxima categoría del fútbol español. Con el marcador prácticamente visto para sentencia, el Pucela volvió a ponerle emoción al mismo con un tanto de penalti de Sylla 'a lo Juan Palomo'. Él se lo guisó y él se lo comió (2-3).

Los últimos compases, con el Osasuna anclado en su campo, se tiñieron de blanquivioleta, y no por las ocasiones que generaron los pucelanos, sino porque estaba más cerca el empate que el cuarto tanto rojillo. Sin embargo, el Real Valladolid no gestionó bien ninguna de las intentonas que propuso, ya que no intimidó ni siquiera a Sergio Herrera, que no tuvo apenas trabajo.

La derrota, que se acabó materializando con el pitido final de Gil Manzano, deja al Pucela con opciones de bajar matemáticamente la próxima jornada, y si no lo hace, lo hará ante el FC Barcelona que llegará a Valladolid jugándose la liga tras haberse enfrentado al Real Madrid en la final copera.

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