Del toque militar al sentimiento cofrade: el cambio que marcó un antes y un después en la Semana Santa de Valladolid
Ángel Luis Picado González: cronista de la nueva era de la música procesional en Valladolid
Del toque militar al sentimiento cofrade: el cambio que marcó un antes y un después en la Semana Santa de Valladolid
Como no podía ser de otra manera, estamos en estos días inmersos en los sones propios de la Semana Santa y la música procesional es la protagonista de conciertos, certámenes y, como no, de nuestras procesiones.
No hay lugar a duda de que en las últimas dos décadas esta música ha cambiado mucho y para bien. No tienen nada que ver los sones que hoy acompañan el andar de nuestros cofrades y sus titulares con los de tiempo atrás. Aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor" no hace justicia en lo que a nuestra música procesional se refiere.
Pretende este artículo indagar en cómo y cuándo fue ese cambio y sobre todo quiénes fueron sus protagonistas.
Durante tiempo leí mucho al respecto y casi todo hace referencia al trabajo y buen hacer de la Banda de Cornetas y Tambores de la Sagrada Lanzada. Muchos de esos artículos llevan la firma de Ángel Luis Picado González y a él recurro para que me cuente al respecto.
Lo primero que me hace saber Ángel es que fue la Banda del Perdón la primera en propiciar un cambio de estilo incorporando dos o tres marchas de corte procesional adaptadas a sus cornetas Do Si bemol, siendo el resto de marchas de estilo militar como tradicionalmente eran. Esto sería en la Semana Santa de 1996 para al año siguiente llevar un repertorio íntegro del nuevo estilo, incorporando además cornetas Do Re bemol natural.
A este cambio se unirían otras formaciones como las bandas de la Vera Cruz y el Descendimiento, aunque sin duda la que crea tendencia, desarrolla el cambio y tiene presencia en la nueva música de nuestra Semana Santa es La banda de Cornetas y Tambores de la Sagrada Lanzada.
Banda de La Sagrada Lanzada: Un nuevo Proyecto
La entrevista con Ángel Luis Picado es intensa y emocionante. Ángel atesora datos, documentos, fotografías, recuerdos… unas veces en su memoria y otras físicamente, ordenadas y catalogadas con esmero, cuidado y respeto como algo importante que es.
Me cuenta que la Sagrada Lanzada resultó ser una iniciativa de un reducido grupo de personas que pretendían cambiar la forma y el estilo de las marchas de corte militar que se interpretaban en Valladolid por otras denominadas procesionales, al estilo de las ya existentes en Sevilla o Málaga principalmente.
Tras presentar el proyecto, se fueron incorporando a él músicos de otras bandas de cofradías de Valladolid y Palencia. Me recalca Ángel que este hecho creó cierto clima de rechazo en determinados sectores.
La Sagrada Lanzada se va estructurando en todos los aspectos tanto organizativos como musicales. Se crea la Asociación Cultural Sentimiento y dentro de ella la banda.
En lo instrumental, además de cornetas y tambores, se incorporan en un principio dos trompetas y gradualmente el resto de la familia de viento metal: fliscornos, bombardinos, trombones, tubas...
En cuanto al repertorio, clásico en un principio, se decantó fundamentalmente por el estilo la banda de Nuestra Señora de La Victoria de Sevilla, más conocida como Las Cigarreras, aunque no faltaron marchas de otras formaciones.
No podemos olvidar marchas propias como Madre Angustias, Gólgota o Sacrificio que salieron de la mano de su primer director, el maestro José Antonio Fernández Campomanes.
La Banda de La Sagrada Lanzada, la que sin duda crea un nuevo camino en la música procesional en Valladolid, se presentó al público el 13 de febrero de 1999 en la Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias.
¿Qué supuso para Valladolid este nuevo modelo de formación musical?
Para Ángel Luis Picado la aportación de La Sagrada Lanzada a la ciudad de Valladolid resultó ser una revolución musical en toda regla, un giro de 180 grados a lo que ya se conocía y hacía hasta ese momento.
Esa revolución se fundamentaba principalmente en el método de trabajo dispuesto en bases teóricas y técnicas que no se habían utilizado hasta entonces.
Y este es el logro fundamental de La Banda de La Sagrada Lanzada en Valladolid: surgir de la nada y ser capaz de implantar sus tesis y que estas perdurasen en el tiempo, estableciendo un estilo innovador al que se unirían el resto de bandas de la ciudad.
Le pido a Ángel Luis Picado que ahondemos más en estos cambios, en esta revolución que él mismo me cuenta con detalle que no solo supuso un cambio instrumental, de estilo, uniformidades y de concepto, sino también que la música procesional estuviera presente en nuestra ciudad fuera de la Semana Santa en conciertos y certámenes que nacieron con este cambio.
¿Como fue la etapa de la banda de La Lanzada en nuestra ciudad?
Me cuenta Ángel que se podría resumir de la siguiente manera: al principio le costó ser aceptada para más adelante ser reconocida y requerida no solo en el ámbito de la Semana Santa. Su aparición y desarrollo supuso un enriquecimiento del que se beneficiaron todos los estamentos de la Semana Santa dando un aire nuevo y fresco a la música procesional en Valladolid.
Fue una etapa de evolución que afectó a la instrumentación, al estilo, a la uniformidad y a la puesta en la calle, siendo el espejo donde se reflejaron el resto de las bandas de la ciudad.
¿Por qué termina ese proceso?
Habiendo varios motivos, uno de ellos fue que las personas que guiaron el destino de La Sagrada Lanzada, tanto a nivel asociación como a nivel musical, se habían marchado, dejando la actividad musical de forma definitiva o porque se encontraban en nuevos proyectos. A juicio de Ángel Luis Picado, en ese momento eran muy pocas las personas capacitadas y experimentadas para continuar la labor. A ese ocaso contribuyó, sin duda, la situación interna que se generó, así como el continuo trasvase de músicos de unas bandas a otras, casuística presente también en nuestros días.
Nos deja Ángel una reflexión final: a la pregunta de si fue posible reconducir la situación y salvar la vida de La Sagrada Lanzada no duda en decir que sí, y añade: "si hubiera habido un consenso entre las personas más representativas, pero no hubo ni intención ni propósito y simplemente se la dejó morir".
Estos días, cuando oigan el sonar de una banda en procesión y su música les llene de gozo, les emocione e incluso a veces les ponga los pelos de punta, recuerden que detrás de eso hay horas de esfuerzo, dedicación, sentimiento y la honra a una tradición que tiene mucho recorrido y que comenzó una banda de Valladolid: La banda de cornetas y tambores de La Sagrada Lanzada.