David Maroto, responsable del doble asesinato, espera la sentencia desde prisión tras un turbulento juicio en el que fue declarado culpable
Parece una eternidad pero solo han pasado dos años. Valladolid lamenta este jueves, 23 de enero, el segundo aniversario del asesinato de Paloma e India, una mujer y una niña cuyos corazones dejaron de latir a consecuencia del machismo.
El 23 de enero de 2023, España amanecía con la trágica noticia de un nuevo crimen machista. Pero, por si fuese poco, el asesino se había llevado también la vida de una pequeña, reabriendo de nuevo el debate de la violencia vicaria.
El Juzgado de Violencia sobre la Mujer decretó que el presunto autor de la muerte a cuchilladas de su pareja sentimental y de la pequeña de ocho años acatase la prisión provisional, comunicada y sin fianza. Desde entonces permaneció en la cárcel, tras salir del Hospital Clínico Universitario, donde estuvo ingresado desde el día de marras para ser asistido de las lesiones en el costado y las muñecas que se autoinfligió tras el suceso.
A día de hoy, David Maroto cumple condena, aunque todavía no se conoce la pena exacta, por asesinar a su compañera sentimental, Paloma, que tenía 45 años, y la hija de la misma, India, de ocho años. El pasado 2024, se llevó a cabo en la Audiencia Provincial vallisoletana el juicio por hechos ocurridos durante madrugada del 23 de enero de 2023, cuando el autor presuntamente acuchilló a las dos víctimas en un quinto piso de un edificio del céntrico Paseo Zorrilla.
Al parecer, el asesino convivía en esa casa con las dos víctimas mortales y, aquella madrugada, inició una fuerte discusión con su compañera sentimental por motivos no determinados.
Durante la discusión y sin que ella pudiera presagiar en modo alguno el ataque, dada la confianza generada por su relación de convivencia, el acusado cogió de la cocina un cuchillo de grandes dimensiones y, de forma sorpresiva y con el ánimo de acabar con su vida, comenzó a asestarle múltiples puñaladas.
Debido a la discusión previa y a los gritos, la niña de ocho años se despertó y cogió un teléfono móvil para llamar al 112, de lo que se percató el condenado, quien arrebató el teléfono a la menor a la que acuchilló con otro arma diferente al utilizado sobre la madre de la pequeña, sin que la víctima pudiera reaccionar ni defenderse en modo alguno.
Según ha podido demostrarse posteriormente, el autor de los hechos no padecía ninguna patología mental que alterase su capacidad intelectiva o volitiva y por tanto su imputabilidad. Tampoco existen datos objetivos de consumo de sustancias el día de los crímenes, por lo que no está acreditado que tuviese afectadas sus facultades mentales.
Tras las dos agresiones mortales y ante la rellamada que realizaron desde el 112, el acusado lanzó el teléfono que había arrebatado a India por la ventana, cayendo al patio de luces del edificio. A continuación, y después de llamar a un familiar y confesar que había matado a su pareja y a la pequeña, sobre las tres de la madrugada, se tumbó en el suelo y se autoinfligió unas pequeñas heridas en el tórax y cuello meramente superficiales.
En el momento de los hechos no constaba denuncia previa de la víctima por violencia de género, aunque sí antecedentes del agresor por este motivo, que datan de 2017, con una relación anterior.
El acusado del doble crimen fue declarado, por unanimidad, culpable de ambos asesinatos por el jurado popular. Además, también se consideró probado que actuó sin tener sus condiciones mentales afectadas por el consumo de drogas o alcohol, así como que para acabar con la vida de las víctimas actuó con alevosía y ensañamiento.
En base a este veredicto, tanto el Ministerio Fiscal, como las acusaciones de la familia de Paloma, del padre de India, de la Junta de Castilla y León y la popular ejercida por la asociación Clara Campoamor, reclamaron una pena de 25 años por el asesinato de Paloma, dado que además de los agravantes de alevosía y ensañamiento también concurren los de parentesco y violencia de género, mientras que por el asesinato de la pequeña India, que en el momento de muerte tenía ocho años, piden la prisión permanente revisable.
Además, también reclaman al juez que decrete la prohibición de acercarse a 500 metros de los familiares de las víctimas o comunicarse con ellos, durante un periodo de diez años, una vez que cumpla su condena, así como a un periodo de libertad vigilada de ocho años. En cuanto a las indemnizaciones a los familiares, estas oscilan de los 180.000 euros que reclama el Ministerio Fiscal, misma cantidad que pide la acusación de la familia de Paloma -120.000 euros para la madre y 30.000 euros para cada una de las dos hermanas-, y los 300.000 que reclamó el abogado del padre de India.
Por su parte, el abogado defensor de David Maroto, que durante el juicio reclamó el atenuante para su cliente por haber actuado bajo los efectos del alcohol y las drogas y tener alteradas sus capacidades volitivas, adelantó que presentará un recurso de apelación cuando se conozca la sentencia, a la vez que reclamó que se le imponga la menor pena posible dentro de la horquilla, que para asesinatos con alevosía y ensañamiento es de 22 años y seis meses de prisión.
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