El Monoloco Fest volvió a Valladolid este sábado con una segunda edición que confirmó el éxito que ya apuntaba el año pasado. El parking del Estadio José Zorrilla acogió a miles de asistentes dispuestos a disfrutar de una jornada cargada de ritmo, donde la música urbana y la electrónica marcaron el pulso de la tarde y la noche. Con más espacio, mejor infraestructura y una organización afinada, el festival ofreció una experiencia cómoda y vibrante para el público.

La tarde arrancó con Skinyz, John Pollon y Lucho RK, que fueron los encargados de prender la mecha. Skinyz, con su mezcla de reguetón y electrónica, fue calentando los motores, seguido por John Pollon, que subió el ritmo con beats más potentes y bailables, haciendo vibrar al público especialmente con "Black Hole", uno de sus temas más emblemáticos que se convirtió en uno de los grandes momentos de su actuación. Lucho RK mantuvo la energía bien arriba, combinando sus temas más conocidos con una gran cercanía con el público, que coreaba sus letras entre saltos y móviles en alto. A media tarde llegó el turno de Alex Martini, que dio un giro más electrónico a la jornada, con una sesión vibrante y visualmente muy potente, cargada de confeti, luces y subidones que pusieron a bailar a todo el recinto.

Ya entrada la noche, Fernando Costa salió al escenario para traer la crudeza y autenticidad de su rap, levantando a los asistentes con temas como "Malamanera", que estalló en el aire y desató la locura entre los fans. La letra contundente y su estilo directo hicieron de este momento uno de los más esperados y celebrados de la noche. Silvia G tomó el relevo con una sesión llena de ritmos urbanos y reguetón que mantuvo el ambiente en su punto más alto.

Luego llegó uno de los momentos más esperados: RVFV se adueñó del escenario con su estilo inconfundible, haciendo vibrar el Zorrilla con éxitos como "Mirándote" y "Prendío", en un mar de brazos en alto y voces que no dejaron de corear sus temas. Ballesteros, referente de las cabinas en la ciudad, fue el encargado de cerrar la noche con una sesión llena de ritmo.