circle
Reels

Castillos que hablan (I): Una prisión real que hoy aloja a huéspedes

Tribuna estrena este nuevo serial que recorrerá los castillos y fortalezas de Valladolid desde otro punto de vista, escuchando de primera mano su historia

Castillos que hablan (I): Una prisión real que hoy aloja a huéspedes
El imponente castillo de Curiel de Duero en su inexpugnable roca. TRIBUNA
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
Lectura estimada: 4 min.
Última actualización: 

Soy el castillo de Curiel de Duero. Puedo presumir de ser la fortaleza más antigua de la provincia de Valladolid, aunque he de decir que mis actuales muros fueron reconstruidos a principios del siglo XXI sobre los restos ruinosos de aquel viejo castillo roquero, definición que nada tiene que ver con un estilo musical, sino más bien porque me asiento sobre un peñasco que también es juez y parte de mi carácter inexpugnable. Mis piedras se adaptan a sus caprichosas formas y en sus paredes, unas cuevas anacoretas ofrecen una estampa enigmática. Por cierto, en 2006 me convertí en un precioso y genuino hotel que ahora os invito a conocer.

Y puestos a presumir, mi torre del homenaje es el punto de mayor altitud de estos lares que domino con un toque de gallardía. Miro de tú a tú, altivo, a ese otro gran navío que emerge de entre la bruma: el castillo de Peñafiel. Con una pícara sonrisa recuerdo aquel dicho en forma de chanza: "Buen castillo tendría Peñafiel si no tuviera a la vista el de Curiel". Nuestra rivalidad no nos impide compartir navegación por estas tierras bañadas por el río Duero y alfombradas por viñedos que ofrecen la mejor materia prima a tradicionales y vanguardistas bodegas.

Mis orígenes podrían remontarse al siglo VII, aunque mi leyenda surge en el siglo X cuando me convertí en un castillo castellano y en un trascendental bastión de la defensa de la línea fronteriza con el islam, durante la repoblación del valle del Duero.

Mis paisanos de Curiel, población de pasada hidalguía e innegable belleza, me llaman el 'castillo alto', quizá para diferenciarme de esa otra joya que debió ser el palacio de los Zúñiga, del que hoy apenas conservamos la portada y dos de los torreones de la fortificación ya que, desgraciadamente, fue demolido bien entrado el siglo XX.

MORADA REGIA

Pero volvamos a mi ser, que hoy yo soy yo el protagonista de este serial ideado por los amigos de Tribuna y han pedido que hable de mí, ya saben...

No es por vanidad, pero ya desde mis orígenes pertenecí a la realeza y fui morada de reyes de Castilla como Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando III 'El santo', Sancho IV 'El bravo', Alfonso XI 'El justiciero', o Pedro I 'El cruel', entre otros. Aunque según revelan los documentos conservados mi primera dueña y señora fue doña Urraca y su hija doña Estefanía, merced a la generosidad del propio Alfonso VII, a la que fue su amante.

Diego de Castilla, hijo de Pedro I 'El cruel', estuvo encerrado en mi interior durante 54 largos años

Contaba con dos albercas para recoger el agua de la lluvia. El aljibe más grande con capacidad de 28.000 litros, hoy reconvertido en coqueta capilla, permite a los arqueólogos e historiadores cifrar en, aproximadamente, medio centenar de personas, los que vivirían en mi interior, en mi época más esplendorosa.

PRISIÓN INQUEBRANTABLE

"Después de la batalla de las Navas de Tolosa, a principios del siglo XIII, muchos castillos se convierten en palacios y este se convierte en prisión. En una prisión de reyes y nobles y de hecho aquí estuvo encerrado durante 54 años Diego de Castilla, un hijo de Pedro I El Cruel".

Mucha razón tiene usted, Borja Urribarri, trabajador del hotel y gran conocedor de mi historia. Durante siglo y medio fui presidio inquebrantable para nobles y reyes. Aquí cumplió condena, por ejemplo, el infante don Juan, Jaime IV de Mallorca, el almirante de la Rochelle o el conde de Pembroke, entre muchos otros.

El hotel cuenta con 25 habitaciones y una piscina junto a la torre del homenaje

A partir del siglo XV comienza mi declive. Los señores de Zúñiga, mis últimos propietarios, me abandonan y, poco a poco, mis muros se derrumban sirviendo únicamente de cantera para el 'Palacio de abajo' y también para levantar muchos de los edificios pétreos de Curiel.

HOTEL CON ENCANTO

El abandono es absoluto y no será hasta 2003 cuando, en subasta pública, comprase mis restos el catedrático Rafael Ramos Cerveró, un filántropo y todo un visionario, que reconstruyó sobre mis ruinas un hotel con mucho encanto en un enclave privilegiado, siguiendo los indicios de mi diseño original.

"Se trata de un hotel con mucho encanto con 25 habitaciones, diversos salones, el patio de armas y, cómo no, la terraza instalada desde la que se aprecian unas increíbles vistas. La mayor parte de la clientela son turistas que vienen buscando disfrutar del enoturismo de esta zona".

Como bien dice Jesús Ramos, el gerente del hotel que se asienta en mis muros, solo por darse un relajante baño en la piscina de mi terraza, contemplar los horizontes infinitos, disfrutar del enoturismo de la Ribera del Duero o de la exquisita gastronomía de nuestra tierra ya merece la pena que me hagáis una visita. Aquí podréis descansar a cuerpo de rey.
Soy el castillo de Curiel de Duero.

 

Más Info.

CASTILLOS QUE HABLAN

Tribuna Valladolid estrena un nuevo serial. Bajo el sugerente título de 'Castillos que hablan', en cada capítulo se visitará uno de los históricos castillos o fortalezas que salpican la provincia vallisoletana. Además de una cuidada imagen, rodado en 4K y a vista de pájaro, la novedad en este caso reside en que será el propio castillo quien relate sus avatares, en la conocida voz de un personaje que siempre estará ligado al edificio o al municipio en el que se encuentra. Cantantes, actores, políticos, escritore... se suman a esta ilusionante iniciativa de Tribuna que pretende redescubrir estas joyas históricas de nuestra tierra. Ya saben, son los Castillos que hablan.