Como se ha colado de rondón el tema del 'Barsagate', por dar muchísimo dinero sin justificación alguna a un alto representante del colectivo arbitral, parece que nos hemos olvidado de la cantidad de insultos y descalificaciones que ha sufrido el delantero del Real Madrid en los últimos tiempos en la mayoría de los estadios.

Es muy duro para cualquier colectivo y para los aficionados de cualquier equipo reconocer algo evidente y que cuesta aceptar. Solo en una ocasión tuve la fortuna o la desdicha de escuchar a la cara algo que nunca pensé que pudiera ocurrir. En una comunidad de vecinos una madre se quejó a la presidenta de la misma de que todos los chicos se metían con su hijo. No era normal que en todos los portales cada vez que su hijo pasaba por allí un grupo de pequeños o grandes se metiera con "su hijo".

Después de escuchar todo lo malos, sinvergüenzas y maleducados que eran todos los hijos de todos los vecinos, la presidenta la escucho con mucha atención y la espeto: "Seguro que usted no lo reconocerá nunca, pero su hijo es tonto". Y no dijo nada más y dejó a la mujer con la vena derecha hinchada y diciendo mil cosas en alto, mientras dejaba la sala de juntas.

A un jugador tan singular, con un juego distinto a todo lo que se ve en los campos de medio mundo, en el equipo más laureado de Europa y millones de aficionados por todo el mundo, nadie le silba ni le insulta por su color, ni por volver locos a los defensas o meter goles en porterías de los rivales.

Le silban por ser tonto. Y un tonto en un campo de juego es aquel que protesta todas y cada una de las faltas que recibe levantando los brazos. Un tonto en el campo de juego es el que celebra un gol en otra ciudad bailando a la cara de la hinchada. Un tonto en el campo de juego es el que sabiéndose mejor que el resto lo hace notar humillando. En un deporte tan supuestamente rudo como el rugby, ante un resultado de escándalo ningún jugador vacila al contrario más lento o enclenque, aunque vayan 49-0.

A Piqué no le pitaban en los terrenos de juego por independentista, catalán o por tener los ojos azules o ser marido de una cantante. Le pitaban por tonto. Solo un tonto en un terreno de juego levanta la mano de cinco lobitos en campo ajeno y al regreso en el avión tira bombas fétidas.

No se trata de coeficiente mental o tener muchos o pocos estudios, ser blanco, negro o pelirrojo. Se trata de conducta en el campo. Yo sé que es durísimo reconocerlo y que las autoridades deportivas, los colectivos defensores de los ataques racistas y hasta el defensor del pueblo vigilarán con cámaras los estadios y podrán decenas de multas, para que nadie insulte al jugador.

No sé si aún tengo el móvil de la presidenta de la comunidad, pero si aún le guardo la voy a invitar a que tenga una reunión con Florentino y le diga lo que a la madre desde el respeto y la seguridad.

"No os volváis locos, que nadie le insulta por el color de su piel ni por los regates o goles, le dicen de todo porque en el campo tu jugador es tonto". Que VINICIUS NO ES NEGRO.