En total, 53 aspirantes se presentaron inicialmente en la fase de preselección por vídeo
El Brote en el LAVA
La Compañía Criolla (Argentina) llegó a la Sala Concha Velasco del LAVA con su obra El Brote y puso a cavilar al público que llenaba la sala. La interpretación de Roberto Peloni, para decirlo rápido y pronto nos sorprendió gratamente a todos. El teatro del bueno siempre es un ejercicio de empatía porque presenta situaciones distintas y permite identificarse con los personajes que aparecen en escena.
La Sala Concha Velasco del LAVA se ha convertido esta noche en un espacio revolucionario. Estamos a punto de presenciar Antígona, la tragedia de Sófocles por un solo actor: Roberto Peloni que exige al espectador un pensamiento crítico. Tienes que elegir entre morbo y talento. El Brote somete al público al Tercer Grado.
Creonte, Antígona, Ismene, Eurídice de Tebas, Tiresias, todo es Roberto Peloni. Va relatando, desgranando los acontecimientos de los personajes, pero también a las personas que los interpretan. Sus miedos, sus envidias, sus celos… con un final sorprendente y brillante.
Tanta imagen y tanta superficialidad va acabar por atrofiar al público que todo le parece bien. Los actores y las actrices también saben que al público se le convence con cuatro carantoñas y un poco de peloteo. En El Brote al público se le exige que "se atreva a pensar por sí mismo". Que no crea en lo evidente. Que no crea ni en la autoridad ni en los expertos. Que se aleje del narcisismo; que se aleje de los populismos.
Porque en El Brote se huye desde el minuto uno de respuestas fáciles. Aquí lo que hay es un actor como la copa de un pino que somete al espectador a vivir en la incertidumbre durante noventa minutos. Hay momentos para reflexionar, para analizar nuestro mundo interior y dialogar con él.
Cada vez nos cuesta más narrarnos a nosotros mismos. Los personajes que interpreta magistralmente Roberto Pelosi hasta llegar a matar a un compañero de reparto por conseguir su papel y dar con sus huesos en la cárcel donde ejerce de director y dramaturgo, defienden la ficción, defienden el teatro como la herramienta fundamental para buscar el diálogo y la empatía y ser otros.
Como bien explica la psicoanalista Lola López Mondéjar, los móviles, las redes sociales, la precariedad laboral y, el general, el capitalismo digital nos impide elabora un relato que nos ayude a entendernos y a saber quiénes somos, y qué queremos y que podemos hacer.
La riqueza de El Brote radica fundamentalmente en mostramos que el teatro siempre es una ventana para mirar el mundo y para averiguar que la realidad es ambigua. Esa ambigüedad es la riqueza de la vida y la riqueza del teatro.