Nuevo artículo de opinión, como cada lunes, de Guillermo Delgado
Kit de emergencia
Nuevo artículo de opinión, como cada lunes, de Guillermo Delgado
Definitivamente una parte de la sociedad está enferma, manipulada, dirigida, perdida. El primer síntoma se dio en nuestra ciudad hace unos años, durante las fiestas que celebramos con casetas en las calles y conciertos en la Plaza Mayor. A alguien se le ocurrió que sería bueno para entrar en el Record Guinness que la gente se comprara un plátano y se le comiera en la Acera de Recoletos para que el comisario certificara que era en nuestra ciudad donde más gente se había reunido para comer juntos un plátano a la vez. En la frutería donde habitualmente compro piezas sueltas, se quedaron sin plátanos.
Al regresar a casa con tres manzanas, medio kilo de naranjas y dos peras de agua, me tuve que sentar un rato tranquilo para asimilar la iniciativa. Un iluminado tiene una idea después de tomarse la medicina que le había recetado el médico y siete mil personas le siguen, creen en su idea, compran los plátanos a los hijos y se tiran dos horas en una explanada con la pieza de la fruta de la mano, hasta que el presentador del acto certifica que hemos logrado el Record Guinness. De vuelta a casa y la cascara al contenedor.
Ahora nos aconsejan que para sobrevivir a la guerra que puede llegar en breve hay que tener una linterna con pilas de repuesto y una lata de atún. Las ferreterías se han quedado sin linternas y los packs de tres latas de atún se han vaciado de los estantes de nuestros supermercados. Bosé asegura que las vacunas fueron perjudiciales para la salud, Ayuso declara que estamos viviendo una época de terror en España como no se ha conocido antes, Carlos Herrera cada mañana a las ocho nos recuerda que el país se ha roto y no vivimos en una democracia plena, Jiménez Losantos asegura que ETA sigue más viva que nunca y en El Cascabel vaticinan que la ruina que se nos viene será difícil de recuperar en las próximas dos décadas.
A veces sueño que algún iluminado nos aconsejase seguir caminando por los pinares a pesar de la lluvia, que llenásemos los teatros y las librerías, que sigamos abrazando a nuestros padres hasta que nos duelan los brazos, que perdonemos a nuestros adolescentes sus ilusiones y que visitemos a nuestros mayores más a menudo en las residencias. Si en breve se va a acabar el mundo que nos pille en la casa de la mujer a la que amamos, con una botella de vino, una canción para bailar descalzos, un libro en la mesilla para soñar y una cama con sábanas de esas que guardan el olor del perfume de la piel, después de ser amada.
Una parte de la sociedad está enferma y necesitan para salvarse tener en casa un KIT DE EMERGENCIA.