09/01/2025
El PSOE de Castilla y León cambia de líder. Estaba cantado, lo escribí en este blog el pasado mes de octubre. Luis Tudanca había caído en desgracia en Ferraz por contrariar al líder supremo del socialismo patrio al atreverse a criticar decisiones del Gobierno, como los indultos del 'procés' o el llamado cupo catalán, y después de intentar adelantar las elecciones primarias del partido en la comunidad. Le va a sustituir Carlos Martínez, alcalde de Soria, el designado desde las altas esferas del partido, aunque él lo cuente de otro modo.
A Castilla y León no viene a hacerse cargo del partido ningún ministro, como es el caso de Madrid (Óscar López), Andalucía (María Jesús Montero) o Aragón (Pilar Alegría). Tengo dudas sobre si es porque este territorio pinta poco en la baraja nacional o es que no hay valor en la bancada del Ejecutivo para venir a fajarse en las urnas, dados los precedentes y las encuestas electorales del momento. O ambas cuestiones.
La paradoja de este cambio en la dirección socialista en la comunidad podemos encontrarla en que Martínez apoyó en su día a Susana Díaz en las primarias nacionales. En el bando contrario, el de los ganadores, estaba Tudanca, que entonces depositó su confianza en Pedro Sánchez. Lo que las primarias le dan a unos, la ausencia de las mismas se lo quitan a otros. Cosas de la política interna del momento en el PSOE.
Frente a otros sonoros fracasos, Luis Tudanca ha sido un digno secretario general de los socialistas de Castilla y León. Cogió el partido hecho unos zorros después del paso por aquí de Óscar López, ahora bendecido y vanagloriado ariete del PSOE contra la maligna Isabel Díaz Ayuso. Ganó las elecciones autonómicas de 2019 en esta comunidad autónoma pero no logró gobernar por decisión de Ciudadanos. El mejor resultado de su partido desde los tiempos del bueno de Demetrio Madrid.
A Tudanca le han dejado sólo sus huestes. Tan sólo los más cercanos y algunos dirigentes con personalidad le han mostrado su apoyo público. Unas cuantas llamadas desde la sede nacional del partido (y desde Moncloa) han servido para encarrilar a los disidentes, aquellos que estaban dispuestos a presentar batalla ante los designios del supremo hacedor socialista. Tudanca se ha ido con la manida explicación de que ha sido una decisión personal, aunque lo cierto es que la decisión personal hay que atribuírsela a Pedro Sánchez. De este modo, Tudanca podrá seguir teniendo futuro al abrigo de algún cargo público. Al tiempo.
El elegido sucesor, Carlos Martínez, ha demostrado su valía y su talante al frente del Consistorio de Soria, donde viene manteniendo una serie de mayorías absolutas, que prueban que lo tiene que estar haciendo bien. Llega como un revulsivo, con el objetivo del rearme ideológico de los socialistas de Castilla y León, que llevan sin pisar moqueta en el vallisoletano Colegio de la Asunción desde 1987. Tarea tiene por delante porque la frustración del PSOE regional aumenta proporcionalmente a cada ciclo electoral autonómico.
Tudanca se ha marchado diciendo ante los medios de comunicación que sus adversarios "están siempre fuera del partido". No es cierto del todo porque quiso seguir al frente de los socialistas de Castilla y León. Como él sabe mejor que nadie el 'fuego amigo' se lo ha llevado por delante, simplemente porque en la dirección nacional de su partido hay un contrastado nivel de obsesión con el poder territorial del PP y, sobre todo, porque "el que se mueve no sale en la foto", como advertía hace años Alfonso Guerra, ahora transformado en Santos Cerdán.