En el año 1953, el mundo se quedaba prendado por una excepcional Marilyn Monroe en la comedia musical 'Los caballeros las prefieren rubias', película que haré visto mil veces en mi vida y que, a pesar de lo excepcional que está Jane Russell, es una oda al prototipo de mujer exuberante que ha funcionado durante tanto tiempo de la mano de figuras como Madonna o Lady Di.

Sin embargo, ultimamente parece que ser rubia ha pasado de moda, con el trabajo que les ha costado a muchas luchar a diario con su color natural para conseguir el platino perfecto. Pero, ¿la rubia se nace o se hace?

Mi madre lleva diciendo toda su vida que ella era rubia, bueno, mi madre y un 85% de las mujeres de mi entorno. Se empeñan en enseñar fotos de sus albumes de la infancia, albumes que sí, efectivamente, están llenos de rubias. Rubias pequeñas que perdieron esa melena clara con el primer grano de la adolescencia. 

Una de mis mejores amigas lleva poniéndose rubia desde que tiene 15 o 16 años, sabiendo que eso implicaría dejar de tener un nombre o una idetidad y pasar a ser "la rubia" para la boca de alguien en absolutamente todos los sitios. El pelo rubio permite localizarte en cualquier parte. Ser rubia implica dejar de existir. 

Será por eso, o no, que todas las famosas han decidido abandonar la lucha con su raíz y dejar paso a una etapa más tranquila, y más morena. Empezó Hailey Biber, ejemplo de absolutamente todo aquel que quiera ir vestido según las últimas tendencias.

A la novia de Justin le siguió su sucedanea en España. La Pombo se lanzó al puerto seguro que supone un color castaño y detrás de ella vinieron todas las demás. En cosa de dos meses nos hemos quedado sin influencers rubias en el panorama nacional y, casi, internacional. 

Lo que queda claro es que ser rubia es cansado y difícil. Sobre todo cuando si no lo eres de nacimiento. Mi amiga Marina sufría cada vez que la peluquera le decía "es que tienes la base muy oscura" como si le estuviesen acusando de robar un bote de gel hidroalcohólico en Primor. 

Aclararse el pelo rutinariamente requiere de tiempo, esfuerzo, constancia, perseverancia y, para qué mentir, dinero. Pasar religiosamente por la peluquería cada mes no es gratis. Y muchas de las que me estéis leyendo, lo sabéis. 

Haced el favor de dejar de utilizar el 'de bote' como algo negativo cuando realmente la que no es rubia y se esfuerza en serlo, trabaja más que muchos mineros que llevan ya veinte años jubilados.

Lo que está claro es que se ha dejado de llevar. Si tú eres una de las que sufre por serlo, aprovecha la ocasión. Grandes firmas como Chanel o Yves Saint Laurent apuestan por estos tonos para las próximas temporadas y las influencers nos han dado su visto bueno. Como siempre, de la pasarela a Instagram y de Instagram, a la calle.

Eso sí, una vez que se prueba el rubio ya no hay vuelta atrás: las mechas son un viaje de no retorno. No sé qué va a deparar al futuro capilar que me rodea pero me cuesta creer que las rubias van a desaparecer. Si llevas diez años de tu vida, o más, queriendo serlo, seguirás con ese deseo. La rubia ni se nace, ni se hace. La rubia se es.