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Blázquez, 25 años después de oficiar el funeral de Miguel Ángel Blanco: "Aquello produjo un vuelco en el rechazo a ETA"

El hasta ahora arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, recuerda el funeral del concejal asesinado por ETA como el más "emotivo"

Blázquez, 25 años después de oficiar el funeral de Miguel Ángel Blanco: "Aquello produjo un vuelco en el rechazo a ETA"
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
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Se cumplen 25 años del secuestro y posterior asesinato del concejal popular de Ermua, Miguel Ángel Blanco, a manos de ETA. Aquella muerte puso de acuerdo a la mayoría de los españoles y supuso un antes y un después en la lucha contra la banda terrorista. Precisamente, el entonces obispo de Bilbao en 1997, monseñor Ricardo Blázquez recordaba, en una entrevista concedida a Tribuna Valladolid con motivo de su despedida como arzobispo de Valladolid, que aquel atentado "produjo un vuelco en el rechazo decidido dentro y fuera del terrorismo".

"Yo no puedo olvidar nunca el atentado de Miguel Ángel Blanco, las manifestaciones que hubo y el funeral que tuve que oficiar. Visité a la familia y estuve rezando en el hospital de Aránzazu. Participé en las manifestaciones que hubo", recuerda el cardenal Ricardo Blázquez, quien ha sido doce años arzobispo de la Diócesis de Valladolid y que el próximo 30 de julio será relevado por el hasta ahora obispo auxiliar, Luis Argüello.

Monseñor Blázquez llegó a Bilbao en 1995. Su destino anterior había sido Palencia, una diócesis muy diferente. En la entrevista concedida a TRIBUNA recordaba las dificultades que se encontró al llegar a la capital vizcaína. "El que fuera un obispo que no procedía del País Vasco podía ser un problema añadido". Así lo reconoció años más tardes el entonces lendakari, José Antonio Aradanza.

Pero con el talante y el diálogo que siempre ha demostrado el abulense, poco a poco, "las reservas y reticencias del principio se fueron venciendo y se produjo esa convergencia y sintonía", recordaba monseñor Blázquez. Quizá el momento más complicado de sus cinco años en Bilbao, llegó con el asesinato del concejal de Ermua.

Nada más conocer la noticia del secuestro de Miguel Ángel Blanco, Ricardo Blázquez visitó en su casa a la familia que estaba "destrozada". Más tarde, ya con el cuerpo sin vida del concejal asesinado por ETA en el hospital de Nuestra Señora de Aránzazu tuvo la oportunidad de rezar junto a su familia que era "hondamente religiososa". Dice el cardenal que fue el funeral que más le "conmovió".

En su homilía, en una abarrotada catedral de Bilbao ocupada por autoridades como el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar o el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, quiso estar "muy cerca de la familia" y "condenar el asesinato", además de exigir la desaparición de la banda terrorista ETA.

Preguntado por si hubo una cierta connivencia por parte de algunos sectores de la Iglesia, el cardenal lo tiene claro: "La Iglesia como tal siempre condenó la violencia. No digo que no hubiera habido personas con menos decisión que otras; e incluso haciendo también el juego de ?esto no, pero otras cosas tampoco?, una especie de equilibrio de rechazos. Fue un periodo muy penoso y cuando la Organización Terrorista ETA de una manera pública renunció a la violencia, ciertamente la sociedad sintió un alivio. Fue un capítulo muy duro, oscuro y penoso".