Diana Mongil, dueña de un puesto de palmas: "La juventud ha perdido la tradición de comprar palmas"

A falta de horas para de que llegue el Domingo de Ramos, los vendedores de estos ornamentos preparan sus puestos para dar la bienvenida a la Semana Santa

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Diana Mongil, dueña de un puesto de palmas: "La juventud ha perdido la tradición de comprar palmas"
Javier Hernán Bouzo
Javier Hernán Bouzo
Lectura estimada: 2 min.

El Domingo de Ramos comienza con la Procesión de las Palmas y, para acompañar a este desfile, los asistentes portan una palma ornamentada hecha de manera artesanal. A pesar de que la tradición se ha mantenido durante años, las nuevas generaciones no están tomando el relevo para continuar con la costumbre.

Diana Mongil, dueña del puesto de Plaza España, es la cuarta generación de vendedores de palmas que comenzó con su bisabuela, luego con su abuela, después con su madre y, por último, con ella. Lleva vendiendo palmas desde hace 20 años. "La gente de siempre sí que les gusta, la juventud va haciendo menos caso. Sobre todo son los niños y las personas mayores los que más compran" afirma Diana.

"La juventud ha perdido la tradición de comprar las palmas, pero hay que decir que la gente que es fiel a las cofradías sigue comprándolas el domingo de ramos" añade.

La situación económica por la que está pasando el mundo entero también les afecta, pero esto no les impide tener unos precios asequibles. "Aunque los precios hayan subido, en el puesto se han mantenido durante los últimos años. Si vendiéramos la palma al precio real no venderíamos ninguna", confirma Diana.

"Nosotros nos arriesgamos a pedir las palmas en diciembre, esto es un dinero que ponemos con antelación arriesgándonos al tiempo que vaya a hacer. El Ayuntamiento no tiene en cuenta ese dato y cada vez nos cobra más dinero por el sitio en la Plaza. Podían tener en cuenta de que somos una familia que nos arriesgamos a traer una cosa que si te suspenden la procesión te tienes que comer y hay que tirar", reclama la tendera.

3 Comentarios

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usuario anonimo hace 5 horas
Qué bonitas quedan colgadas de las ventanas estas palmas, una vez ha pasado la Semana Santa, y cuánta ilusión les hace especialmente a los pequeños cuando se les regala
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usuario anonimo hace 10 horas
Esta es una costumbre clasista En mis tiempos de niño, las familas pobres recurriamos a las ramas de laurel,en el que se colocaban cosas de provecho, como frutas, rosquillas y algun dulce, luego ese laurel se conservaba para los guisos que hacian nuestras madres. Por otro lado las clases pudientes' compraban palmas que una vez utilizadas en la procesion se colocaban en las ventanas o bancones para exibir donde habia clase economica
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usuario anonimo hace 5 horas
No diga bobadas, que yo vivía en una casa de adobe sin agua y sí teníamos una palmita comprada y no nos arruinábamos. No sé de dónde sacaba usted el laurel, si no había palmas no era por el precio sino porque entonces no llegaban desde Levante que es donde las elaboran.
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