11/03/2025
Días horrorosos
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Hay días horrorosos, donde te dicen "espera" y no puedes esperar, si estás tumbado estás mal pues se te rompe la espalda, donde no te puedes sentar, y levantarte ni te lo planteas.
Son días que no eliges, al contrario, previamente te han puesto el reloj de la vida con la cuenta atrás. Con una fecha concreta de caducidad si no tomas medidas urgentes. Y las tomas.
Para ponerte en pie se necesitan tres personas, que te cogen como un guiñapo, un muñeco de trapo. Donde el dolor es insufrible por delante y por detrás. Te dicen que comas y el cuerpo no acepta ni dos miguitas de fruta, y como lo fuerces el resultado es horrible.
Donde ves lo largo del tiempo, ves los minutos de dos en dos. Lo malo es que ves todos, pues no puedes dormir.
Donde te planteas si vivir es la mejor opción. Y te das cuenta de que, aunque sea por pagar la deuda de los que te cuidaron con tanto cariño. Hay que vivir.
Días que tu mente no es tuya, va a su aire. Y como oigas dos palabras automáticamente haces una película, lo malo es que siempre son películas de terror con mucho color rojo.
Como asusta el color rojo. Donde la sangre para algunos es un líquido, y para ti un perseguidor.
Donde si piensas, lloras, si sientes, lloras. Si piensas las cosas bonitas de tu vida lloras, si piensas en tus seres queridos lloras, si piensas en lo que has vivido ayer lloras. Si piensas que te han hecho y como te lo han hecho, se te romper el alma porque el cuerpo ya está roto.
Donde intentas proteger a los tuyos no diciendo lo horrible que ves en tu mente, y se vuelve como un bumerán contra ti, pues necesitas sacarlo de dentro.
Ayuda la sonrisa de los tuyos, esa sonrisa en silencio, las caricias cariñosas en la mano.
Si eres el que ve el día horroroso en segunda persona, comprende que está al límite, no puede, y no puede más.
Son días en el que tu cuerpo se deteriora 20 años de golpe.
Y, cuando ya no puedes más, viene la heparina, un pinchazo en la barriga que escuece. Y tú al verlo solo puedes decir puf.
Los días horrorosos el que lo sufre es muy agradecido, pero al intentar hablar no sale ni la letra 'a' de agradecimiento.
Cuidado cómo vives, cuidado qué ves o lees, pues en los días horrorosos esas imágenes se dispararán solas.
Cuando alguien esté pasando un día horroroso, trátale bien, pues bastante tiene él o ella con lo que está pasando.
Los que no paséis días horrorosos aprovechar, agradece poder hablar, poder comer, poder andar, poder tocar, poder pensar sin llorar, y sobre todo poder dormir.
Tenemos un sistema sanitario de Champion con una calidad humana increíble, tenemos una juventud sanitaria entregada a nuestros mayores. Tenemos unos estudiantes de sanidad que aprenden de los mejores y ¡cómo aprenden! Esto nos ayudan a humanizar los días horrorosos.
Se pasan imágenes horribles, cómo te han roto el esternón, por qué tienes anemia si tú eras rico en hierro, cuánta sangre has perdido. Ves tus vómitos, ves tus cables no te atreves a mirar tus cicatrices pero sabes que están ahí.
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Hemingway dijo una vez: "En nuestras horas más duras, no necesitamos consejos"
Lo que realmente necesitamos es el poder de la conexión humana: una presencia, tranquila, un toque suave o el más pequeño gesto que nos recuerde que no estamos solos: estos actos de amor y solidaridad se convierten en el ancla que nos mantiene cuando la vida se siente abrumadora.
El dolor es una carga profundamente personal, y la adversidad es exclusivamente nuestra para afrontar, pero tu presencia silenciosa me dice que no tengo que enfrentarlo en aislamiento.
Es un recordatorio tranquilo, de que no importa lo perdido que me sienta, sigo siendo digno de amor y conexión.
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