La pasarela cierra con la promesa de una nueva era para atraer firmas, mientras el diseño español brilla con innovación, artesanía y sostenibilidad
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Muchos interrogantes, retos e ilusiones se han sucedido en las bambalinas de la pasarela de Madrid, que este domingo echa el cierre en la 81 edición con la mirada puesta en una nueva estrategia para atraer nuevas firmas.
Se prevén "cambios gordos", ha anunciado Valentina Suárez-Zuloaga nueva directora creativa de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM), al explicar que estos se van a producir a corto plazo.
El objetivo es atraer nuevas firmas y para ello pretende, de cara a la nueva edición de septiembre -la 82-, "cambios importantes, gordos" ha añadido Valentina Súarez-Zuloaga que considera que la moda "es espectáculo, pero también industria y negocio".
"MBFWMadrid es el trampolín de la moda española, con una historia y un peso que da respeto por lo que representa y ha representado a nivel internacional", ha subrayado la directora creativa, al destacar que en España hay talento, "un potencial espectacular".
A lo largo de cinco días han desfilado más de treinta diseñadores; la mayoría de los cuales han presentado moda de autor femenina, aunque algunos han incluido diseños masculinos.
En la pasarela han destacado las prendas para eventos especiales, entre ellas, la sastrería de Mans -premio L'Orèal a la mejor colección-, una serie de piezas para las que el diseñador Jaime Álvarez ha trabajado el terciopelo teniendo al creador Tom Ford como referente.
Álvarez (La Luisiana, Sevilla, 1994) también ha utilizado lanas de Scabal (Huddersfield-Inglaterra); tejidos que también ha lucido el espía más famoso de la gran pantalla, James Bond, cuando lo interpretaba Pierce Bosman, o don Vito Corleone, patriarca de una familia italiana y jefe de la mafia en Nueva York, interpretado por Marlon Brando.
Han llamado la atención los vestidos lenceros y pijamas, todos ellos con detalles art decó y bordados tridimensionales de Yolancris, firma, que fascina a famosas como Shakira, Beyonce o el clan Kardashian.
Con la tecnología como punto de partida, la diseñadora Isabel Sanchís ha presentado una propuesta femenina y poderosa en la que destacaron dos vestidos: el primero simula una flor que mueve sus pétalos y el segundo -con plumas- tiene una fibra óptica que se ilumina.
Junto a estas creaciones, Sanchís ha mostrado creaciones dramáticas con plisados que reinterpretan prendas de la moda urbana como son los pantalones vaqueros.
La nueva directora Suárez-Zuloaga ha resaltado la calidad de las firmas españolas, que también "seamos referentes en artesanía", pero que se "nos haya dado muy mal comunicar y vender".
La firma Pedro del Hierro ha rendido homenaje al flamenco y a esa época en la que Ava Gadner sucumbía al cante y baile de Carmen Amaya o Lola Flores.
El desfile que más público ha congregado ha sido el de Agatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960) que en colaboración con Humana -organización que promueve la protección del medio ambiente mediante la reutilización de textil- ha subido a la pasarela una colección con la intención de mover conciencias y apostar por la sostenibilidad.
Piezas que ha trabajado con tejidos nuevos, prendas 'vintage' y recursos de la ong. El resultado vestidos, abrigos y conjuntos coloristas y llenos de vida.
A lo largo de cinco días también han participado en esta pasarela Hannibal Laguna, Custo Barcelona o Lola Casademunt, by Mayte, un desfile que abrió y cerró la modelo Esther Cañadas.
Si algo ha caracterizado la 81 edición ha sido el protagonismo que han tenido los prescriptores de moda y creadores de contenido, así como el desfile de rostros conocidos entre ellos, Ella Travolta, Victoria Federica o el futbolista Enrick.
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