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La lucha de una madre por la salud de su hijo: "Cuando escuché la palabra 'tumor' se me vino el mundo encima"

La familia vallisoletana reivindica más ayuda presencial durante el proceso: "Se necesitan asociaciones que informen y acompañen a los pacientes"

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La lucha de una madre por la salud de su hijo: "Cuando escuché la palabra 'tumor' se me vino el mundo encima"
Miguel Ángel  Fernández
Miguel Ángel Fernández
Lectura estimada: 4 min.

Enfrentarse a una enfermedad como el cáncer siempre es complicado. Pero la escena se vuelve todavía más dura si quien es diagnosticado es tu hijo y esta pesadilla llega cuando tu pequeño aun es un niño. Esta es la historia de Marisa Parada, una madre coraje que puso freno a su vida y afrontó con arrojo y valentía la situación que la vida le tenía preparada y que supuso "un duro golpe" pero también "un importante aprendizaje".

Cada año, se diagnostican alrededor de 1.500 casos nuevos de cáncer en niños menores de 15 años en España, lo que representa un desafío significativo para las familias, los profesionales de la salud y las instituciones. A pesar de que el cáncer infantil es menos frecuente que en adultos, los avances en el diagnóstico temprano, la mejora de los tratamientos y la investigación han permitido que las tasas de supervivencia en la actualidad sean cada vez más altas.

"Todo comenzó un fatídico y caluroso mes de agosto", explica la madre de Alain en una entrevista en exclusiva a Tribuna Valladolid, en la que narra la batalla en la que tanto ella, como su marido y el resto de su familia, llevan luchando desde 2021.

La enfermedad apareció de la nada, sin esperarla y sin previo aviso, de un día para otro: "Él se encontraba bien, pero comenzó a ver doble y le llevamos a urgencias, tras muchas pruebas nos hicieron saber que habían encontrado un tumor en el cerebro".

Ante la pregunta de cómo vive una madre el diagnóstico de cáncer de su hijo, cuando este todavía es menor de edad, Marisa asegura que "te llega como un jarro de agua fría" y narra cómo supuso "un horror" afrontar que su hijo de adolescente, de 14 años, tenía que pasar por "un largo y complicado proceso" para poder curarse.

A pesar de que "se le vino el mundo encima" sacó fuerzas para acompañar y motivar a su pequeño que resultó ser el eje más optimista y esperanzador del núcleo familiar formado por cinco miembros: "Era quien nos animaba al resto".

"Veía doble porque se le había salido líquido del cerebro, como consecuencia de la presión que ejercía el tumor", declara. Alain vivó una primera operación para solucionar ese problema de vista y luego otra para extirpar el tumor maligno.

"Me pasé días investigando en internet para saber qué tipo de tumor tenía mi hijo y cómo podían los médicos salvarlo. Al fin y al cabo la preocupación era grande y mis conocimientos limitados. Por lo que empecé a buscar información", apunta.

Desorientación y muchas trabas

La mamá de Alain se encontró ante una difícil situación, por la gravedad de la enfermedad, que fue "todavía peor" ya que la edad de su hijo suponía que se encontraba en un limbo entre los niños y los adultos por lo que los médicos no tenían "demasiado claro" donde tratarlo: "En un primer momento lo derivaron al Río Hortega y luego trasladaron el expediente al Clínico".

Esas dudas supusieron un retraso en el tratamiento del joven: "Esperamos tres semanas a recibir los resultados y cuando llegaron, nos cambiaron de hospital. Asique nos tocó comenzar de nuevo". La familia vallisoletana estuvo a punto de enfrentarse a una nueva operación por quizá "haber tardado demasiado" en comenzar con el tratamiento. Afortunadamente, no fue necesario y pudo comenzar con su tratamiento de protonterapia.

Después de "cierta desorientación y muchas trabas" Alain comenzó a recuperarse con el tratamiento de quimioterapia, "a pesar de tener muchos efectos secundarios".

Dejarlo todo y priorizar lo importante

El padre de Alain y las otras dos hijas de la pareja se quedaron en Valladolid, mientras que Marisa y su hijo viajaron a Madrid para continuar con el proceso: "Fue un caos que trastocó mucho la logística familiar durante meses".

La pareja, que reside en Valladolid, pero no son originarios de la provincia, no tenía familia con quien dejar a sus dos hijas pequeñas: "Nos separamos y lo pasamos mal. Pero todo pasa. El tiempo es relativo y el objetivo que teníamos era darle prioridad a la salud de Alain".

Este año, el joven cumplirá 18 años ejerciendo una vida de plena normalidad: "Estamos muy contentos porque se ha recuperado muy bien, aunque cada vez que hay una revisión se nos encoje un poco el corazón pensando en lo que podría pasar".

Aconseja a otras madres que estén pasando por algo similar "que tengan esperanza" y se enfrenten "con energía" al cáncer: "Sí que hay salida. La mayoría de los tumores infantiles tienen solución".

La ayuda siempre es bienvenida

Marisa agradece la labor de los "excelentes" sanitarios que acompañaron a su familia en el proceso de la enfermedad y celebra "la calidad humana y profesional" de los médicos del Hospital Clínico de Valladolid. Aun así, solicita "más ayuda" para las familias que se enfrentan a una complicada y novedosa situación.

"Muchas veces no sabes cómo hacer según que cosas. Es necesario que haya más orientación. Las asociaciones como Pyfano y Campanilla son súper necesarias y sin ellas, el proceso sería todavía mucho más angustioso", declara y confiesa que "se echa de menos un trato más cercano como el que dan estas asociaciones que, a veces, no dan de sí. Es importantísimo ayudar a los profesionales que luego nos ayudan a nosotros. Hace mucha falta un contacto personal".