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Dedicado a esas mujeres que tienen que abandonar su hogar para evitar maltrato.
Estábamos esperando en la esquina, justo al lado de la pescadería. Metí en la maleta solo lo necesario y en la mochila de Santi, lo imprescindible y lo más rápido que pude.
De una furgoneta blanca sin ninguna rotulación ha bajado Estela, ha metido el equipaje en el maletero y nos hemos sentado en la parte trasera los dos.
El viaje ha durado algo más de hora y media. Algunas partes de la carretera eran conocidas, pero en los últimos kilómetros ya perdí toda la orientación; por esos parajes yo no había estado nunca.
Durante todo el trayecto me ha hecho muchas preguntas, pero utilizando un tono muy suave y con muchas pausas. Santi miraba por la ventana y por momentos apoyaba su cabeza en mi hombro. No ha dicho ni una palabra en todo el viaje ni se ha separado de la cantimplora que llevaba sujeta como un tesoro, con las dos manos.
La entrada es muy amplia y todo tiene mucha luz. En el patio interior además de muchas mecedoras hay plantas y tiestos de todas las clases que una pueda imaginar. Muy limpio y cuidado. Nos han enseñado el comedor, las habitaciones que están en la parte de arriba y las aulas grandes donde se reciben las clases.
A Santi le han servido un zumo y se le han llevado a que conociera el jardín. Yo he estado reunida con la directora durante una hora.
Los primeros días es obligatorio estar sin móvil, desde el fijo solo podré hacer una llamada a mi hermana a primera hora.
Los próximos meses, mínimo ocho, vamos a estar aquí. Los otros niños han llegado a la hora de la merienda, cada uno desde su colegio.
Nuestra habitación tiene dos camas, un baño propio y un gran armario.
Me han dado una hoja con las normas básicas, los horarios de las comidas y las clases.
Yo empiezo en una hora una reunión particular con la psicóloga del centro.
A las ocho y media, cuando estábamos a punto de sentarnos a cenar, me dijo la directora que la acompañara a su despacho.
Le habían detenido a la salida de su trabajo.
El nudo del estómago se me abrió por un momento, pude tomar el puré de calabacín y una rodaja de pescadilla. A Santi solo por ser el primer día le habían preparado una hamburguesa con una fuente de patatas fritas y un helado.
Me acabo de duchar y he ido a la cama a despertarle.
Me ha dado un beso y me ha dicho: "Hoy no me hecho pis".