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CROM: cuarenta años del heavy pucelano que llegó al top nacional

En 1984, un grupo de chicos del entorno de Maristas creó una banda de metal que desafió las convenciones de la época cantando en inglés y creando un sonido propio

CROM: cuarenta años del heavy pucelano que llegó al top nacional
De izquierda a derecha: Mimi, Deni, Gaby y Luis. Foto cedida a TRIBUNA
Rebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 8 min.
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Era el inicio de los años ochenta. España se despertaba a una nueva era. La Transición marcaba la agenda en el país y el mundo se abría a una nueva ola artística. Eran los tiempos de la "movida madrileña", de artistas icónicos como Alaska y los Pegamoides, Radio Futura y Nacha Pop. Sin embargo, esa década no se entiende sin el sonido más disruptivo jamás creado por el hombre: el heavy metal. Guitarras distorsionadas, largas melenas que dejaban en una ironía el corte de pelo de los Beatles y notas inusualmente altas para cantantes masculinos. El heavy impactó en el mundo y llegó a todos los rincones, incluido el colegio de Maristas de Valladolid, donde un grupo de jóvenes, sin saberlo, acabarían creando una banda mítica, que llegó al top nacional y que ahora, 40 años después, sigue siendo recordada por los más nostálgicos: CROM.

Eran los años ochenta y todo era posible. Deni, Gabi, Javi, Mimi y Fede, un grupo de amigos del entorno de Maristas empezaron a fantasear con tocar algo de música. No se sabe muy bien cómo llegó esa idea, pues los recuerdos se diluyen con los años, pero lo único cierto en aquel momento es que tenían todas las ganas y ningún conocimiento. Además, era muy difícil y muy caro conseguir instrumentos, y los heavies, al igual que los punkis, tenían fama de macarras. Aparte de eso, cada uno tenía sus referencias: Pink Floyd, The Who... Se juntaban en el trastero de Fede a practicar con elementos caseros tratando de imitar lo que conocían. "Yo tocaba la batería con unas baquetas que me compré y golpeando unos cojines", recuerda Gabi, único miembro de la banda que sigue en Valladolid. Mientras, las guitarras "las enganchaban a tocadiscos", cuenta. Entonces no había Youtube, ni siquiera vídeos en la tele aún y ninguno había ido en su vida a un concierto, pero escuchando la radio o acudiendo a verbenas, hallaron el modo de aprender. "Yo me ponía detrás de los baterías de las orquestas para ver cómo lo hacían", relata. La primera canción que ensayaron fue "la de Rocky" -'Eye of the tiger', de Survivor- y a base de practicar y de ponerle ganas, llegaron a hacer una primera actuación en el propio colegio de Maristas.


Gabi, Deni, Luis y Mimi.

Como la ilusión iba en aumento, la banda evolucionó, salieron Mimi y Fede y ficharon a Olga como cantante. Además, pasaron a ensayar en un local, y lo hacían todos los días. Por allí empezó a aprecer Luis Gadea, otro compañero del colegio que también tocaba en un grupo y que se acercaba siempre a verlos practicar. Con el tiempo, Olga saldría, Luis acabaría dejando su banda para formar parte de ese grupo de amigos y llegaría la formación definitiva. Luis, al bajo y la voz; Gabi, a la batería; Mimi volvió y se encargó de una de las guitarras, y Deni se encargó de la otra. "La entrada de Luis le dio el impulso definitivo", reconoce Gabi. Era el año 1984 y nacía CROM, un nombre elegido de un Dios nórdico del imaginario de Conan.

Inicios y primeros conciertos

Empezaban a aparecer los vídeos musicales en la tele y las referencias se multiplicaban. Iron Maiden, Van Halen, Metallica, Judas Priest... Además, Deni, de ascendencia francesa, traía en ocasiones discos comprados en el país galo que tardaban un año en llegar a España. "Nos trajo el Ride the Lightning, de Metallica y fue como ver a Dios", recuerda Luis Gadea desde su casa en California. "También dos de Manowar y los dos primeros de Mercyfull Fate. Esos discos los trillamos y nos influenciaron mucho en la primera época", apunta.

Cogían un poco de todos sin intención de ser ninguno. De igual modo que encontraron su camino para tocar, hallaron su sonido al andar, con una peculiaridad que desafiaba las convenciones de la época: decidieron componer y cantar en inglés. "Componíamos todos y lo hacíamos de oído. A lo mejor a Luis se le ocurría un riff, yo le añadía un ritmo...", detalla Gabi. "Alguien traía una idea y entonces todos trabajábamos", añade Luis. "En la primera maqueta metimos un par de canciones en español, pero decidimos cantar en inglés, porque era lo que nos gustaba y nos sonaba bien, y también que las letras tuvieran temática épica", indica el vocalista. Así, ese mismo año tocarían un concierto de presentación en el colegio San Juan de Ávila, en las Delicias, y ya durante las Fiestas de Valladolid, entonces San Mateo, se subieron al escenario de la Plaza Mayor donde la lanzaron "al mundo" sus temas. "Tuvimos nuestros 20 minutos de gloria", bromea Gabi.


Denis y Mimi. 

A partir de ese momento, su evolución se aceleró. Empezaron a grabar maquetas para potenciar su alcance. La primera, también en 1984, que aún incluía un par de temas en español, aprovecharon para enviarla a emisoras nacionales. "El Pirata ya nos metió desde el principio alguna canción". "No teníamos vergüenza", reconoce Gabi, a pesar de que el grupo aún se encontraba en un punto muy inicial. También Mariano García, de Discocross, dejó espacio en sus emisiones para este grupo pucelano emergente.

En este periodo, el crecimiento del grupo no se entiende sin la aparición de la figura de José Ramón Ruiz González 'Joserra', quien entró en la vida de CROM gracias a que era amigo de Luis y de su hermano David, otra persona esencial en esta historia. "José Ramón era un chico de Palencia que se dedicaba a organizar viajes a conciertos, como el mítico de Donington. Un día nos vino a ver y 'le encantamos'", rememora Gabi. "Él conocía al Pirata y al Mariskal y nos dijo 'yo os puedo conseguir entrevistas en revistas'", cuenta.


Recuerdos varios de CROM: Cartel de un concierto, entrada, recortes de revistas.

Joserra les concertó un concierto en el polideportivo de Canterac en el que compartieron cartel con otra formación llamada Osiris. "Nos dieron un revolcón", asegura Gabi, comparando el nivel que ellos tenían con el de un grupo ya profesional. "Eso sí, con ellos tocamos varias veces, y la distancia se fue acortando...", matiza. Ese concierto les sirvió para tener su primera reseña en la revista Heavy Rock y, no solo eso, también les llevó a tener su primera entrevista en la Emisión Pirata, en la radio nacional.

En 1985, con una actividad de conciertos cada vez más creciente, sacaron una segunda maqueta grabada ya toda en inglés en el estudio de Julio Castejón, de Asfalto, en Madrid. "Esa maqueta se mandó a un sello de Inglaterra", recuerda Luis, quien apunta que esta cinta la pinchó mucho Mariano García en su programa. Un año después, dos canciones de CROM fueron incluidas en un cassette de distribución nacional promovido por el colectivo Estandar Oil, una asociación que se creó en Valladolid con varios grupos de la época -los Nadie, Los Bumper o Disidentes u otros- que tenía como fin dar visibilidad al talento local.

Proyección nacional y primer disco

Todo este éxito animó a los miembros de CROM a grabar su primer disco. Era 1987 y la mayoría rondaban entonces los 20-21 años. Estaban ya en la universidad y no tenían dinero, así que pidieron un préstamo a sus padres para poder producirlo. "Nos costó 600.000 'pelas', que era un pastizal", recuerda Luis.

Así nació 'Steel for an age', producido por el mismo Castejón y editado por el sello Sniff. La portada fue diseñada  una  artista local que se llamaba Alicia Ruano y el logo del grupo por David Gadea, hermano de Luis y un 'quinto' miembro extraoficial del grupo. Este LP catapultó a la banda, a pesar de que, por alguna razón, el sonido no fue el deseado para sus miembros. "No sabemos que pasó. Durante la grabación todo fue bien, pero en la mezcla el sonido quedó fatal", indica Gabi. "Es una espinita que tenemos todos clavada", reconoce. "Aun así, la gente se fijaba en lo que proponíamos", recuerda. De hecho, este disco les sirvió para tener una reseña en la revista británica Kerrang y el grupo empezó a sumar giras nacionales. "Estuvimos en Zaragoza, Madrid, Barcelona, en pueblos de toda España...", enumera. "Tocamos con Barricada, con Muro e, incluso, con Paul Di Anno (ex Iron Maiden)", destaca Gabi. Eso sí, CROM no era ninguno de esos grupos. "No sonábamos como Barón Rojo o como Obús. Veíamos que lo que hacíamos, en España no lo hacía nadie", apunta. A este punto, ya salían todos los meses en publicaciones nacionales como el Heavy Rock o el Metalhammer y las radios nacionales cada vez pinchaban más su música y les llamaban para entrevistas.

Segundo disco

Estaban en la cresta de la ola. Tenían casi todos los temas para otro disco y grabaron otra maqueta. En esta ocasión lo hicieron en Valladolid, donde grabaron la primera, con Luis Moraleja. El segundo disco era cuestión de tiempo. Y no de mucho, pues llegaría en 1988. Fue Mariskal Romero quien apadrinó ese segundo trabajo. "Íbamos como un tiro y el Mariskal nos animó para hacer el segundo disco", recuerda Gabi. "Era verano. Cada uno estábamos en una punta y nos dijo 'puedo llamaros en cualquier momento'". Y al cabo de una semana les avisó para viajar a Ibiza, a los estudios Mediterráneo. Un sitio que elevaba a esta banda vallisoletana a un nuevo nivel. "Allí había grabado Queen, los Judas Priest... y se estaba grabando 24 horas. Era como una gran casa donde íbamos grabando cada uno de los instrumentos, cuando acababa uno, se iba a dormir y empezaba a grabar otro", rememora Gabi.  Fue el nacimiento de 'Wasteland', un trabajo que elevó aún más el listón: más reseñas, más entrevistas, más giras, más conciertos -incluyendo, de nuevo, la Plaza Mayor de Valladolid- e, increíblemente, problemas en la distribución del disco. "Íbamos a tocar a una ciudad y resulta que nuestro disco no estaba a la venta allí o solo había dos copias", lamentan.

Ellos seguían, no obstante, disfrutando de lo que hacían, aunque apenas les repartían parte de los beneficios. "Cubríamos gastos", dice Gabi. 'Wasteland' permitió a CROM tocar el cielo del momento. "Llegamos a plantearnos establecernos en Londres, pero algunos estábamos acabando la carrera y no queríamos tirarlo todo por la borda", señala.

Las obligaciones llevan a la disolución

Una decisión que resultó trascendente, pues habría supuesto dar el salto mundial y dedicarse íntegramente a la música. Pero, con los pies en el suelo, decidieron quedarse en Valladolid. Terminaron sus estudios, lo que, a su vez, obligó a prestar el servicio militar a quienes habían agotado las prórrogas; algunos empezaron su vida laboral, otros planeaban formar una familia... las responsabilidades se pusieron de por medio. Con los temas para un tercer disco ya escritos, la banda se disolvió. "Para mí fue muy duro", recuerda Gabi. "Estuve mucho tiempo sin querer saber nada de la música, porque me dolía demasiado", lamenta. Cada uno tomó su camino: Luis se fue a California, donde sigue; Denis, a Madrid; Mimi, a Menorca, y Gabi se quedó en Valladolid. El contacto no lo perdieron y, de hecho, las navidades pasadas "el pesado de Luis", bromea Gabi, "nos volvió a reunir para ensayar juntos". Un año antes, un amigo de Deni reeditó aquel primer disco, tratando de mejorar un poco el sonido y añadiendo algunos temas de las maquetas. Un CD que hoy se puede comprar en el Bar Sinatra de la capital, mientras que los derechos del segundo LP siguen en manos del Mariskal.

Y esta, señoras y señores; milenials, centenials, generación Z y alfas, es la historia de CROM. De aquel grupo de amigos de Valladolid que sin saber nada de música, encontraron el camino para tocar el cielo. Eran los años ochenta y todo era posible.