La procesión intimista del Cristo del Olvido pone el broche al Lunes Santo vallisoletano

Emotivo fue el encuentro con la Virgen Vulnerata en el Colegio de los Ingleses y el acto penitencial en la Plaza del Salvador en una noche fría

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La procesión intimista del Cristo del Olvido pone el broche al Lunes Santo vallisoletano
Cristo del Olvido. Foto: Sergio Borja
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
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En los aledaños de la iglesia de la Antigua la noche era desapacible y fría. Pero penitentes y espectadores aguardaban estoicamente que, a hombros, del templo rematado con campanario románico, saliera el Cristo del Olvido para iniciar la procesión de la Buena Muerte, que organiza la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre.

El crucificado de Pedro de Ávila fue saliendo a la noche vallisoletana con parsimonia, elegante y deseoso de recorrer las calles en busca del Colegio de los Ingleses, donde protagoniza cada año un emotivo encuentro con la Virgen de la Vulnerata.

El cortejo, que lleva el acompañamiento musical de la banda de cornetas y tambores de la Preciosísima Sangre, caminó por las calles Don Sancho, Merced, Pedro Barruecos, Fray Luis de León, Galera, Santuario y Plaza del Salvador, donde allí se celebró, como es habitual, un acto penitencial.

Desde allí, se enfiló Castelar, Regalado, Cánovas del Castillo, Catedral para llegar, de nuevo, a la Plaza de Portugalete y que el Cristo del Olvido fuera regresado al interior del templo de Santa María de la Antigua poniendo así fin a una procesión que, aunque fría, tuvo el calor de sus cofrades.

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