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Hay alguien en el bosque

La crítica cultural de Ágreda en TRIBUNA

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Hay alguien en el bosque
Foto: Nacho Carretero.
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
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Lo que pasó en la antigua Yugoslavia en los años noventa del siglo pasado aún sacude nuestras conciencias: lo saben los historiadores, que se afanan por explicar el exterminio sistemático del pueblo musulmán por motivos políticos, religiosos, etc., lo saben los amantes de la historia y el público que abarrota esta tarde la Sala Concha Velasco del LAVA.

El equipo Cultura y Conflicto se presenta con Hay alguien en el bosque y pretende que el público se asome al abismo de la banalidad del mal, por emplear la fórmula de Hannah Arendt y quiere que nos preguntemos cuales son los límites de la condición humana. La memoria de las víctimas; la memoria de las mujeres violadas y de las hijas nacidas de esas violaciones sobrevuela la atmósfera de la Sala Concha Velasco y sumerge al espectador en un universo de brutalidad, barbarie y desesperación. Y frustración, e impotencia.

Pretende, he dicho, pero no lo consigue, para qué me voy a andar por las ramas.  La verdad en la vida y la verdad en el teatro no son idénticas. Fundamentalmente porque le falta emoción y durante más de horas aquello se convierte en un refrito populista con ínfulas sociológicas sin un ápice de emoción. Lo primero que tiene que tocar el teatro es la emoción y Cultura y Conflicto ya veo que no lo trabaja.

El teatro solo de palabra resulta árido ¿quién no está de acuerdo con esto que ha dicho Boadella? Me interesa el teatro como arte y no como panfleto asambleario que es lo que me pareció Hay alguien en el bosque.  El tema puede ser transgresor, resulta evidente después de "sufrir" durante más de cien minutos, pero esta forma de presentarlo está más vista que el TBO.

Al teatro lo valoro por su calidad y por su belleza. Ahora lo político ha sustituido a la belleza. Y otra cosa: desde sus orígenes, el propósito del teatro ha sido convertir aquello que se finge en verdad. Y aquí se topa uno con Ariadna Gil que es incapaz de hacer visible la verdad, de llevar al espectador a ver más allá de lo visible y de emocionar el alma del espectador. ¡Qué decepción, Virgen Santa!

Del resto del elenco, poco que decir, a la mayoría les ví siempre por detrás de su personaje, sin el magnetismo que requiere este asunto de las violaciones, e incapaces de representar una realidad imaginaria para crear la ilusión de que eso que contemplas está ocurriendo por primera vez en la Sala Concha Velasco del LAVA.

Postdata. Ni todos los hombres son violadores, ni todos los catalanes son independentistas, ni todos los políticos son corruptos,  ni a todos los diplomáticos españoles le gusta el flan de huevo, ni todos los equipos de la Liga de Primera División de España quieren comprar al árbitro.

1 comentario

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josé antúnez 3/16/2023 - 10:01:25 AM
Qué pinta ahí esa postdata? Dices que “ahora lo político ha sustituido a la belleza” (falso, es más bien al contrario) y que “Me interesa el teatro como arte y no como panfleto asambleario” (estupendo, pero ambos son teatro) y pumba, en una crítica de teatro metes eso… es importante intentar ser coherente cuando uno critica lo que hacen otros!
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