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La música del azar

La crítica cultural de Ágreda en TRIBUNA

La música del azar
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
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Ir a un concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) en el CCMD es compartir una experiencia vital.  Cada vez que escuchas una obertura de Mozart o unas Variaciones de Richard Strauss es como si lo hicieras por primera vez. Por primera vez por varios factores: la atmósfera de la sala, los espectadores, los invitados y esta tarde compartir más de cien minutos con músicos de talla internacional: el director Alexander Liebreich, el violín y viola de Pinchas Zukerman y el violonchelo de Amanda Forsyth propicia que la música, el aire sonoro, reaviven las obras que vamos a escuchar.

La Obertura de Don Giovanni y el Concierto para violín y orquesta nº 5 de Mozart llega al oído de manera espontanea. Ver y escuchar al maestro Pinchas Zukerman es disfrutar del equilibrio y de la expresión en su estado puro.  Como el contenido emocional viene dictado por la propia música sobra cualquier aspaviento para la galería. Mozart compuso un minueto a los 3 años de edad y a partir de ese momento hasta su muerte escribió partituras llenas de belleza y verdad.

El rostro de Pinchas Zukerman se ha vuelto familiar en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD.  Es un músico, es un maestro que inspira confianza, decido y alerta. Da gusto verle y escucharle.  El sonido que sale de su violín es capaz de llevar al oyente a tierras extrañas. Porque cada vez que escuchamos a Mozart algo le pasa al oyente. ¿Cómo te afecta, que te dice esa música, que sientes...?

El sonido tiende al silencio, a no ser que se mantenga. Aparece en escena de manera deslumbrante la genial violonchelo Amanda Forsyth y ya solo con su presencia cautiva la sala. Los primeros compases de Don Quixote, op. 35, "Variaciones fantásticas sobre un tema de carácter caballeresco de Richard Strauss llevan consigo la auténtica expresión de la música". Amanda Forsyth es capaz de matices exquisitos, de colores bellísimos, domina la colatura y sobre todo es una maestra en la capacidad de absorber la partitura de Strauss con pasmosa facilidad y mostrar su esencia.

Alexander Liebreich que esta noche dirige la OSCyL posee la suficiente técnica para imprimir a la partitura de Strauss la precisión, fuerza y potencia para que todos los componentes de la orquesta demuestren su valía, su compromiso e implicación por hacer felices al público que les aplaudió a rabiar al finalizar el concierto.