El crimen machista del Paseo Zorrilla desencadenó que Castilla y León se "tiñera de luto" y Valladolid quedara "rota de dolor" tras conocer que un varón había asesinado a su pareja y a la hija de esta. El crimen se dio a conocer debido a la llamada del presunto asesino a su cuñado confirmándole lo que después se sospechaba. Es decir, que era el autor de las muertes de Paloma Pinedo y de la pequeña India, que iba a cumplir 8 años en marzo.

Eso conllevó a que el cuñado alertara al 112 de lo sucedido y, acto seguido, la Policía Nacional desplegó su operativo, tal y como confirmó la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones. "A las 3.12 de la madrugada el 112 recibe una llamada de un señor que dice que le ha llamado su cuñado diciendo: 'He matado a Paloma'. A partir de ahí, la Policía Nacional despliega todo el operativo para intentar localizar a las víctimas. En un primer momento, van al edificio, hablan con los vecinos, pero no tienen claro que sea esa la ubicación donde se ha producido el crimen. Finalmente, llega la familia, pero la llave está puesta por dentro. Por eso, la Policía tiene que ser auxiliada por los Bomberos para entrar en la vivienda. Al entrar, se encuentran muertas a Paloma y a India y a un sujeto con heridas compatibles con habérselas provocado así mismo. El presunto asesino, después de acabar con la vida de Paloma y de India, intentó hacer lo mismo con la suya", explica.

PERO... ¿QUÉ PASÓ DESDE QUE LA POLICÍA LLEGÓ AL EDIFICIO HASTA LA LLEGADA DE LOS BOMBEROS?

Como contextualizó Barcones, los Bomberos fueron los que ayudaron a los agentes a acceder a la vivienda. Sin embargo, este hecho no ocurrió hasta pasadas las 05.00 de la mañana. Según ha podido saber Tribuna Valladolid, los Bomberos recibieron la alerta a las 05.08, a las 05.15 llegaron al Paseo Zorrilla y, finalmente, a las 05.41 se retiraron. Aun así y, aunque tardaron menos de media hora en entrar al inmueble a través de la ventana, las dos horas previas al mencionado acontecimiento estuvieron cargadas de llamadas, investigaciones y de tensión donde la Policía Nacional cobra protagonismo. 

Los policías, después de conocer que se trataba de un caso de violencia de género, fueron siguiendo los pasos necesarios para ubicar el crimen. Primero, tuvieron que realizar varias llamadas para saber con certeza si el portal número 66 del Paseo Zorrilla era el origen de las dos muertes. Segundo, y ya en la citada vía, hablaron con el vecindario, aunque este no le confirmó la existencia del presunto asesino y de la mujer y de la niña porque no habían escuchado nada al respecto y menos en ese piso porque pensaban que incluso estaba deshabitado. Por ello, se pusieron en contacto con los familiares por si ellos tenían las llaves de la vivienda. Uno de ellos acudió, el cual vive fuera de Valladolid, y al comprobar que la llave estaba puesta, los agentes estuvieron obligados a llamar a los Bomberos para que estos colaboraran en el suceso y, con esa ayuda, poder acceder al inmueble. 

Estos últimos (seis efectivos en total), entraron a la vivienda, junto a los policías, por la ventana con un vehículo autoescala, a pesar de que lo estaban intentando por la puerta de la casa para poder tener estas dos opciones, aunque solo una de ellas fue viable. Ya en el interior de la vivienda, los Bomberos abrieron la puerta desde dentro y los agentes vieron lo que había sucedido, detuvieron al presunto asesino y se llevaron los cadáveres del lugar.

Estos hechos ocurrieron desde las 03.12 hasta las 05.41, que fueron las dos horas y media decisivas que resumen la labor policial antes de que estos descubrieran que el señor, el cuñado de David, estaba, desgraciadamente, en lo cierto.