circle
Reels

Piden trece años de cárcel por quebrantar la orden de protección y retener durante cuatro días a su expareja

Su hermano también está acusado tras ser conocedor de la situación y no auxiliar a la víctima

Piden trece años de cárcel por quebrantar la orden de protección y retener durante cuatro días a su expareja
Eva Martínez Miguel
Eva Martínez Miguel
Lectura estimada: 3 min.
Última actualización: 

El próximo 29 de noviembre se celebra en Valladolid el juicio oral contra los hermanos A.H.G y J.R.H.G, a quienes la fiscalía acusa de la retención de la expareja del primero de ellos en diciembre de 2021 durante cuatro días en el domicilio de ella. El segundo acusado perfecto conocedor de la situación, no auxilió a la víctima.

El segundo acusado deberá responder ante la fiscalía, por un delito que podría llevarle a prisión cerca de cinco años. Su hermano al que se le aplican agravantes de reincidencia y parentesco, se podría enfrentar a una condena de doce años y nueve meses. Esto se debe ya que a dicho delito, la acusación pública le añade un delito continuado de quebrantamiento de medidas cautelares, otro continuado de amenazas, dos de maltrato en el ámbito de la violencia de género, uno de coacciones, otro leve de injurias y dos leves de daños.

La acusación pública suma además para A.H.G, siete años y dos meses de prisión, quince días de localización permanente, multa de 360 euros y diecisiete años de prohibición de aproximarse al domicilio de la víctima o comunicarse con ella. En concepto de indemnización, A.H.G debería abonar al Sacyl 101 euros por los gastos derivados de la asistencia prestada a su exnovia y a ésta en la cantidad que se determine en ejecución de sentencia.

El principal acusado mantuvo una relación de pareja con la víctima de casi un año, entre enero y el 20 de noviembre de 2021. Dos días después de la ruptura, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer dictó una orden de protección que prohibía al varón acercarse al domicilio de ella con motivo de la denuncia que había interpuesto.

Pese a ello, el 13 de diciembre el acusado la abordó en la calle Portillo de Balboa cuando se dirigía a su trabajo en una cafetería y, tras ser recriminado por la víctima, la amenazó con matar a sus padres y su hermano. Al ver en el lugar un coche de la policía, A.H.G, siempre según la versión del fiscal, abandonó el lugar corriendo, no sin antes arrebatar a su ex las llaves de casa que llevaba en el bolso y advertirle que la mataría si le denunciaba.

Terminada la jornada laboral, la mujer fue abordada de nuevo y, tras amenazarla ahora con matar sus mascotas, la obligó a ir a comisaría para decir a la policía que la persona que la había abordado cuando iba a trabajar era su hermano, el otro acusado.

A la salida de comisaría A.H.G y su expareja fueron al domicilio de ella, donde pernoctaron, pero cuando a la mañana siguiente la mujer se disponía a salir para acudir al trabajo, el acusado se lo impidió y la dejó encerrada. Pidió auxilio enviando un mensaje de texto al hermano de su captor, quien el día 15 les llevó comida pero no hizo nada por evitar que se prolongara el cautiverio.

El encierro se prolongó hasta el día 17, con horas de tensión en las que A.H.G, con sospechas de una nueva relación entre la mujer y el jefe de ésta, advirtió que solo la dejaría salir si le confesaba quién era la persona que le gustaba. Fue finalmente ese mismo día, cuando ella logró huir de casa para acudir a la cafetería para recoger el finiquito, ya que había sido despedida por no haber ido a trabajar, y luego se refugió en casa de su abuela. Entre tanto, A.H.G no cesó de mandarle mensajes increpándole y exigiéndole que volviera a casa.

No contento con ello, el acusado se personó la madrugada del 18 de diciembre en la vivienda de la abuela de la víctima, rompió la puerta de entrada de una patada y ya dentro le arrebató y destrozó el móvil con el que la mujer había dado la voz de alarma a la policía, la agarró y agredió físicamente.

Esta situación se puso fin con la llegada de la policía, a pesar de que inicialmente el acusado amenazó a la víctima para que no abriera la puerta a los agentes. Como consecuencia de estos hechos, la víctima sufrió distintos hematomas y una crisis de ansiedad de la que tuvo que ser tratada.