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Cuando el amor por el Real Valladolid une a una "familia" de aficionados
Los seis, en la redacción de Tribuna Valladolid.
Alejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
Lectura estimada: 4 min.

El Real Valladolid no solo genera alegrías, enfados y diferentes emociones por los resultados deportivos, sino también una conexión entre sus aficionados como ocurre en el ejemplo que tenemos delante. De estar en casa viéndolo por la tele a presenciarlo en directo, hay una gran diferencia, pero cuando se forma un grupo entre varios simpatizantes blanquivioleta puede provocar una experiencia que va más allá de lo puramente deportivo, ya que se puede convertir en amistad e incluso, de alguna u otra forma, en "familia"

Antonio Garrido, Luismi Quintana, David Inclán, José Luis Gutiérrez, David Cuaresma y Rubén Mayo, o lo que es lo mismo, el conocido 'Comando Ibiza' viajan, según la disponibilidad de cada uno por diversos motivos, a ver a su Pucela, ya sea en Girona o en Cádiz, por trazar una línea entre dos puntos extremos de España. Sin embargo, el camino previo a formar dicha amistad no ha sido nada sencillo porque muchos de ellos no se conocían. "Viajaba antes yo solo, pero en Las Palmas, en el primer partido de la temporada pasada, me crucé con Luismi Quintana en la playa. Esa fue la primera vez que hablé con él. Cenamos esos tres días y, a partir de ahí, siempre quedábamos los dos. De hecho, estuvimos viajando mucho. Al resto les conocía por Benita y Amilia que van en los autocares de los viajes de las peñas", comenta Garrido a Tribuna Valladolid.

"Con José, por ejemplo, ya nos vimos en Tenerife, que nos tocó en la misma fila del avión cuando ascendimos con Mendi. Con el paso de los años, nos hemos vuelto a reencontrar con el Comando Ibiza. Nos hemos ido conociendo porque no éramos de la pandilla por decirlo de alguna manera", explica Quintana.

En el caso de Mayo y Cuaresma, ambos se conocieron por un "amigo en común", el cual fue la llave que abrió la puerta a la amistad actual, que utilizan, además, para viajar juntos para ver al Real Valladolid. Inclán, por su parte, se vió las caras en San Sebastián con un José que ya aprovechó para presentar a David a los otros dos aficionados citados. En Ibiza, de hecho, fue el punto de partida porque es donde se vieron todos y en la vuelta a Valladolid, fue el periodista deportivo Luis Alberto Vaquero el que ya les denominó así. "El nombre antiguo del grupo de WhatsApp se llamaba 'Vamos a Ibiza, a subir'"señala Mayo.

En esta temporada, a algún viaje no han podido ir todos por diversas causas, aunque ha sido Garrido el que, hasta el momento, no ha fallado. "Somos ocho en total, pero somos nosotros seis los que viajamos. En cambio, Luismi y yo no pudimos ir a Girona. David, por ejemplo, tampoco. José no fue a Pamplona por trabajo. Así que Garrido es el único que ha ido a todos los desplazamientos. Es una locura lo de Antonio. Pacheta, cada vez que le ve, se acerca. Es impresionante. Nosotros siempre vamos a ver a los jugadores al hotel", explica Rubén.

LOS RESULTADOS Y SUS REACCIONES

Toda esta ruleta de emociones se ve modificada, además, por el resultado que coseche el Pucela, ya que cada uno reacciona de una manera distinta. "Hemos tenido subidas de tono, pero el Comando Ibiza nunca se separa. Pasa media hora y nos volvemos a ver para abrazarnos. Garrido se enfadó con David Cuaresma en el partido del Espanyol porque hubo jugadores que no se acercaron a despedirnos después de la derrota. Y ese detalle no le gustó a David", reconoce.

En este sentido, Inclán considera que "si no es por Roque", no habría muchos jugadores "aplaudiendo a los aficionados que fuimos para allá". Sin embargo, las reacciones acabaron con final feliz porque como dice Mayo: "Somos del Real Valladolid, gane, pierda o empate". De hecho, Quintana considera que fue un "calentón" porque alguno es "más positivo que otro".

CONEXIÓN FAMILIAR

Tantas experiencias e incluso convivencias que han llevado consigo algún viaje, ha hecho a este grupo crecer su amistad hasta niveles inimaginables como es el caso de Rubén Mayo y Antonio Garrido. "Me levanto por la mañana y, lo primero que hago, es llamar a Garrido. Viene conmigo a donde voy a trabajar porque estamos en videollamada hablando. Somos un grupo, que se ha formado por el fútbol, con una amistad tan grande como una familia. En el Camp Nou, por ejemplo, Garrido y Luismi estaban sentados en una parte del campo que nos suponía pagar casi 200 euros por cada entrada, pero el objetivo no era gastarse más o menos, sino ver el partido con ellos. El Comando Ibiza somos uno", explica Mayo.

Además, al ser preguntados por cómo gestionan los eventos para viajar, alguno ha tenido que cancelar un determinado número de compromisos y otros, si es posible, "todos" como apunta Gutiérrez porque, entre semana no se ven tanto hasta que llega el día del partido, aunque no pierden el contacto. "Hablamos por el WhatsApp todos los días... Hemos estado todo el verano comentando los fichajes... Alguna vez, te encuentras con 185 mensajes", comenta Quintana.

ESFUERZO ECONÓMICO

El coste de la derrota, en el aspecto deportivo, puede suponer también una pérdida económica, aunque lo más importante sea el resultado en sí. Este grupo de aficionados, con todo y con ello, trabajan y ahorran con el fin de que, cuando llegue el partido del equipo a domicilio, puedan estar todos juntos de nuevo. "Aquí no hay millonarios. Por ejemplo, yo no fumo, no bebo, no salgo de fiesta, mis ahorros van destinados a los viajes para ver al Real Valladolid. Es mi vida", sostiene Mayo.

"Mi hobby es viajar. Si antes ahorraba para comprarme un capricho, ahora lo hago para irme con ellos, que es donde disfruto. Me lo paso mucho mejor", añade Cuaresma. Inclán, en este sentido, cree que viendo al Pucela "desconectas" porque una victoria supone "una alegría tremenda", opinión, además, que comparte Gutiérrez. Quintana también ve lo mismo que sus compañeros porque para él supone una "nueva" etapa en su vida.

En el caso de Garrido, el esfuerzo del aficionado blanquivioleta se ha visto recompensado, con el paso de los años, superando una muerte familiar, algo que agradece al club porque es el que, realmente, le alegraba los días: "Algún partido me he perdido por la salud y si no es por eso, iré a todos. No tengo ningún vicio. Mi vicio es el Real ValladolidDe hecho, por la tele no puedo ver al equipo porque me pongo muy nervioso".

"Me quedé viudo hace seis años y el equipo me ha ayudado mucho a poder superarlo. Lo que estoy viviendo ahora no se puede comparar. No hay palabras para describirlo", continúa.

Entre tantas historias, lo que está claro es que el libro del 'Comando Ibiza' tendrá el capítulo de Bilbao antes de que llegue el parón porque ya no será hasta 2023 prácticamente (nuevo partido a domicilio) cuando el amor por el Real Valladolid vuelva a unir a esta "familia"