Tengo que decir muchas cosas sobre Pelo de foca y Ultraligera, pero la primera es que ya era hora de sacar un álbum tan ansiado por los que continuamente venimos buscando novedades en esta escena. Tan ansiado y tan anunciado con múltiples singles desde hace meses. No soy partidario de esta opción, pero el cambio del grupo también responde a cuestiones de marketing, lanzamiento, estética y todo lo que rodea a la música en sí.

Desde que en el verano de 2023 los viera 'teloneando' a Kitai en Peñafiel, han pasado muchas cosas. Para empezar, el grupo de nombre ruso casi desaparece, para volver de nuevo en próximas fechas, según lo anunciado en sus redes sociales. El intento con Sean Marlholm salió mal, algo que no por presumible deja de ser triste. Por contra, Gisme y sus compañeros, que se movían sobre el escenario menos que las estaciones en el calendario, han cambiado. Lo dicen ellos mismos en uno de sus nuevos temas, lo individualiza el cantante en Mírame: "Y quiero que me mires y digas: joder, qué cabrón, cuánto ha cambiado".

Precisamente esta canción es buen ejemplo de una de las fortalezas más grandes de la banda. Son un grupo muy polifacético, así que, por favor, para todos aquellos que crean que estamos ante un nuevo grupo que llenará un Wizink a media asta o que no son más que otro Lala Love You con el pelo largo: escuchen el puñetero disco. Y escuchándolo encontrarán temas como el ya citado Mírame, que, para llegar a un pop bastante canónico, comienza de una forma que a mí recuerda inequívocamente a C. Tangana en su versión El Madrileño.

Más pop aún es Luna cansada. Es tan pop que parece otra canción de pijos Blue Banana. En cualquier otro grupo esto sería una crítica bastante grave, pero en Ultraligera no, porque son capaces de hacer rock y otras cosas. Esto ya nos lo habían demostrado en Silla de mimbre o Tú no lo ves. No quiero hablar en exceso de las canciones que ya conocíamos antes de la publicación del álbum, salvo para hablar de la siguiente característica que define al grupo, porque las tenemos bastante escuchadas a estas alturas.

La siguiente arista que creo que define a Ultraligera, y en esto sí son casi únicos dentro del panorama que ya les cobija en los festivales, es su narratividad. Ultraligera sí cuenta historias, con su presentación, nudo y desenlace. ¿Se acuerdan de la canción Pacto entre caballeros del gran Sabina? Pues bien, como Sabina es tan poeta como cantante (de hecho, escribe bastante mejor que canta), puede llegar a contarnos en una canción un atraco sufrido y la posterior deriva de una noche de desenfreno con sus agresores. La canción en cuestión se inserta en el álbum Hotel, dulce hotel, y es curioso que el tema de Ultraligera que mejor ejemplifica que saben narrar y cantar, que pueden contar una historia dentro de una canción, se titule Matanza en el hotel.

En este espacio estoy continuamente reivindicando el valor de las letras de las canciones. Si un grupo como Ultraligera construye una historia tan genial como la de Matanza en el hotel, hay que destacarlo. Porque lo fácil es lo que hacen ellos mismos en Me miras mal: infiltrar un par de estrofas de expresión pseudoamorosa con algunas rimas cuestionables (yo/merezco, marrón/centro) entre un estribillo pegadizo y de alto ritmo melódico con la palabra 'gusiluz' quebrándolo todo. Sí, está jodido rimar en asonante con la 'u', pero en tres minutos que se despacha la canción se podría haber intentado otra cosa. Claro, que el resultado es mucho mejor y más fresco que el 99% de canciones que salen a la luz, pero en Pelo de foca demuestran que puedan hacerlo mejor.

El tercer punto por el que sobresale Ultraligera es el inicio de sus canciones. Cómo empezar y terminar un texto es otro rasgo de macroestructura que domina a la perfección Ultraligera, pero es en el inicio donde merecen un halago aún mayor. Pónganse, por ejemplo, desde el segundo cero Barco de carga, una de las canciones más brillantes entre aquellas que no habíamos conocido hasta ahora. Desde la melodía inicial hasta la metáfora inducida del barco de carga. Por cierto, quiero aprovechar la mención de este tema para encumbrarlo a la categoría de bandera generacional. Ultraligera también puede hacer este tipo de cosas, pese a que ellos mismos sepan que tienen que componer otras cosas como San Valentín para poder llegar al número de fieles que les corresponde.

Ligado a esto último, me gustaría destacar la última gran característica de Ultraligera y Pelo de foca. Ya he hablado de su mutabilidad sobresaliente, de su maestría en la narratología y del genial inicio de muchas de sus canciones. Por encima de estas características, y de otras muchas que alguien con conocimientos reales de música pueda hallar, el grupo tiene muy claro qué puede hacer y qué debe hacer para alcanzar el éxito. No es un grupo más por lo primero, pero sí quiere serlo para lo segundo. Tenemos que contextualizarlos y remitirnos a la evidencia de que Pelo de foca es su primer álbum. No es habitual que un grupo en su primer trabajo de estudio ofrezca tantísimos matices, que cada canción sea una aventura.

Puede que, como en tantos otros ejemplos, el primer disco acabe por ser el mejor, pero con lo exhibido por Ultraligera en Pelo de foca, no se deben preocupar de su camino y su sonido, porque los tienen casi todos. Solo les queda explotarlo, gestionarlo y defenderlo en directo, que es donde se toca pelo.