Se ha hecho viral, a nivel nacional, la demanda que ha hecho una familia de nuestra Comunidad, para solicitar la devolución de unos animales que eran de su propiedad y fueron robados hace unos días de su vivienda. Ha quedado claro en su vídeo que las únicas maneras de llegar a buen puerto en la negociación para llegar a un acuerdo sin que medie la violencia son la educación, el respeto y las maneras.
No se puede hablar ni más claro, ni más alto. Rodeado de los suyos, esas palabras realizadas desde el cariño demostraban que ellos estaban unidos para arropar a su gente, defensores de sus animales y de sus costumbres.
Qué ejemplo más grande que deberían seguir todas las naciones que se encuentran sumidas en guerras y conflictos. Esa familia debería estar en las reuniones de Netanyahu y HAMAS, para demostrar que la violencia y la sinrazón no conducen a nada. Palabras emotivas, sinceras, familias unidas en la defensa de sus intereses legítimos.
Estamos tan acostumbrados a las bravuconadas y salidas de tono de todos los dirigentes mundiales, que nos ha consolado que, desde nuestra tierra, hombres firmes y cabales hayan solicitado la devolución de sus pertenencias desde el respeto, el perdón y la complicidad.
Esta familia debería ser invitada a Kiev, para demostrar a Volodimir Zelenski cómo se defiende y protege la tierra y las fronteras de uno, sin hostilidades, drones y tanques. La fuerza de la palabra nos hace libres. Tenían que ir todos bien abrigados a Groenlandia, para asentarse allí con sus gallos y junto a los habitantes de esa tierra hacer un frente común y enseñar cómo se defiende un territorio ante la amenaza de Trump.
Tenemos fama en esta Comunidad de que hablamos bien, utilizamos nuestra lengua de manera certera y clara; el que no haya visto el video lo debería de ver, y ponerle en clase en los institutos donde nuestros hijos, solo saben decir, "en plan de" para comenzar cualquier explicación.
Espero y deseo que todos los animales robados, cuando ustedes lean esta reflexión, ya estén de nuevo en propiedad de sus dueños. Desde hace unos días, no dejo de pensar en esos animales. Estarán deseando volver a su hogar para despertar de nuevo a los suyos cuando sale el sol y comienza la nueva hora de despertarse y ponerse a trabajar. Me estoy haciendo de segundo plato unas pechugas de pollo rebozadas y no lo entiendo, pero no se me van de la cabeza, esos pobres GALLOS.