Caen como hojas de otoño, porque estos seres humanos son de carne y hueso.
Si hablamos de lesiones del ligamento cruzado anterior son 10 en la serie A, 6 en la en la Premier League, 10 en La Liga, 10 en la Ligue 1 y 5 de la Bundesliga. El total es de 41 desde el verano hasta hoy.
Preocupa más aún que las lesiones están aumentado mucho en jugadores jóvenes tanto profesionales (Marc Bernal, Ansu Fati, Pedri, Gavi, Bernal, Camavinga, Palacios o Joan Martínez), como a otros jugadores en categorías amateur o juvenil
Pero, ¿cuáles son los factores que influyen en esta plaga de lesiones asociadas al fútbol? Sin duda el origen es multifactorial:
EL CALENDARIO: Cada vez se juegan más partidos tanto a nivel profesional (el año pasado algún jugador como Dani Carvajal llegó a disputar 82 partidos en una temporada), como en categorías inferiores (se juegan con dos o más equipos de diferentes categorías, torneos todos los fines de semana, pretemporadas que comienzan cada vez más pronto, etc.). Jugar más partidos muchas veces en horarios muy variopintos también conlleva que otro de los factores más importantes como es el descanso, no sea respetado. Como mucho se debería jugar un partido cada 3-4 días, y eso sí, cumpliendo con el descanso adecuado entre ellos, ya que viajes y hoteles alteran ese reposo necesario. Sin olvidar una correcta nutrición e hidratación; no olvidemos que la fatiga pasa factura.
LA LESIÓN: Si hablamos, por ejemplo, de las lesiones de cruzado anterior sólo el 12% se producen tras un contacto directo, es decir, una entrada o un fuerte golpe. El resto se divide a partes iguales entre el 44% de los contactos indirectos y otro 44% de "no contactos", es decir, de giros ocurridos durante una carrera, un sprint o un cambio de dirección. El fútbol es un deporte que exige una gran cantidad de cambios de dirección, frenadas bruscas y hay contacto.
Como decíamos, en el fútbol juvenil y amateur el número de lesiones está creciendo de manera exponencial y a un ritmo preocupante. Más que el número de partidos, que es un factor relevante, es la intensidad del juego lo que causa los peores problemas. En la máxima categoría inglesa, por ejemplo, en diez años se ha duplicado la distancia de sprint. Una mayor aceleración determina también una mayor necesidad de desacelerar y por tanto frenar, y las del cruzado son precisamente lesiones por frenada.
SEXO: El riesgo entre las mujeres fútbolistas es aún mayor, tienen ligamentos menos gruesos y una laxitud más pronunciada.
MOMENTO DE LA LESION: Dos de cada tres lesiones se producen en la primera mitad de los partidos. Las razones pueden ser que todavía no hemos cogido el ritmo del partido o no conocemos al rival.
SUPERFICIE DE JUEGO Y CALZADO: Cada vez se intenta afinar más con la indumentaria y que las botas y los tacos sean más ligeros. En cuanto al papel de los terrenos de juego es verdad que césped natural tiene un coste y los clubes están optando por un sistema híbrido. Probablemente sea uno de los factores de la coctelera y en cada caso el porcentaje de importancia varía. La fibra sintética de muchos campos provoca que los tacos y las tracciones se queden más fijos. Y a esto se añade que las condiciones cambian según los factores de lluvia y sequedad. En cuánto a los tacos, algunos jugadores usan un taco alto, duro y de metal. Cuando se queda atrapado en el césped, hace que la rodilla no pueda girar, lo que provoca mayor riesgo de lesión.
EDAD: La incidencia de estas lesiones graves llama todavía más la atención en jugadores muy jóvenes. ¿Son más propensos a romperse? Parece una conclusión fácil de sacar, aunque no genera un consenso total entre los especialistas médicos. Algunos tienen clarísimo que sí, otros no tanto.
Donde sí que hay relación es en la forma de curarse. Al contrario de lo que se podría pensar (porque normalmente el cuerpo de un paciente más joven se suele recuperar mejor y más rápido), el periodo de baja de un fútbolista de menos de 18 años siempre suele ser mayor. Y lo es porque, al regresar, sus movimientos todavía siguen siendo mucho más explosivos que los de un jugador del entorno de 30 años y, por lo tanto, los riesgos de que se vuelva a romper en un giro aumentan exponencialmente.
¿Pero tiene alguna relación la edad de los jugadores con que aumente la posibilidad de lesionarse el cruzado? Son chicos muy jóvenes que, en opinión de muchos, no tienen todavía la fuerza y la madurez para controlar tantos factores sin caer en un riesgo más elevado de lo normal de romperse los ligamentos de la rodilla. Otras voces defienden que no tiene relación directa con la edad pero sí con el nivel competitivo y con el tiempo que se ejercite ese deporte. Los minutos de entrenamiento y de juego... cada vez son jugadores más jóvenes y un ejercicio más intenso ya en niveles profesionales. Sus movimientos son más rápidos y el riesgo es mayor, pero creo que está más relacionado con el nivel que con la edad.
RECAIDAS: Uno de cada cinco pacientes se vuelve a romper el cruzado y otro 10% se rompe al otro cruzado. Quienes ya se han lesionado corren un riesgo especial. De hecho, factores predisponentes que nunca se han corregido, como movimientos incorrectos o hábitos de carrera, pero también la propia estructura de la rodilla (factores biomecánicos y anatómicos), podrían influir y esto es especialmente preocupante en los jóvenes mayores de 15 años. Es como si cambiaran la carrocería pero mantuvieran el mismo motor. De aquí la importancia de realizar estudios biomecánicos en estos pacientes y hacer recuperaciones individualizadas sin olvidar la extremidad contralateral.
RECUPERACIÓN: Podemos afirmar que un abordaje multidisciplinar e individualizado que incluya un equipo con traumatólogo deportivo, fisioterapeutas, readaptadores, nutricionistas y psicólogo especializados con especial énfasis en corregir los actores predisponentes son la clave del éxito . El plazo mínimo que se está dando solo por el tiempo biológico de cicatrización del ligamento es de nueve meses. A eso hay que añadirle las otras lesiones asociadas. Lo que podría llevarnos hasta un año. Dicha recuperación será más larga cuanto el paciente es más joven De hecho, el último consenso médico que trató este asunto, avalado por el Comité Olímpico Internacional, fijó en 12 los meses de recuperación en roturas de ligamentos cruzados para jugadores menores de edad. El ligamento tiene que reintegrarse bien dentro de la rodilla. Un jugador de esa edad hace giros y cambios de dirección más fuertes y rápidos; por lo tanto, más arriesgados que uno de 30. Y por lo tanto hay que demorar su vuelta.
En lo que sí coinciden la mayoría de expertos es en subrayar la importancia de una recuperación y cicatrización correcta para que no aparezcan nuevos problemas.
El cómo se va a volver es una de las grandes incógnitas. Esa incertidumbre siempre la van a tener los jugadores. No se sabe si va a volver al mismo nivel. En estas lesiones se pierde gran parte de la masa muscular y la fuerza, aunque se puede recuperar. También se pierden los sistemas propioceptivos. Eso va a mermar el rendimiento a largo plazo. Se pierden muchos jugadores por el camino, hay una gran tasa de abandono. Hay muchos que no vuelven a ese nivel top mundial en el que estaban antes. Hay que ser paciente, constante y optimista. Con un buen trabajo, el jugador puede volver a competir. La recuperación puede ser más o menos larga, pero hay muchos casos de éxito, de regresos al mismo nivel.
FACTORES PSICOLOGICOS: El impacto psicológico de estas lesiones es devastador para los jugadores. El desgaste mental y el estrés emocional, a menudo infravalorados, podrían estar afectando también al rendimiento físico. A nivel mental: la carga de presión, el estrés, jugar tantos partidos... esto reduce el tiempo de recuperación y afecta a los jugadores en lo físico y en lo psicológico.
La fatiga, tanto física como mental, combinada con el desgaste de un calendario deportivo saturado de competiciones, puede aumentar el riesgo de lesiones y dificultar el proceso de recuperación.
PREVENCION: No hay fórmula mágica ya que, en deportes de impacto, el riesgo de lesión no deja de ser alto.
La perspectiva médica subraya que prevenir lesiones, entre ellas la lesión de cruzado, es complejo, aunque no imposible. La clave para reducir el riesgo de lesiones radica en la rotación de los jugadores y en un calendario menos saturado.
En términos de preparación física, la personalización de entrenamientos y la prevención deben ser prioridades. Además, se debería considerar la implementación de descansos adicionales, en la medida que el calendario lo permita, para mejorar las condiciones de los jugadores y reducir el riesgo de nuevas lesiones.
Lo que está claro es que este fútbol no hace bien a los fútbolistas por el alto número de lesiones con consecuencias muchas veces devastadoras y carreras truncadas. Que sirvan estas letras para que todos reflexionemos sobre ello.