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Con el fin del curso escolar a la vuelta de la esquina la ilusión de los más pequeños por acabar las clases contrasta con la preocupación de los padres de qué hacer con los niños durante los meses de verano. Los abuelos cubren algún turno en el cuidado de los nietos, pero, desde hace unos años, los campamentos y campus veraniegos son un alivio para las familias que no solo encuentran acomodo durante varios días para sus hijos, sino que obtienen una solución de ocio saludable, entretenido y alejado de las pantallas digitales. Así, empresas y organismos públicos y privados lanzan sus ofertas de campamentos y campus urbanos las cuales, tal y como explica a TRIBUNA Valladolid Covadonga Berjón de la Vega, responsable de Comunicación de la Asociación Nacional de Empresas de Actividades y Campamentos (Aneacamp), ya están cubiertos a un 80%.
"Los campamentos de verano son una necesidad y son una muy atractiva opción para la conciliación", indica Berjón. No en vano, estas actividades actualmente mueven más de tres millones de niños durante el verano. "En los campamentos de verano, los niños no solamente desconectan de lo que es la parte digital, sino que también conviven, se desarrollan, potencian su creatividad, adquieren autonomía. Al fin y al cabo, lo que hacen es desarrollarse otras destrezas a través del deporte, la aventura y, sobre todo, el contacto con la naturaleza", describe.
En este sentido, Castilla y León se presenta como un lugar perfecto para acoger este tipo de actividades. "Castilla y León no deja de ser un receptor de niños gracias a su enclave estratégico, a su clima, a su historia, a su variedad de zona", apunta Berjón. De hecho, "acoge al 80% de niños de Madrid y, sobre todo, niños de la propia Comunidad", detalla.
La tradición nos lleva a pensar en campamentos de una semana en medio de la naturaleza, si bien el sector se ha ido adaptando a las necesidades de los padres de modo que la oferta se ha ampliado enormemente. "Tenemos dos ramificaciones de familia. Están aquellas que durante el curso escolar ya trabajan y practican disciplinas y hobbies, por ejemplo, la hípica, el golf, el pádel, el tenis o el fútbol y lo que quieren hacer es durante el campamento de verano que sigan trabajando ese deporte. O tenemos otra ramificación que quieren un cambio total de aires y que los niños aprendan otro tipo de actividades", explica Covadonga.
Así, partiendo de estos distintos enfoques, las empresas del sector ofertan desde campamentos específicos de tecnificación futbolística, de hípica, de baile, música, tecnológicos, de desarrollo emocional, inteligencia emocional, de arte, náuticos, de surf, etc. O bien, luego los que son los de toda la vida de naturaleza, deportivos, multiaventura o montañerismo.
En Valladolid, la Fundación Municipal de Deportes tiene abierta una oferta de campamentos, que van desde Granja Escuela, hasta surf en Cantabria. También, la Diputación Provincial saca sus actividades veraniegas, como el campamento náutico (ya con todas las plazas cubiertas). Perteneciente a la propia Aneacamp, en Valladolid opera la empresa Naturcampa, que ofrece desde campus semanales en el Pinar a campamentos quincenales en sus instalaciones de Matapozuelos o actividades concertadas. Muchas de estas actividades se pueden encontrar a través de páginas como www.buscocampamentos.com o www.campamentos.info.
Otra opción está en las propuestas que ofrecen los clubes deportivos de la ciudad como el Campus de Verano del Real Valladolid, la oferta de la Real Hípica de Valladolid o el Campus de balonmano de Amaia González de Garibay, entre otros.
De igual modo, cada vez existe más oferta para niños con necesidades especiales lo que obliga a las empresas a unos mayores requerimientos. "Cada vez son más los certificados que se piden a la hora de desarrollar los campamentos para que los monitores, los coordinadores y los directores técnicos de los campamentos estén más preparados y más cualificados a la hora de atender niños con necesidades especiales", indica la representante de Aneacamp, quien remarca que "nunca se dice que no a un niño independientemente de sus necesidades". Es por ello que hay que tener en cuenta, a la hora de elegir la actividad, "que la instalación esté correctamente adaptada para poder satisfacer las necesidades primarias de esa criatura". "Por ejemplo, los baños adaptados, habitaciones adaptadas, rampas o escaleras", enumera.
Igualmente, cada vez hay más monitores formados para que puedan atender necesidades un poquito más avanzadas como es el autismo, el TDAH, etcétera. "La medicación es un básico en el campamento, todos los niños tienen que venir súper documentados en base a lo que son las pautas, las dosis, la administración, los horarios, la sintomatología y con los informes médicos. Así los monitores hacen una entrevista previa con la familia para luego aplicar las pautas en el día a día según los requerimientos", informa. De igual modo, hay que tener en cuenta las distintas necesidades de los niños en cuanto a alimentación. "A día de hoy, todos los menús están completamente adaptados a intolerancias y alergias alimenticias", agrega.
Además de las empresas del sector, también organizaciones como Aspaym, la Fundación Eusebio Sacristán e Impulsa Igualdad promueven este tipo de campamentos inclusivos.
Encontrar el campamento perfecto para los niños requiere de planificación, búsqueda en función los gustos y de las necesidades que pueda tener el menor, además de que se ajuste al precio que la familia pueda pagar. Y, una vez encontradas las opciones, es importante asegurarse de que el organismo promotor de la actividad es de fiar.
En lo que se refiere a empresas dedicadas a estas actividades y campamentos, Covadonga Berjón recomienda que esta "tenga el sello Aneacamp". "Cualquier empresa que esté adherida a la Asociación Nacional de Campamentos y Actividades de Ocio y Tiempo Libre es una empresa que ha pasado por unos criterios de calidad para poder adherirse a la asociación", indica. Por otro lado, a día de hoy el sector está absolutamente profesionalizado, si bien en lo que se refiere a normativas, "todos los campamentos de verano tienen que tener seguros de responsabilidad civil, seguros de accidentes, certificados sanitarios de controles de agua, autorizaciones de medio ambiente, planes de evacuación y emergencia, sanidad alimenticia y, ?por supuestísimo?, que cuenten con los monitores de nivel, que es ese técnico especializado que da viabilidad y que garantiza la seguridad en la evaluación de riesgos de las actividades", concluye.
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