logo

Las pescaderías ambulantes de la España vaciada, un servicio en 'peligro de extinción'

Ofrecen productos frescos a la puerta de casa en pueblos donde no hay supermercados, pero la falta de relevo generacional y los costes complican su supervivencia

imagen
Las pescaderías ambulantes de la España vaciada, un servicio en 'peligro de extinción'
Un pescadero rural
R.C.G.T
R.C.G.T
Lectura estimada: 2 min.
Última actualización: 

La figura del pescadero ambulante que cada día recorre decenas de kilómetros con su furgoneta isotérmica para ir a los pueblos de la España vaciada, dando un servicio esencial para sus habitantes, está en peligro de desaparición por la falta de relevo generacional y de rentabilidad.

Hay pescaderos ambulantes que se han jubilado y, con ello, se ha cerrado una ruta de reparto que nadie ha cubierto; otros están a punto de hacerlo y ya saben que no hay nadie interesado en coger el testigo; y los que aún tienen por delante años de vida laboral están pensando si seguir o no, porque muchas veces no salen las cuentas.

EN EL CORAZÓN SEGOVIANO

A punto de jubilarse está Valentín Peña, un pescadero ambulante que hace rutas por la comarca segoviana del Duratón y que también es consciente de la falta de relevo cuando deje de trabajar, según cuenta a EFE mientras despacha pescado en Muñoveros.

De hecho, ha sido testigo de cómo en estos últimos años se ha quedado sólo, sin competencia, en la ruta que hace por estos pueblos a pesar de que es más necesario que nunca el servicio que da porque hay muchas localidades que no tienen ningún supermercado abierto.

Por eso, no duda en coger su furgón y en echar, como ha hecho en los últimos 24 años, jornadas de hasta 12 horas entre que recoge temprano el pescado en Aranda (Burgos), deja una parte de la mercancía en la pescadería que tiene junto a su mujer en Cantalejo y reparte el resto por las aldeas.

La vecina de Muñoveros Gema Cabreros es una de sus clientas habituales y explica a EFE que el servicio que les da Valentín es esencial para que puedan contar periódicamente con pescado fresco de calidad. Es lo que les queda, recuerda, mientras no reabra el único supermercado que había en el pueblo y que cerró hace unos años.

Por el momento no hay nadie interesado en ese negocio a pesar de que el Ayuntamiento ofrece su reapertura en condiciones ventajosas, según destaca.

EN LA ZAMORA RURAL

A los que todavía le quedan años para jubilarse es a Yolanda Lorenzo y a su marido Eugenio Ganado que tienen dos furgonetas para repartir pescado a domicilio por los pequeños pueblos que conforman los valles zamoranos del Tera y de Vidriales.

En su caso, se quejan de que el trabajo muchas veces no les compensa porque echan "12-15 horas de jornada", con "200 kilómetros" de ruta y cada vez son menos competitivos frente a las cadenas de supermercados que hay en pueblos grandes de la zona como Benavente, según apunta Yolanda.

Se queja de la carga impositiva que soportan y de los costes, como el gasóleo o la energía eléctrica, que se les han "triplicado".

Reconoce que su pescado es "más caro" que el que sirven en esos supermercados, pero incide en que hay que tener en cuenta esos costes que soportan y, sobre todo, que se trata de un producto "fresco, de temporada y de calidad" de la lonja de A Coruña, y que se sirve "en la puerta de la casa y preparado".

Además, repara en que lo que un vecino se ahorra por un lado lo está gastando por el otro al tener que desplazarse a un pueblo vecino para comprar pescado.

En voz alta, Yolanda piensa sobre el futuro de su pescadería ambulante: "No sé lo que nos quedará. Si tendremos que cerrar y buscarnos otro trabajo o podremos llegar a jubilarnos con esto, pero lo dudo".

0 Comentarios

* Los comentarios sin iniciar sesión estarán a la espera de aprobación
Mobile App
X

Descarga la app de Grupo Tribuna

y estarás más cerca de toda nuestra actualidad.

Mobile App