12/04/2025
El visceral odio a Sánchez Dragó
| Foto: Ical
Lectura estimada: 2 min.
Rodeado de familia y amigos Fernando Sánchez Dragó (1936) fue enterrado esta semana en la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra, donde residía con su pareja y su hija de 10 años. Antes, durante y después de su funeral, las redes sociales han expresado a la perfección la miseria, el odio y la irracionalidad que imperan en la sociedad española actual, gracias a la estúpida adoración por la ideología extrema.
Las mismas redes sociales también recogieron estos días el cariño y admiración de multitud de gentes, que han reconocido el particular talento de un hombre casi incalificable. Sánchez Dragó, escritor de reconocido prestigio, ha sido un ser muy particular: provocador, antisistema y actor de su propia parodia de la vida. Fue comunista y anarquista en su juventud y simpatizante de la extrema derecha en su últimos años de existencia.
Lo que no es discutible es su profundo nivel cultural e intelectual. Amante del debate de ideas y argumentos, respetuoso con sus oponentes ideológicos -con la discrepancia- y contrario a la violencia verbal y física. Sánchez Dragó escribió más de cuarenta libros, infinidad de artículos de prensa o narraciones de viajes, además de ser protagonista en un gran número de programas de radio y televisión. También fue profesor de español (era filólogo) en universidades de Italia, EEUU, Japón, Kenia, Jordania o Marruecos.
En tiempos de la dictadura franquista fue encarcelado en cuatro ocasiones y acabó exiliándose de España en 1964. Criticó duramente a la ONU, la OTAN o la CIA como responsables directos de algunos conflictos bélicos y en los últimos años mostró su simpatía política por VOX, lo que ha generado gran parte de los palos que ha recibido su memoria en las fechas más recientes.
Pero una cosa es la crítica y otra el odio visceral. Uno de los protagonistas de estos días en redes sociales ha sido el diputado socialista José Zaragoza, que ha mostrado su antipatía hacia un Dragó que ya no se podía defender (en su lugar se ha ofrecido el escritor Pérez Reverte). El tal Zaragoza no tiene estudios, lleva viviendo de la política toda la vida y actualmente es diputado en el Congreso (es su quinta legislatura). Así es la España nuestra del siglo XXI, quienes menos aportan a la riqueza cultural y/o económica del país, son los que más ladran desde el paragüas de la moqueta y el escaño oficial.
Con Sánchez Dragó las redes sociales han vuelto a encarnar lo peor de una sociedad que se esconde detrás del anonimato. Los comentarios hirientes que ahondan en el daño a una familia ya dolida por la muerte, la ausencia del mínimo respeto hacia el fallecido, los ataques gratuitos a quien ya no se puede defender son una muestra del moderno país que estamos construyendo.
Sánchez Dragó ha sido una persona controvertida, polémica, espiritual a la vez que muy crítica, por ejemplo, con la religión cristiana y muy proclive a la filosofía oriental. A lo largo de su vida ganó el Premio Nacional de Ensayo, el Premio Planeta o el Premio Fernado de Lara. Y en unos días iba a recoger el Premio Castilla y León de las Letras, que -cómo no- tantas críticas acarreó en esta tierra. DEP.
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