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Fuga de cerebros

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Fuga de cerebros
Miguel Ángel Fernández.
Miguel Ángel Fernández.
Lectura estimada: 2 min.

Estoy tenso, preocupado y francamente triste. Lo nublado que está el cielo estos días y la contractura que me acompaña en mi cuello desde el martes no ayudan. Pero el drama va mucho más allá del clima y de mis incómodas posturas para dormir.

Puede que estemos ante el final de una era y todavía no nos hayamos querido dar cuenta. Todavía sigo sin superar esa etapa tan dramática para la industria de la moda que supuso el despido fulminante de John Galiano, el suicidio de Alexander Mcqueen y las salidas de Tom Ford y Marc Jacobs de las casas donde habían debutado como diseñadores.

En las últimas semanas, se han sucedido las noticias de despedidas y retiradas de algunos de los profesionales más relevantes de los últimos años de las alfombras rojas y las pasarelas internacionales.

Riccardo Tisci deja oficialmente Burberry, después de cinco icónicos años. Jeremy Scott cuelga las botas y se aleja de Moschino tras una década más que icónica. Y Alesssandro Michele abandona su puesto como cabeza pensante  de Gucci que ocupaba desde 2015.

Todo esto se produce un mes antes de que llegue la célebre Met Gala y me cuerpo ya se ha echado a temblar imaginándome el estrepitoso resultado de esa red carpet sin contar con el trabajo de cuatro genios de ese calibre.

Se trata de la muerte anunciada de la extravagancia y el maximalismo como expresión  para al menos una larga temporada.

Law Roach, el estilista de las estrellas, también parece haberse retirado profesionalmente. Al menos por el momento. El que fuese la mano derecha de Zendaya y elevase a icono de estilo a la actriz Anya Taylor-Joy ha hecho público que ha llegado el fin de sus días como stylist.

Los motivos de este último están algo más claros y creo que tienen bastante que ver con el ego y el creerse una estrella como fruto de caminar demasiadas veces al lado de grandes profesionales. Sea como fuere, un motivo más para estar de luto esta semana.

"Siempre se van los mejores", suele escucharse en los cementerios. Y creo que es verdad. Ya podría haber abandonado Maria Grazia su puesto en Dior. Y así no estaríamos llorando sangre temporada tras temporadas con sus colecciones insulsas y aburridas.

Solo espero que alguno de los tres diseñadores tan relevantes se reubique a la cabeza de una de las grandes casas que va a la deriva y necesita, urgentemente, de su talento para revivir.

No sé a qué se deben estas salidas, ni estoy muy seguro del motivo de que se hayan producido en un periodo tan corto de tiempo. Pero me mojo y creo que va a ser interesante ver cómo evolucionan estas casas de moda la próxima década. Miedo me da.

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