Se trata de una actuación que ha supuesto una inversión de 125.000 euros con el fin de convertir a esta zona más verde
En Valladolid la red ferroviaria supone una fractura urbanística y de integración de la ciudadanía. Desde una perspectiva social, divide la ciudad, ahonda en la desigualdad urbana, genera segregación social y disfunción territorial.
El soterramiento aporta movilidad sostenible, reduce la contaminación acústica y crea cohesión social, ofreciendo ventajas superiores respecto a otras alternativas conocidas (túneles, pasarelas aéreas, desviación, viaducto), de las que la ciudadanía se beneficiará tanto de inmediato como a largo plazo.
Los responsables municipales tienen la oportunidad de asumir el proyecto más ambicioso y de mayor transcendencia en la historia reciente de Valladolid, con repercusión en el futuro de la ciudad por su alto valor económico y complejidad urbanística, técnica y financiera.
Tema fundamental, entre otros, para debate de la campaña para las próximas elecciones. Actualmente el gobierno municipal formado por PSOE e IU-VTLP ofrece como alternativa la 'Integración del tren en el espacio urbano'.
Este concepto tiene un planteamiento erróneo. Por razones técnicas y de seguridad viaria, el tren no es integrable sobre la superficie urbana porque necesita una infraestructura rígida que garantice una red aislada y segura para evitar accidentes y no perturbar su circulación.
Mantener el tren sobre la superficie no acaba con la división de la ciudad, como explica el arquitecto urbanista José María del Fraile Galán en su artículo titulado "No cometamos el mayor error del siglo", publicado en El Norte de Castilla: "No salvan la barrera visual entre barrios separados. Ni la acústica al paso de trenes" [...] "Los túneles se prestan a inundaciones muy peligrosas y problemáticas ante descargas fuertes de agua de lluvia o de granizo".
Bernardo Ynzenga, arquitecto que diseñó el PGOU aprobado en 1984 por el Ayuntamiento de Valladolid; en su análisis 'Desigualdades urbanas: objetivo a batir' publicado en 2015, escribió: "La ciudad es un invento social formidable, el espacio de convivencia y organización colectiva en el que convergen porcentajes crecientes de la población [...] Pero es ante todo un artefacto público proyectado y construido a lo largo del tiempo con el dinero público, y como tal su gestión debería ser capaz de corregir o reducir las desigualdades de origen, tanto en lo que se refiere a alojamiento y vivienda como a las del medio urbano en que los ciudadanos desarrollan su vida".
En síntesis, la propuesta en lugar de priorizar la integración de los ciudadanos y corregir las desigualdades, da preferencia a una "supuesta" integración del tren. Y defiende su posición con argumentos falsos: "Cuando en Europa no se soterra con mucho más presupuesto, será por algo".
Pone como ejemplo la ciudad de Ütrech, en los Países Bajos (que deben su nombre porque una cuarta parte de su territorio está igual o por debajo del nivel del mar). Este municipio, recoge cada año casi cien mil millones de litros de agua de lluvia, además del agua que fluye a través de ríos, canales y acequias, necesita garantizar un buen drenaje para evitar inundaciones en los túneles y carreteras. El Ayuntamiento ha establecido un Plan Municipal de tareas del agua hasta el año 2050. Tomando como paralelismo la afirmación del gobierno que dice: 'Murcia no es comparable con Valladolid', Ütrech tampoco es comparable con Valladolid.
En Stuttgart, Alemania, está en construcción la estación central con 57 kilómetros de nuevas vías férreas, de los cuales 32 kilómetros estarán soterrados. La Gare de La Défense, en Courbevoie, Francia, tiene un soterramiento de seis kilómetros. Italia presenta varios ejemplos: Modugno tiene una estación de casi dos kilómetros de vía soterrada, Catania tiene algunos tramos soterrados y en otros se está remodelando la línea con duplicación de la vía, Génova cuenta con un tramo finalizado de 1500 metros en San Tomaso y otros dos en proyecto de 1409 y 2167 metros. En Génova, Suiza, la Gare Genève-Eaux-Vives trabaja en el soterramiento de las vías.
Se habla de "alto coste económico", creando confusión y desinformación, cuando en realidad se trata de una argucia para oponerse al proyecto. Sin lugar a duda, el coste económico y la financiación para la ejecución de este proyecto son el argumento principal y más controvertido de quienes se oponen al soterramiento. Pasemos a analizarlo en detalle.
La financiación por parte del Ayuntamiento al proyecto puede llevarse a cabo. Con los datos disponibles, la cuantía total es de 979,3 millones de euros (valoración de suelos SEGIPSA + aportación ADIF según Convenio 2017), frente a unos gastos totales de 1.064,44 millones de euros (incluido el coste de las obras ejecutadas según el Convenio 2003 + gasto financiero). Es decir, una diferencia negativa de 85,14 millones de euros. Al Ayuntamiento, le correspondería el pago de 21,28 millones de euros (una cuarta parte de los 85,14 millones), del déficit de financiación, que puede financiarse con una póliza de crédito de renovación tácita durante diez años (cuenta de crédito). La capacidad y el equilibrio financieros del Ayuntamiento estarían garantizados.
Con una inversión real de 75,04 millones de euros (presupuestos del Ayuntamiento del año 2022), el reparto del gasto financiero anual de la cuenta de crédito (1,2 millones de euros) supondría el 1,6 % del gasto total por inversión. Un porcentaje que no lastra las inversiones de la corporación municipal, ni tampoco hipoteca otras partidas presupuestarias de orden social. Además, hay que tener en cuenta que en los últimos años no se ejecutaron en su totalidad las inversiones y en el futuro los presupuestos irán en aumento.
El valor de uso del soterramiento alcanza los niveles óptimos en cuanto a movilidad sostenible, incremento de rentas, regeneración urbana, trabajo y beneficios económicos; estas utilidades tangibles son las razones para pagar el coste económico. En otras palabras, emplear 265 millones de euros en la creación de túneles bajo las vías o en pasarelas aéreas es malgastar recursos que no retornan el valor en prestaciones sociales ni urbanas para la ciudadanía.
Otra cuestión importante por resolver es la realización de una consulta ciudadana (referéndum). El Ayuntamiento, aprobó por unanimidad en 2015 celebrar un referéndum sobre el soterramiento; otro compromiso adquirido e incumplido por el equipo de Gobierno: "Nosotros siempre estaremos a favor de que se consulte a la ciudadanía sobre los temas importantes de la ciudad", manifestó Manuel Saravia.
Volviendo al ejemplo de Stuttgart, el gobierno de coalición de Verdes y Socialdemócratas prometió y cumplió que los ciudadanos decidiesen por referéndum (Stuttgart 21) el futuro del proyecto de soterramiento. El resultado fue favorable tanto en la ciudad de Stuttgart como en el estado de BadenWüttember.
En Valladolid, es necesaria y está justificada la participación política de la ciudadanía en un referéndum sobre este asunto fundamental para el futuro de la ciudad. El apoyo ciudadano y de las Asociaciones de Vecinos, en las movilizaciones convocadas por la Plataforma, la falta de consenso entre gobierno y oposición en el Ayuntamiento (en el pleno extraordinario del 25 de abril de 2022 tuvo que decidir el voto de calidad del Alcalde) y la transcendencia de la obra, son razones fundamentales para que los vecinos participen en el referéndum.
Para concluir, el Partido Popular, que gobernaba las tres administraciones (estatal, autonómica y local) y la Sociedad VAV ha sido el responsable de que el proyecto no se haya concluido. Engañó a la ciudadanía prometiendo el soterramiento para abandonarlo y lo remató con una estafa, dirigiendo su gestión urbanística hacía lo privado que concluyó con la deficiente situación económicofinanciera de la Sociedad VAV, en lugar de guiarlo hacia el beneficio público (soterrar).
Por tanto, fueron conocedores y conscientes al detalle de la situación, pero el gobierno del Ayuntamiento cambió con la nueva mayoría PSOE ? IUVTLP (elecciones municipales de 2015) y fue cuando se destapó la estafa. El nuevo gobierno municipal desdiciéndose de su programa electoral de modo inconsecuente aceptó la propuesta realizada por el PP de "integración permeable"; suspiró con alivio y atrapó con júbilo la dádiva que le arrojaban.
En segundo lugar y como conclusión, la cita de Manuel González López (exconcejal de Urbanismo por el PSOE en el Ayuntamiento de Valladolid) que sintetiza las razones de la mayoría de los vecinos que apoyamos el soterramiento: "Deberíamos ir programando la ciudad del futuro, que no debería de ser muy lejano. En otras ciudades, la 'Operación Recambio' de vía de ferrocarril por avenida urbana ha dado magníficos resultados. Se trata de una operación costosa, pero no arriesgada. Las tres administraciones (estatal, autonómica y local) puestas de acuerdo podrían acometer el proyecto y llevarlo a cabo en plazos razonables. Soluciones urbanas de este carácter han sido puestas en marcha en otras ciudades con satisfacción general. Valladolid es una ciudad, que está en condiciones de poder soportar la carga de un proyecto tan ambicioso y a la vez tan necesario".
Por tanto, es necesario continuar difundiendo los motivos por los que reivindicamos el soterramiento como la más eficiente alternativa; divulgar sus beneficios, y seguir participando en las manifestaciones a favor de implantar esta medida urbanística con el apoyo de la ciudadanía. La reivindicación seguirá viva hasta lograr el soterramiento.
Corresponde a los partidos políticos establecer y expresar sus posiciones al respecto y plantear con propuestas concretas cómo llevarlo a cabo.
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