03/11/2024
La convocatoria electoral de mayo, que en Castilla y León se reduce a municipales por el adelanto autonómico del pasado mes de febrero, está ofreciendo situaciones al menos pintorescas dentro de los diferentes tableros políticos. Candidatos de quita y pon, especulaciones, quinielas y hasta retiradas.
Estos días hemos asistido el epílogo político de dos pesos pesados del Gobierno de Juan Vicente Herrera. El ex vicepresidente José Antonio de Santiago Juárez y la ex consejera Pilar del Olmo anuncian su salida de la política, aunque esta última lo acota a la "política municipal" y no descarta cotas mayores de la mano de Feijóo. No es ninguna sorpresa, pero es sintomático que escenifiquen una salida cuando ambos sabían que su futuro tenía fecha de caducidad.
"Entregado en cuerpo y alma al proyecto de Fernández Mañueco", ha dicho esta semana el consejero Jesús Julio Carnero, preguntado por su posible candidatura a la Alcaldía de Valladolid, que no quiere ver ni en pintura. El proyecto de Mañueco también es recuperar alcaldías en Castilla y León. A saber, el Partido Popular solo gobierna en Salamanca gracias al apoyo de Ciudadanos y tiene perdidas las plazas de Ávila, Valladolid, Soria, Segovia, Zamora, León y Burgos, y prestada la de Palencia. El poder territorial de un partido se mide por su potencia provincial y, en cuestión de capitales, los populares ahora están bajo mínimos con lo cual uno de los objetivos primordiales para esta próxima cita electoral de mayo es volver a teñir de azul el mapa político de la Comunidad.
Lo que le ocurre a Carnero es que ahora se encuentra a buen cobijo en el Gobierno regional. Normal, después de estar prácticamente descartado tras jugar a las amistades peligrosas, disfrutar de un cargo gris como consejero de Presidencia pero con peso político por la presencia de VOX como compañero de coalición es demasiado tesoro como para andar jugando a las elecciones. Ya sufrió demasiado en las primarias del PP de Valladolid que le montaron los babys casadistas y prefiere el refugio del Colegio de la Asunción antes que arriesgarse en una pelea complicada frente al socialista Óscar Puente. Carnero siempre ha sido de cobijos; presidió la Diputación de Valladolid porque tenía la garantía de que los votos de León de la Riva le darían ese cargo, pero como presidente provincial del PP vallisoletano fue acumulando derrotas hasta perder el poder municipal que había mantenido su partido en los últimos años.
Y como a Mañueco no le incomoda su presencia en el Gobierno pese a ser uno de los consejeros actuales que apoyó en las primarias del PP autonómico a Antonio Silván, pues el presidente escucha su diatriba, que orienta Carnero hacia la figura de Ignacio Tremiño para espantar cualquier tentación de un dedazo definitivo que le obligue a encabezar un cartel electoral. Para Carnero es el candidato ideal. Lo ha dicho en círculos privados pero con repercusiones públicas. Es el ideal porque le saca de las quinielas. A fin de cuentas, Tremiño cuenta con una amplia experiencia en el sector privado y, como político, conoce la administración municipal, ha sido miembro del Gobierno de Rajoy y ahora está en el equipo de Díaz Ayuso en Madrid. Total, un buen envoltorio para justificar tanta recomendación.
Hay más casillas que completar, porque León y Burgos, por ejemplo, son territorios de difícil recuperación y necesitan candidatos robustos que puedan soportar una campaña dura sin perder expectativas. De momento, este proyecto de Mañueco solo tiene confirmado a García Carbayo como cabeza de lista en Salamanca pero el calendario acecha y falta poco para saber quiénes se entregarán en cuerpo y alma a la difícil reconquista del poder territorial para el PP.