logo

Reivindicaciones feministas sin un marco de unidad

imagen
Félix Ángel Carreras Álvarez
Félix Ángel Carreras Álvarez
Lectura estimada: 2 min.

Durante este reciente fin de semana hemos asistido a las celebraciones con motivo del Día Internacional de la Mujer. El 8 de marzo se erige como una jornada de lucha y reivindicación. Sus raíces se hunden en el sacrificio de 120 mujeres que, en 1857, fueron brutalmente asesinadas por la Policía en una fábrica textil de Nueva York al exigir condiciones laborales dignas. Más de un siglo después, la lucha por la igualdad de género persiste y nos recuerda que la equidad real aún es un horizonte por alcanzar.

El 8M no es solo una fecha de celebración, sino una jornada de reflexión y acción. Se conmemora el papel de la mujer en la sociedad y se alzan las voces para exigir la reducción de las desigualdades de género que, pese a los avances, siguen presentes en todos los ámbitos de la vida: laboral, social, político y personal. Especialmente, se recuerda la urgencia de combatir todas las formas de violencia contra la mujer, desde la violencia de género hasta la violencia sexual, lacras que siguen cobrándose vidas y truncando futuros.

Sin embargo, en España, la división dentro del movimiento feminista ha marcado las últimas celebraciones del 8M. La Comisión 8M y el Movimiento Feminista de Madrid convocaron dos manifestaciones distintas, una fractura que ya se reflejó en la edición anterior, donde 34.000 mujeres salieron a las calles, una cifra superior a la de 2023 pero aún lejos de la movilización unitaria de años anteriores.

El problema radica en la politización de la causa. La izquierda ha intentado monopolizar una lucha que debería ser de todas y todos, sin distinción de ideologías. La igualdad de género no debe entender de colores políticos, y la fragmentación solo debilita el avance hacia políticas justas e inclusivas. La unidad es clave para lograr un cambio real, para consolidar derechos y para garantizar que las reivindicaciones del 8M sean escuchadas en todos los rincones de la sociedad.

Es momento de dejar a un lado las diferencias y centrarse en lo verdaderamente importante: la erradicación de la desigualdad, la eliminación de la violencia de género y la construcción de un mundo donde las mujeres tengan las mismas oportunidades y derechos que los hombres. La causa lo merece. La historia lo exige. Y el futuro lo necesita.

Últimas noticias de esta sección