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Felices y no violentos

La opinión de Diego Jalón en Tribuna

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Felices y no violentos
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Esta semana los españoles no podemos estar más felices. "Felicità, e la mano sul cuore piena d'amore, la felicità", como cantaban Romina y Albano, los Romeo y Julieta del siglo XX. Estamos felices porque doce años después, España vuelve a parecerse a la de 2010. Y no lo digo porque ese año el déficit público superaba el 11% y Zapatero no tuvo más remedio que ponerse a reducir gastos, sueldos de funcionarios y aumentar la edad de jubilación, esos recortes "austericidas" que como todos sabemos hizo la derecha. Sino porque la selección de fútbol y la goleada a Costa Rica nos permite soñar con aquel gol de Iniesta y con volver a ganar el troncho.

Pero no es solo por el baño que les han dado los de Luis Enrique, del infierno a los altares en 90 minutos, a los de Keylor Navas. Debemos estar también felices por esos presupuestos que el Gobierno más progresista y con más ministras de Europa, aunque siendo 22 no es tan difícil como parece, ha conseguido aprobar. Los presupuestos más chulísimos de la Historia, desde que en Bruselas era el Duque de Alba el que cortaba el bacalao y no la pusilánime Úrsula, que no se atreve ni a ponerle un tope al gas como Dios manda, perdón como manda Sánchez, que a veces los confundo.

Así que felices con la selección, felices con los presupuestos y muy felices también porque hemos eliminado de nuestro Código Penal ese delito medieval de la sedición y volvemos a ser tan modernos y avanzados como nuestros vecinos europeos. Incluso rabiosamente felices con lo mucho que el Gobierno va a mejorar las condiciones de vida de la clase media y trabajadora gracias a los impuestos a la banca, a las eléctricas y a las grandes fortunas. Y todo esto en una sola sesión del Congreso, para que luego digan que los diputados no se ganan el parné.

Llenos también de gozo porque hemos conseguido tener, pese a los reaccionarios votos en contra del PP y de VOX, la mejor ley para defender los derechos de las mujeres, que va a ser pionera en el mundo y nos la van a copiar todos los países que se precien, con el mismo descaro con el que nuestro presidente copió su tesis doctoral. Y dichosos con el bienestar que muy pronto van a disfrutar en España las colonias felinas y los perros y perras a los que habrá que castrar por ley. Siempre que sus dueños, que podrán elegir sin otro requisito que su mera voluntad si son hombres o mujeres, sean capaces de aprobar el cursillo obligatorio para poder sacarlos a pasear sin sucumbir al feo instinto de reprenderlos si se hacen caca donde no deben, algo que afortunadamente estará severamente castigado en el Código Penal.

Pero como decía Benedetti, "nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza". De verdad, me invade una cierta congoja al ver cómo sufre la pobre y dulce Irene, mientras todo a su alrededor es jolgorio y celebración. ¿Qué tendrá la princesa, que ha perdido la risa? Pues que ella y su pareja, nuestros Romina y Albano del siglo XXI, no pueden ser felices en medio de tanta violencia. Esa "violencia política" que la ultraderecha machista descarga precisamente contra la ministra y el exvicepresidente que devolvieron a la política española la moderación, las buenas formas y la exquisita corrección política del jarabe democrático y el azote hasta sangrar.

Se le escapan las lágrimas a Irene, de su rostro cae una triste lluvia, cuando una malintencionada diputada de VOX le espeta que lo único que ha estudiado en profundidad es al que un día fue su Pablo, que ahora es de todas. Y su amargura es comprensible, porque no es cierto. Ella es licenciada en psicología y ha estudiado mucho más que esos jueces, y juezas, a los que califica, muy educadamente eso sí, de "fachas" y "machistas", con tan escasa formación que, por no saber, no saben ni leer una ley tan bien redactada como la suya. Ella, que nunca ha insultado a nadie y que siempre ha sido tan correcta en las formas, no se merece ahora esta despiadada campaña de "violencia política continuada".

Pero menos mal que Irene no está sola. Sus compañeros de partido, bueno al menos los que no son estúpidos, y los del Consejo de ministros, la han apoyado sin apenas dudas ni fisuras. Y los medios, salvo aquellos a los que el padre de sus hijos acusa de corruptos y de poner en peligro a la democracia con su 'violencia mediática', también han salido en su defensa. "Despreciable ataque machista","VOX incendia el Congreso con graves insultos machistas" y titulares de ese pelo han empleado los diarios que encabezaban con "miles de personas claman por la sanidad pública en Madrid" sus noticias sobre esa manifestación en la que se gritaba "¡Ayuso asesina!". Y a quien esto le parezca contradictorio es porque no sabe que la derecha, al ser intrínsicamente verdugo, no puede ser víctima de nada, que mira que a veces uno se cansa de explicar obviedades.

También defiende a Irene el padre de sus hijos, otro árbitro de la elegancia y las buenas formas, el que llama "estúpida" a Yolanda para pedirle "respeto". Pobre Yolanda, esta sí que está sola. Hasta se le ha muerto Pablo Milanés y ya solo le queda el otro Pablo, que en vez de cantarle canciones le canta las cuarenta cada vez que tiene ocasión. Además, Pablo aprovecha que acusan a Irene de redactar leyes peor que Costa Rica juega al fútbol, para denunciar de paso una cacería mediática contra él, que es lo que realmente le importa, porque de un tiempo a esta parte, su obsesión son los medios. Dice Pablo que "si hay una profesión en la que la corrupción está instalada de manera más intensa, y donde jamás se persigue, es el periodismo", y que, por tanto, "uno de los problemas fundamentales de la democracia española" no son ni él, ni Roures, ni la sumisión del Gobierno a golpistas y filo etarras, "sino la corrupción del periodismo".

Y en esto coincide con el presidente Sánchez, que también cree que son los medios los que tratan de hacerle la vida imposible y los que le dictan a Feijóo lo que tiene que hacer y decir. El gran problema de España, la que trata de dibujar negros nubarrones en el momento más feliz de nuestra Historia es la "derecha mediática que defiende los intereses de los poderosos". No como él, que defiende a los españoles más humildes, aunque para ello tenga que someterse a las exigencias de Bildu, un partido al que sorprendentemente nadie menciona cuando el tema de conversación es la violencia política.

Pese a esos oscuros poderes que siembran la violencia, nada nos debe impedir que seamos muy felices y celebremos los éxitos de nuestra selección y de nuestro Gobierno. Estamos en buenas manos, las de Lucho y las de ERC que, como ya nos han explicado muchas veces, son lo más parecido a Gandhi que tenemos en España. Como decía el Mahatma, "la felicidad es cuando lo que piensas, dices y haces están en armonía". Así que, seamos coherentes: no a la violencia y mucha felicidad para todos y todas. Por lo menos hasta el 28 de mayo o hasta que nos toque jugar con Alemania.

1 comentario

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josé antúnez 11/25/2022 - 3:19:47 AM
Madre de dios, Diego Jalón! Abre un poco para ventilar, que aquí huele a tigre encerrado!
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