Una de cada cinco personas inscritas al evento, que este año tiene una estética arcade, tiene menos de 25 años
Dos joyas artísticas en la retaguardia: El turismo militar en Valladolid sale de las trincheras
El Palacio Real, sede de la Jefatura de la Cuarta Subinspección del Ejército, y la Academia de Caballería, ofrecen una visita guiada a dos edificios que rezuman historia, arte y multitud de leyendas
Valladolid presume de monumentos y museos que atraen cada año a miles de turistas. El Nacional de Escultura, el Herreriano, la Catedral metropolitana, San Pablo o la Plaza Mayor? son focos de atracción para los visitantes que quieren empaparse de la historia vallisoletana y de su rico patrimonio. Pero quizá existen algunos otros espacios tan importantes como el Palacio Real o la Academia de Caballería que, aun siendo joyas de la arquitectura, pasan más desapercibidas para oriundos y foráneos.
Lo cierto es que estos dos edificios ubicados en espacios tan emblemáticos como la Plaza de San Pablo o la de Zorrilla guardan en su interior un tesoro que no dejará indiferente a nadie: por historia, valor y patrimonio. Ambos casos son lugares pertenecientes a unidades militares que organizan visitas guiadas de forma totalmente gratuita con el único interés de dar a conocer un patrimonio que, de otra manera, sería inaccesible para el gran público. Podríamos decir que un 'turismo militar' comienza a ser incipiente en Valladolid. Desde TRIBUNA hemos querido conocer de primera mano estos dos inmuebles, que son santo y seña de un pasado más que esplendoroso.
PALACIO REAL: De cuando Valladolid fue el centro de España
En la antigua corredera de San Pablo, que fue epicentro de la Corte Real entre 1610 y 1606, se erige el Palacio Real de Valladolid. Su construcción se remonta a 1524. Entonces Francisco de los Cobos, secretario del Emperador Carlos I, y su esposa María de Mendoza encargaron al arquitecto real Luis de Vega un lujoso palacio del gusto de la época de los Austria.
Décadas más tarde, el Duque de Lerma compra el inmueble a los nietos de los propietarios y los vende al Rey Felipe III, de quien era su valido. Este destacado personaje en la historia de España convenció al monarca para trasladar hasta Valladolid la Corte en 1601. También adquiere los palacios aledaños para ofrecérselos a los nobles. "Podríamos decir que es el primer especulador inmobiliario", dice con una sonrisa el subteniente Fernando Prada, de la oficina de Comunicación, que es quien hoy guía la visita turística a un grupo de una docena de personas, entre los que se encuentra TRIBUNA.
El esplendor del Palacio y también de Valladolid es floreciente de 1601 a 1606. Valladolid es capital del Reino y aquí se cuecen todos los guisos cortesanos. Luego llegaría el lento declive y el edificio albergará otras funciones: Academia Geográfica-Histórica de los Caballeros Voluntarios, centro neurálgico de estrategia durante la Guerra de la Independencia, Delegación de Hacienda o Palacio de Justicia. En 1876 pasa al Ramo de la Guerra, que lo conserva hasta la actualidad.
La visita comienza en el zaguán de entrada. Sobre una maqueta, el visitante puede imaginar cómo era el Valladolid de la época, en concreto la corredera de San Pablo, repleta de palacios y de un salón muy especial, el de los Saraos, donde se ofrecían las fiestas más refinadas del momento. Incluso los Reyes tenían comunicadas sus estancias con la propia iglesia de San Pablo, para poder acudir a misa sin pisar la calle y para no mezclarse con la plebe.
El patio principal, la dependencia con menos reformas desde su construcción, sirve de distribución al resto de estancias. De clara influencia arquitectónica italiana luce algunos medallones que representan a personajes mitológicos o históricos, como el propio emperador Carlos I; además de los escudos de todos los Reinos de Felipe III. El subteniente Prada informa a sus invitados de la historia del edificio y de las principales paradas que tendrá la ruta palaciega: "La Escalera Imperial, el Oratorio de la Reina, y el Salón del Trono; otros lugares no podremos visitar porque son zonas de trabajo", avisa. Conoce a la perfección todos los rincones, sus historias y leyendas. Disfruta enseñando estas joyas desconocidas e incluso se toma la licencia de mostrar algunas estancias privadas como la Galería de Saboya o el Comedor de Gala.
Pero primero toca parada en la Escalera Imperial que, aunque construida en época de Carlos IV, le confiere al Palacio un cierto aire de grandeza. Ventura Rodríguez concibió esta pieza según modelos del Clasicismo en sustitución de la antigua, de tipo claustral. Rematan las bóvedas, pinturas alegóricas de las Fuerzas Armadas, fechadas a finales del siglo XIX. Tras discurrir por algunas otras estancias y pasillos, donde cuelgan algunos lienzos prestados por el Museo del Prado, además de la crujía superior del patio porticado, se llega a uno de los rincones más admirados de toda la visita: La capilla Palatina o el Oratorio de la Reina.
De planta central de cruz griega fue levantada a principios del siglo XVII. Cuenta la tradición oral que Felipe IV nació en una habitación contigua por una razón principal: su devota madre, la Reina Margarita de Austria, quiso dar a luz mientras rezaba frente al Sagrario. En su interior se guardan algunas obras de arte, pero tal y como señala el subteniente Prada dos sobresalen de entre todas: "Un crucificado de pasta de hoja de maíz, procedente de México y el Cristo de la Misión, un busto que representa a un Ecce Homo, encontrado en un polvorín de Burgos, restaurado por la Junta de Castilla y León y que procesionó en la Semana Santa de Valladolid en 2019 desde este Palacio". La Capilla sigue teniendo culto y se ofician todo tipo de ceremonias.
En la antesala del Salón del Trono cuelgan óleos de los últimos Reyes de España: Alfonso XII y XIII, Juan Carlos I y Felipe VI. "El general Almirante diseña en el siglo XIX un salón institucional para dar empaque a los actos más solemnes y para ello se basa en los modelos del salón de los Saraos", dice el guía militar. En su decoración ambientalista destaca el vistoso revestimiento de paredes y el esmerado trabajo de los techos. A lo largo de su historia ha sido escenario de muchos actos castrenses, también civiles, como la Cumbre Hispano-Lusa que acogió Valladolid en 2018 con presencia de los máximos mandatarios de ambos países.
El Palacio Real cuenta con otras muchas dependencias que, normalmente, no se muestran al público. La Galería de Saboya se abre a otro de los patios del inmueble, que en su época inicial fue usado como jardín privado recreativo, donde destaca la Fuente de los Tritones. El Comedor de Gala es otra de las vistosas salas que se decoraron en los primeros momentos de la etapa militar del inmueble. Reúne una interesante colección de piezas artísticas y valioso mobiliario. Por último, en las zonas aledañas se ubica el antiguo Palacio de los Condes de Fuensaldaña, originaria residencia del Duque de Lerma y que luego fue usada por los alcaides del Palacio que se encargaban de su mantenimiento. La visita termina en una sala en la que se puede disfrutar de diversos enseres militares, además de uniformes de todos los tiempos y un completo recorrido por las circunstancias históricas del edificio y su relación con la ciudad.
Subteniente Prada: "Cuando digo que trabajo en el Palacio Real se creen que voy todos los días a Madrid"
El Subteniente Fernando Prada es responsable de la Oficina de Comunicación. Él explica que todos los miércoles a las 12 del mediodía se celebra una visita de aproximadamente hora y media que comenzó en 2015. Se puede reservar cita a través de correo electrónico o en el teléfono 983 327 058. "También admitimos grupos organizados en otros días y horarios". El subteniente Prada reconoce los esfuerzos realizados en los últimos tiempos para dar a conocer esta auténtica joya. "Muchas personas saben que esto es Capitanía pero desconocen que fue casa regia. Como anécdota cuando digo que trabajo en el Palacio Real muchos piensan que voy todos los días a trabajar a Madrid", apunta entre risas.
"Actualmente, en Palacio se aloja la Jefatura de la Cuarta Subinspección del Ejército que la manda el general García del Castillo y hay otras unidades más pequeñitas: un centro de comunicaciones (CECOM) y una unidad de expedientes", dice el subteniente; quien recuerda que todos los meses se celebra un "arriado solemne de bandera" en el que participan personalidades de la sociedad civil, representantes de las instituciones, del mundo cultural o deportivo.
Por último, el encargado de la Oficina de Comunicación enumera los personajes históricos que tuvieron relación con Palacio: los monarcas Carlos I, Felipe II, Felipe III y Felipe IV, Diego de Velázquez ?pintor de Cámara del Rey Felipe IV-; Santa Teresa de Jesús, acogida por María de Mendoza durante tres meses y el propio Napoleón Bonaparte, durante la Guerra de la Independencia, entre otros.
La Academia de Caballería: edificio emblemático en Valladolid y único en España
Quizá uno de los monumentos más fotografiados en Valladolid sea el de la Academia de Caballería. Su elegante fachada se abre a la Plaza de Zorrilla. El edificio, que se empezó a construir en 1921, es emblema de la arquitectura vallisoletana. Pero hay dos aspectos que quizá no sean tan conocidos: en su interior se asienta la única Academia de Caballería de España y sus muros albergan un museo digno de visitar.
La monumental escultura en homenaje a los Héroes del Regimiento de Cazadores de Alcántara, del inigualable Mariano Benllliure, da la bienvenida al visitante. Allí nos espera el teniente coronel Pascua, director del Museo, acompañado por el cabo mayor David Martín. Hoy no hay visita programada, pero la Academia abre sus puertas a Tribuna. Ellos son los anfitriones que guían a quien suscribe estas líneas a un sugerente viaje al pasado.
Pronto nos topamos con una escalera señorial de mármol, adornada con reposteros de principios del siglo XX y algunos retratos al óleo de ilustres jefes del Arma. Llaman la atención otras dos obras pictóricas: un Apóstol Santiago a caballo, patrón de España y de la Caballería, firmado por José Cusach y otro del contemporáneo Augusto Ferrer-Dalmau, quizá el mejor pintor actual de temática militar.
Alberga todo tipo de ceremonias, de carácter militar, social o cultural. Es uno de las dependencias más conocidas de la Academia. Hablamos del salón de actos, construido en dos alturas, con balconada al centro de la estancia. El imponente óleo que representa la Batalla de Treviño, de Víctor Morelli, corona el espacio. También se puede admirar un retrato ecuestre del monarca Alfonso XIII, obra de Román Navarro y García de Vinuesa, además de otros óleos significativos. La ruta discurre ahora por otras dependencias: la sala de profesores o la propia galería superior del salón de actos.
¿Y qué nos vamos a encontrar en las salas del museo? El teniente coronel Pascua responde: "Una exposición de armas blancas, de fuego, documentos históricos, condecoraciones, estandartes, uniformes, pinturas, esculturas, una colección importante de sillas de montar? en definitiva un variopinto número de fondos que despiertan el interés del público". Aunque el edificio actual se comienza a construir en 1921, la primera piedra fue colocada por la Reina Victoria Eugenia, la Academia de Caballería se instaló en 1852 en un inmueble al que el teniente coronel se refiere como "octógono" y que tuvo carácter de presidio en sus orígenes, antes de un incendio que lo destruyó completamente.
La primera de las salas expone diferentes objetos usados por Unidades de Caballería: máscaras antigás, cascos, lanzagranadas, aparatos topográficos, una colección de granadas, proyectiles y munición. Mención especial merece el ejemplar de la conocida máquina de cifra alemana llamada 'Enigma'. La segunda de las salas es un homenaje al arma de fuego: fusiles ametralladores, armas largas españolas, ametralladores para aviones, lanzaminas y morteros, armas cortas, subfusiles? todo ello usados por el ejército español durante los siglos XIX y XX.
La Sala de Honor rinde homenaje a la relación de la Reina Victoria Eugenia con Valladolid y en concreto con la Academia de Caballería. "El 4 de mayo acudió a poner la primera piedra de este edificio y un día más tarde es nombrada 'Coronel Honorario' del Regimiento, que popularmente se conoció como el de la Reina. El visitante podrá descubrir además los alumnos del centro condecorados con Cruz Laureada de San Fernando por sus comportamientos heroicos o los diferentes estandartes que ha tenido el centro, además de otros muchos enseres y objetos artísticos".
La siguiente sala contiene una importante colección de armas largas y cortas de fabricación extranjera agrupadas por países de procedencia. Tampoco deja indiferente una serie de dioramas compuestos por miniaturas de plomo y, sobre todo, los uniformes más vistosos que ha tenido la Caballería Española, además de prendas tan curiosas como capas, chilabas de las tropas nómadas y de regulares o prendas de cabeza: tricornio, bicornio, kalpac, chacó, ros, gorro de cuartel, gorra de plato o casco tropical.
Una imponente biblioteca conserva algunos importantes volúmenes, aunque la mayor parte desaparecieron en el asedio de la Guerra Civil (cuando la Academia fue trasladada a Toledo). En la actualidad contiene 16.000 publicaciones. Otro espacio luce numerosas condecoraciones y prendas de uniforme de antiguos alumnos, además de todo tipo de recuerdos como fotografías y documentos.
La visita va tocando a su fin, pero aún se puede disfrutar de la capilla que encierra algunas obras de arte interesantes y del guadarnés, con una espectacular colección de monturas de muy distintos orígenes y finalidades. Desde españolas a mexicanas, pasando por árabes, napolitanas e incluso 'rahalas' para dromedarios, utilizadas en el antiguo Sahara Español. No faltan trofeos y medallas obtenidas en concursos hípicos. No en vano, la primera medalla Olímpica para el equipo español (Ámsterdam, 1928) llegó en esta disciplina. Hay una imagen que lo corrobora.
Antes de dejar la Academia de Caballería no podremos dejar de admirar dos espacios verdaderamente imponentes: el patio de armas, que lleva el nombre del Teniente Coronel Primo de Rivera y desde el que se puede apreciar toda la magnitud del edificio y el antiguo picadero, una estancia de más de mil metros cuadrados, construido en 1861 y que fue considerado como el mejor picadero de Europa, con alumbrado de gas y en el que podían trabajar 24 caballos simultáneamente. Es de admirar la ingeniosa solución arquitectónica para soportar el tejado mediante un original sistemas de cerchas de madera. Todo en la Academia de Caballería tiene un porqué y conforma una visita que deja huella.
Teniente coronel Pascua: "Nuestra misión es conservar y promover el Museo"
El teniente coronel Pascua asegura que "es triste" que mucha gente no sepa que la Academia de Caballería puede visitarse, o que crean que es un edificio vacío de función. "Este edificio tan representativo y emblemático de Valladolid no solo es un Museo, la principal razón de ser es un centro de formación militar. Aquí hay alumnos, oficiales, suboficiales de todas las unidades de Caballería de España. Es un caso único, como en Segovia se encuentra la Academia de Artillería o en Toledo la de Infantería", asegura.
Desde 1976 alberga un completo museo, que ahora se encargan de promocionar. "Nuestra misión es, además de la conservación y mantenimiento del museo, promover las visitas". De varias formas: "De lunes a jueves recibimos a grupos concertados. Desde asociaciones vecinales a todo tipo de visitantes. Nos da igual la naturaleza del grupo". "Los viernes y sábados, la Oficina Municipal de Turismo organiza visitas. Asimismo, una vez al mes ofrecemos una visita familiar, donde los niños pueden disfrutar de la Academia con una teatralización, elaboración de maqueta y otras actividades infantiles". El teléfono de contacto es 983 350 200
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