Ramón Tamames: "Hay que cambiar la ley electoral"
Ramón Tamames: "Hay que cambiar la ley electoral"
España está desaprovechando la experiencia y la sabiduría de los mayores. El sistema de vida actual ha abandonado hace tiempo a quienes tanto tienen que aportar, a los hombres y mujeres que, con su esfuerzo, trabajo y sacrificio, son los artífices del legado de libertad y bienestar social en el que nos hemos instalado. Una gran parte de la población no escucha a los viejos, rehuye sus consejos, los considera casi un estorbo. Ocurre en las familias, en la administración pública y en las empresas.
Esta semana asistí en las Cortes de Castilla y León a la charla "Diálogos de la Transición" de Ramón Tamames (Madrid, 1933), organizado por Tribuna Grupo. Pese a la edad, el político y catedrático de economía mantiene una memoria envidiable y una lucidez que ya quisiera yo a sus años. Se apoya en un bastón y no oye del todo bien, pero tiene la cabeza muy bien amueblada.
Tamames representa a la generación de políticos que, superando ideologías, traumas y rencores, construyeron la transición política y el futuro (hoy presente) de este país. Se afilió al Partido Comunista (PCE) en la década de los 50, estuvo en la cárcel por su activismo en el movimiento estudiantil universitario, colaboró estrechamente con Santiago Carrillo, participó activamente en la reforma política, en las gestiones para la legalización de los partidos políticos y en los cruciales "Pactos de la Moncloa". Fue primer teniente de alcalde de Madrid con Enrique Tierno Galván, fue uno de los promotores de Izquierda Unida y, antes de abandonar la política, se integró en el Centro Democrático y Social (CDS).
Con el poso que aportan los años, una mente preclara y un espíritu joven, Ramón Tamames es el fiel reflejo de una generación de políticos casi en extinción, enormes en formación, talento y generosidad. Habló de sus contrarios políticos -de derechas e izquierdas- con respecto, casi con admiración, Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga, etc. Analizó la transición democrática como uno de los mayores hitos históricos de la historia contemporánea española.
Miro, escucho a Tamames y no alcanzo a entender cómo es posible que los españoles no demostremos mayor admiración (y respeto) hacia señores como él, a su generación, a los más mayores, independientemente de nuestras debilidades ideológicas, procedencias territoriales, creencias existenciales... Bueno, sí lo entiendo. Este mundo extremamente consumista, de tanta teconología, big data y derechos ha perdido la esencia de la cadena de aprendizaje. Los mayores enseñan a los más jóvenes y éstos aprenden de aquellos.
Tamames está en el nutrido grupo de ciudadanos que defienden con rotundidad que la ley electoral no es justa, está caduca. Contentar en 1976-77 a determinadas comunidades autónomas, en pro de la gobernabilidad del país, se ha convertido en una rémora democrática, en una desigualdad de libro que no se atreven a resolver los partidos políticos que gobiernan o han gobernado. Por eso, afirmó sin complejo alguno en la charla celebrada en las Cortes de Castilla y León que hay que cambiar la ley electoral. Opino lo mismo.
No veía en persona a Ramón Tamames desde un domingo de mayo de 1979, cuando ambos estábamos a punto de iniciar el maratón de Madrid; me fijé en él porque entonces era un político conocido y yo un simple estudiante de periodismo. Han pasado unos cuantos años, él continua siendo una mente brillante y yo sigo sin comprender por qué la política se ha degradado tanto y los españoles nos negamos la oportunidad de contruir un país más fuerte, justo y tolerante.