Sobre cada tierra, pesan determinados clichés o etiquetas de las que es muy difícil liberarse. En España, popularmente se dice que los catalanes son tacaños, que los andaluces son perezosos y que los gallegos son muy indecisos. Castilla y León no se libra de los prejuicios y hay algunas capitales que también sufren estas consideraciones.
Si eres de Valladolid, probablemente, en algún momento de tu vida, hayas oído a alguien referirse a tu ciudad como 'Fachadolid', un término que, con intención peyorativa, trata de describir la inclinación política hacia la derecha de los habitantes de la capital del Pisuerga.
Aunque pueda resultar curioso, esta denominación surgió de un artículo de opinión en la revista Interviú, la publicación semanal española en la que se trataban temas de información y actualidad, combinados con fotografías de mujeres desnudas en sus portadas.
La revista, que se publicó entre 1976 y 2018, se caracterizaba por su enfoque en temas de interés social, político y cultural, además de ser conocida por sus reportajes de investigación y entrevistas a personajes famosos o controvertidos. También destacaba por sus fotografías, que a menudo incluían desnudos, lo que generaba controversia en la sociedad española.
A lo largo de su historia, Interviú fue una de las revistas más influyentes de España, especialmente durante los primeros años de la democracia en el país, tras la muerte de Franco, cuando se vivió una etapa de liberalización y apertura. Aunque abordaba temas de gran calado, también era conocida por su estilo sensacionalista y por hacer eco de escándalos y temas de la vida privada de figuras públicas.
Por eso, no es de extrañar que, como consecuencia de su popularidad, el término 'Fachadolid' se extendiese como la pólvora y fueran muchos los que adoptasen esa nueva palabra para referirse a la provincia castellano y leonesa.
El 25 de enero de 1981, Nicolás Sánchez, seudónimo con el que firmó el periodista Fernando Valiño, publicaba un polémico artículo periodístico que supuso una revolución en muchos núcleos sociales y que trajo consigo numerosas denuncias.
"Valladolid es Fachadolid. Toda una ciudad vive desde hace dos años atemorizada por una banda de pistoleros, niños de papá y macarras, que todos conocen menos la Policía, y que han dado pie a Blas Piñar para decir en el último congreso de Fuerza Nueva: 'La calle es nuestra'", así comenzaba el texto que quería resumir la situación que, por aquel entonces, se vivía.
El término definía un movimiento radical que se había despertado en la ciudad contra militantes y políticos de izquierdas que consistía en protagonizar episodios violentos.
A día de hoy, los vallisoletanos 'pagan el pato' de una denominación, cuyo autor jamás pensó que se alargaría tanto en el tiempo y que, debido a lo popular que se ha vuelto, ha perdido su significado original.