Así se elaboran los tres clásicos que no pueden faltar en las mesas vallisoletanas en Navidad
Durante la Navidad, los dulces típicos navideños no pueden faltar en nuestras mesas. Es una tradición que se ha hecho durante siglos pasados y que generación tras generación se siguen manteniendo como protagonistas indiscutibles en las comidad navideñas, conservando recetas centenarias que siguen deleitando a los paladares.
El presidente de los Confiteros de Valladolid, Rafael Mesonero de la Pastelería Vitín; Álvaro Galicia, dueño de Polvorones el Toro y Turrones Manuel Iborra, informan a TRIBUNA sobre cuáles son las claves del éxito de sus tradicionales dulces.
Los polvorones 'El Toro', son una de las marcas más representativas de Valladolid, cuentan con una historia que se remonta a 1954, cuando Amador, el abuelo del actual propietario, registró la marca. Según relata, la receta que se utiliza hoy en día podría tener su origen en el siglo XIX. "La tradición de hacer polvorones ha pasado de padres a hijos y, de alguna manera, se ha convertido en una costumbre de familia", afirma el heredero de la marca, Álvaro Galicia.
Lo que distingue a los polvorones 'El Toro' es su sabor y textura únicos. Estos polvorones se caracterizan por un intenso sabor a canela y por una textura que se deshace en la boca, como refleja el lema de la marca, "son suaves al paladar". La receta sigue un proceso minucioso en el que la harina se tuesta y el azúcar se convierte en azúcar glas, antes de ser mezclada con manteca de cerdo ibérico y canela. Tras un cuidadoso amasado, los polvorones se hornean, enfrían y se envuelven a mano, manteniendo la forma tradicional en papel.
Los 'Turrones Manuel Iborra' nacen también de una historia familiar. Comenzaron a vender turrón en 1957, con un legado que se remonta a la bisabuela que vendía este dulce tradicional, junto con vino de Jijona. Lo que distingue a sus turrones es la tradición y la calidad de los productos, con especial atención a la materia prima. El proceso de elaboración de turrón, como el de yema tostada, comienza con la creación de un mazapán en almíbar que se mezcla con almendras y yemas, luego se amasa, se corta y se tuesta con azúcar en una plancha eléctrica, para dar lugar a un dulce con una textura y sabor característicos. El turrón, tradicionalmente elaborado con frutos secos y miel, sigue siendo uno de los dulces más representativos de la Navidad, evocando la calidez y el espíritu de estas fiestas.
Otro de los dulces más esperados es el roscón de Reyes, cuya receta también se mantiene fiel a la tradición. Este delicioso pastel, elaborado con levadura, azúcar, huevos, mantequilla y frutas escarchadas, es un símbolo de la festividad del Día de Reyes. En la confitería de Rafael Mesonero, la elaboración comienza con una masa fermentada que se amasa y se decora con la fruta, y se hornea a 200 grados durante unos 15 minutos, logrando una textura suave y un sabor inconfundible.
Aunque los dulces de Navidad han evolucionado en cuanto a su presentación y algunos sabores, como el panettone, la preferencia por lo tradicional sigue siendo. "En España, la gente sigue apostando por lo tradicional: los polvorones, mazapanes, mantecados y turrones siguen siendo los preferidos, especialmente en Castilla y León", afirma Mesonero. Esto se refleja en la demanda creciente durante las fiestas, donde los confiteros tienen que organizar su producción con antelación para poder abastecer a los clientes que reservan los dulces con semanas de antelación.
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