La Gala de Entrega de Premios llenó las butacas del Teatro Zorrilla en un evento conducido por Valquiria Teatro y con la participación especial de Lady Veneno
Recuerdo que mi abuela me decía que era un "torbellino". Al no saber exactamente lo que significaba, mi madre me lo tuvo que explicar: "Es como si fueras un coche 4x4". Al notar en la frase un sentido despectivo (me considero una persona bastante desconfiada), volví a preguntar. Su respuesta fue bastante contundente, pero inmerecida: "Que vales para todo, hijo mío". Con el paso de los años, uno se da cuenta que solo era una frase para animar al personal, ya que se aleja bastante de la realidad.
No obstante, dejemos entonces ese concepto de persona a nuestro siguiente protagonista. Se llama Juan Navarro (Valladolid, 1993) y acaba de publicar su primer libro titulado 'Los rescoldos de la culebra'. El joven es un periodista que puede analizarte tanto las consecuencias de un proceso electoral como de un incendio e, incluso, desde hace varios meses, un partido de fútbol en unos micrófonos muy queridos. Casi nada.
El vallisoletano repasa, en una entrevista concedida a TRIBUNA, la relación que tiene su labor en el periódico El País con su publicación, ya que una cosa llevó a la otra. Vivió de cerca, hace dos años, los incendios en la provincia de Zamora, donde ha vuelto a estar para seguir desarrollando su historia, pese a que ya tenía diferentes elementos recopilados porque estuvo en el lugar de los hechos cuando más le necesitaban.
PREGUNTA: ¿Cuándo surgió la idea de escribir el libro?
RESPUESTA: Fue muy gradual. Hice varios reportajes para El País. Empecé detallando las hectáreas afectadas por los incendios y después el número de fallecidos que ocasionaron los mismos. Al coger la estela del asunto, empecé a dirimir responsabilidades. Pregunté a los bomberos, a los expertos del mundo rural, a las personas relacionadas con el sector económico de la zona, a la Junta de Castilla y León...
Me di cuenta que reuní a tantos elementos que tenía la oportunidad de escribir historias amplias. Recuerdo que escribía reportajes de 1.000 palabras, pero no eran suficientes porque aún me faltaban cosas por contar. Tras analizarlo, hablé con valentía con la propia editorial. Les dije que sabía bastantes cosas sobre el tema y que todavía tenía su propio recorrido. A ese factor se sumaba poder hablar también del cambio climático, de la despoblación, de las inversiones en las maquinarias de los Bomberos...
El conglomerado era amplio y los incendios, como todos sabemos, no solo ocurren en Zamora, por lo que cada incendio tiene su historia y su debida explicación, pese a que alguno en alguna ciudad puntual no sea intencionado. Afortunadamente, les gustó la idea. Me pidieron hacer un primer capítulo de 25 páginas. Cuando lo pude entregar, me dieron la enhorabuena porque realmente la historia les había gustado. Han sido meses de cambiar y pulir detalles, pero lo hemos conseguido.
P: ¿Pidió consejo a alguien para dar el paso?
R: Fue una iniciativa personal. He de reconocerte que pregunté a Nacho Carretero, autor de Fariña, una persona muy agradable y amigo de la editorial, porque me surgieron las primeras dudas de poder dar el paso o no. Cuando le expuse la situación, me reconoció que me podían dar una oportunidad. Hablé con la editorial y, a partir de ese momento, tuve vía libre.
Es cierto que hay muchas personas que han escrito libros, pero estoy muy contento con el resultado final. Poder escribir un libro era mi gran ilusión desde hace años. Creo que no tengo competencia directa sobre los incendios en Zamora, pero si la hubiera, mejor, porque creo que el tema merece su visibilidad. Por ejemplo, mi compañera, Franca Velasco, escribió 'Viaje a las mujeres de fuego' y recomiendo su lectura porque cuenta la experiencia de 12 mujeres en el momento en el que entran en un mundo, como este, tan varonil y sexista.
P: ¿Cuántas veces ha tenido que volver a la Sierra de la Culebra?
R: Varias. Al analizar diferentes factores relacionados con los incendios para el periódico, aprovechaba esas visitas para seguir contactando con las personas que, en su momento, pude entrevistar. También me di cuenta de otras cosas, de otros escenarios... Estuve en un bar tomando café, por ejemplo, y un hombre me contó lo mal que lo pasó. Todas estos testimonios y detalles me los iba apuntando para añadirlo en el reportaje o me los guardaba para otro que tuviera que publicar. Estuve dos semanas allí, de nuevo, para centrarme en poder publicar el libro.
P: Me imagino que no fue fácil recoger algún testimonio...
R: Sí, la verdad. Y lo respeté. Los periodistas queremos recopilar todo lo posible, pero debemos entender que el dolor es muy diverso. Cada persona sufre a su manera. Hay personas que me han atendido muy gustosamente por todo el trabajo que había detrás. Me gané su confianza. Les ayudé en su momento, y me lo han sabido agradecer. Hay otras personas que no me han querido atender porque no lo querían recordar. A esas personas no las he querido insistir. Solo he añadido que han preferido no hacer declaraciones. Creo que es lo más justo.
P: Por lo que comenta, mezcla en el libro experiencia personal por su labor como periodista y testimonios de personas afectadas...
R: Esa era la idea. Un incendio se cuenta solo. No hace falta hacer un gran trabajo para detallar qué se ha sofocado o no y cuántas hectáreas se han quemado. Bastante tiene ya la tragedia como para abordarla más desde un principio. Por esa razón, y sabiendo que muchas personas desconocen el tema, he intentado transmitir lo que pasó a los lectores. Es decir, esa angustia, ese sufrimiento, esas ganas de llorar... Estos elementos hacen que la historia sea puramente de carácter personal. Algún lector me ha dicho, de manera excesiva, que sentía el calor de los hechos.
P: ¿Añade testimonios de autoridades políticas en el libro?
R: Sí, hablé con varios alcaldes y la Junta de Castilla y León me pasó mucha información del dispositivo desplegado. Estuve, de hecho, con José Ángel Arranz, director general de Patrimonio Natural y Política Forestal. Sé que es una figura controvertida, pero mi deber es contar con su versión. Cada parte tiene su punto de vista. El que lea el libro podrá sacar sus propias conclusiones. En la vida, en general, no todo es blanco o negro... La balanza tiene estar equilibrada. Si solo llego a tener en cuenta una sola versión, lo que voy a contar es falso porque no sacamos la otra cara de la moneda. A partir de ahí, cada uno puede juzgar a su manera, pero a mí eso no me corresponde.
P: ¿Cree que, con el libro, podrá ayudar a alguien? Es complicado ya porque mucha gente lo habrá perdido todo, pero el tema merece que alguien le dé visibilidad...
R: Es posible y estoy muy orgulloso de ello. Presenté el libro en Zamora, que es el punto de partida. Me parecería injusto ir a otro sitio a presentarlo por primera vez que no fuera allí. Me acompañaron familiares de afectados, de víctimas, bomberos, policías... Hay personas que se acercaron para agradecerme la visibilidad que le estamos dando al tema. Escuché frases como 'Nadie nos hace ni caso', 'No le importamos a nadie', 'Esto ya estaba olvidado'... Sé que milagros no hago, pero sí que puedo informar de lo que pasa, como hago y he hecho en el libro.
P: No busco que dé detalles. Pero, ¿hay testimonios que le han sorprendido?
R: Son muy duros. Me dio, incluso, la sensación de que no pintaba nada ahí... Es muy importante estar callado porque dejas a la persona que se libere. Hay veces que no hace falta ni preguntar porque transmites tranquilidad a la persona que te lo va a contar. La esposa de Daniel Gullón, el bombero que falleció, es una mujer que me cuenta las cosas que ya no se estaban haciendo bien antes de que se produjeran los incendios.
Resulta extraño, por eso, que un bombero, que va a apagar el fuego, se queme en el mismo. Fue duro escuchar su historia. Hay personas que se desmoronan cuando dirimen responsabilidades. Me da mucha pena estas situaciones porque quieres mostrar firmeza, pero no lo consigues.
P: ¿Y ahora cómo está la zona?
R: Siempre animo a que la gente siga visitándola. Tenemos territorios estupendos en Castilla y León para viajar y preferimos, a veces, irnos más lejos. Hay paisajes formidables en cada rincón de esta Comunidad. Creo que es buena idea ir para allá ahora. Se pueden hacer rutas en bici o andando. Sigue siendo muy diferente a la época anterior a los incendios. Ya no hay árboles y si hay alguno, está negro. Es desolador verlo, pero recomiendo hacerlo. La zona ha pasado de ser una arboleda a ser una colina.
P: Hablemos de la DANA. Ni es comparable, ni es el tema en cuestión. Sin embargo, me preguntaba si le ha beneficiado o le ha perjudicado publicar el libro cuando hay otra catástrofe en otro punto del país.
R: No lo sé, la verdad. Es un tema que daría para una amplia conversación. Tengo mis dudas, pero diría que no me ha perjudicado. Es cierto que ahora el foco está en Valencia, y no en Zamora. No me gusta comparar ambas situaciones, pero no dejan de ser catástrofes naturales. No es culpa de nadie que haya llovido tanto o que se produzcan incendios, salvo que sean intencionados.
Lo que podemos cuestionar, a partir de ese momento, es la responsabilidad política. ¿Quién administra el asunto? ¿Cómo se reaccionó? ¿Dónde y cómo estaba el dispositivo de los Bomberos? ¿Tenía la capacidad suficiente la Comunidad Valenciana para afrontar este tipo de catástrofes? Estas preguntas habrá que responderlas en el día de mañana, pero todavía es pronto para eso. Cuando no haya tanto dolor, se podrá analizar caso por caso.
Castilla y León, al ser una comunidad que no está tanto en el foco mediático, no tiene tantas inversiones que ejecutar. En Zamora, creo que se ha abandonado el tema por dejadez. A mucha gente ya se le había olvidado y les entiendo. Hemos tenido el coronavirus, una guerra en Gaza, la invasión de Rusia a Ucrania, la victoria de Trump, el 'caso Errejón'... Se han encadenado muchas cosas. Por ejemplo, ahora ya no se habla tanto de Ábalos o del hermano de Ayuso, y hace unos días lo hicimos.
P: Por último, ¿ha querido guardarse algo para publicar una segunda parte?
R: (Ríe) No... Es una historia basada en hechos reales. Era difícil reservar algo. He de reconocerte que hay testimonios que no se han añadido porque ya no cabían. La editorial me ha ayudado a centrarme y a ir al grano. Los testimonios son buenos, pero a veces te alejan del fuego, que es el que lo ha ocasionado todo. Se notaba que estoy acostumbrado a escribir reportajes. Le entregué a la editorial entre 125 y 140 páginas de Word. Hemos tenido que resumir alguna parte. Esa ayuda me ha servido para guionizar y estructurar la historia.
Tenemos una Comunidad tan particular y con tanta historia que también es importante explicar a alguien de fuera cómo es Castilla y León por dentro. Me encantaría abordar otro libro con este tema porque, para mí, 'Los rescoldos de la culebra' ya han supuesto una gran experiencia profesional.
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