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Una novillada variopinta en la Feria de Olmedo y triunfo de Ferrer Martín

La novillada mixta ha estado presidida por Chema Costales que bastante ha tenido el hombre en el palco para dar sentido de organización a este maremágnum de reses

Una novillada variopinta en la Feria de Olmedo y triunfo de Ferrer Martín
Fotografías de Fermín Rodríguez.
Jesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 3 min.

Una novillada más parecida, por el ganado lidiado, a un festejo concurso que al lote genérico y compacto de una ganadería en espectáculo reglado y regulado. Una calabriada de blanco, tinto y clarete. En esta ocasión se han lidiado dos toros de El Vellosino para la lidia de a pie, nobles, bravos, pero con la fuerza justa, uno de Galache, bravo y encastado y otro de Esteban Isidro, bronco, duro que puso a prueba al novillero y a las cuadrillas al que endilgaron cinco varas en el caballo, dos de ellas al relance. Estos en cuanto a lidia de a pie. Para los rejones han salido dos de Lupi, uno de ellos devuelto porque se tumbó varias veces en el ruedo nada más clavarle los rejones de castigo y sustituido por otro de la Linaja, bravo y con movilidad que ayudó al triunfo del rejoneador Ferrer Martín.

La novillada mixta ha estado presidida por Chema Costales que bastante ha tenido el hombre en el palco para dar sentido de organización a este maremágnum de reses, envueltas y revueltas como no digan dueñas.

Al final Ferrer Martín, el rejoneador dio en el abre plaza una vuelta al ruedo por su cuenta y en el segundo cortó dos orejas en donde no faltó la petición ostentosa y antirreglamentaria de la cuadrilla, dirigiéndose al palco exigiendo los trofeos, como si de 'hooligans' fervorosos se tratara. Y es que el Reglamento taurino en esta cuestión debería aplicarse taxativamente contra las cuadrillas petitorias de oreja para su jefe de filas, calentando al público con silbidos y gestos hasta que por fin el palco, para evitar un mayor conflicto, decide sacar el segundo pañuelo blanco.

En la lidia a pie, Diego Bastos recibió silencio y una oreja mientras su compañero Nabil 'El moro' cortó una oreja y silencio.

Diego Bastos se atrancó con los aceros frente al primero de la tarde, el de Galache, al que instrumentó una faena de cierta armonía y decisión, pues el animal por el pitón izquierdo fue una máquina de embestir. Frente a su segundo, el del Vellosino, Bastos estuvo con entrega, temple y valor, Lo toreó por ambos pitones y acabó con un desplante final ante el noble ejemplar, al que despachó de una estocada entera fulminante, tras pinchar en lo alto.

Por su parte Nabil el Moro estuvo entregado y firme con el del Vellosino que aún hubiera sido mejor si la elegancia, el temple y la tranquilidad hubieran sido notas de su faena. Tiene desparpajo este muchacho que se anuncia como 'El moro' y dio unas bernardinas finales como remate a su faena, brindada al público, muy aplaudidas. Acabó con la res de estocada entera, recibiendo un puntazo en una de sus piernas. Luego con el que cerraba festejo, el de Esteban Isidro, pasó un calvario el muchacho, al que le falta experiencia frente a estos animales duros y broncos que tienen una lidia más por bajo y sobre las piernas que adornos. El regalito de Esteban Isidro se las hizo pasar de aúpa al novillero y a toda la cuadrilla y, al final, un sartenazo con el acero logró enviar al desolladero, respirando y suspirando para mejor ocasión.

Y después de tres horas de reloj de corrida y las luces encendidas de la plaza haciendo titilar las lentejuelas de los trajes de luces, salimos de Olmedo con el deseo para que estas cosas mejoren en los espectáculos, a los que no se les hace ningún favor con tanto cambio y variedad en la que aquí no está ni reside para nada el gusto, el buen gusto que debe darse en todo espectáculo y más en el de los toros.