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"La valentía y el testimonio de Raquel nos inspiran a seguir luchando por una sociedad igualitaria, justa y libre de violencia"

La ministra de Igualdad se muestra satisfecha tras "haberse involucrado personalmente y ser parte de la solución". Las gestiones de Ana Redondo fueron cruciales para que Raquel Díaz tenga por fin un hogar donde seguir recuperándose

"La valentía y el testimonio de Raquel nos inspiran a seguir luchando por una sociedad igualitaria, justa y libre de violencia"
La ministra Ana Redondo, con el abogado de Raquel Díaz, Felipe Patiño.
Susana Martín
Susana Martín
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"La valentía y el testimonio de Raquel nos inspiran a seguir luchando por una sociedad igualitaria, justa y libre de violencia de género". Son palabras de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, cuyo trabajo ha resultado clave para que la abogada leonesa Raquel Díaz, víctima de violencia de género, haya logrado plaza en un centro idóneo a su edad y circunstancias, un nuevo hogar donde seguir recuperándose de un episodio brutal que marcará su vida para siempre, una agresión de su exmarido que la dejó parapléjica y con daños neurológicos irreversibles.

"Estoy satisfecha de haberme involucrado personalmente y ser parte de la solución", reconocía esta semana emocionada la ministra a Tribuna León. "Las políticas públicas de igualdad tienen que servir para remover los obstáculos estructurales del machismo y también para atender a las mujeres concretas que lo sufren", explicaba Redondo, que en un cariñoso mensaje para Raquel para enviarle "mucha fuerza" le anuncia que pronto la visitará en su nuevo hogar.

"Raquel Díaz vivió el horror y sufrió el infierno conviviendo con un maltratador que a punto estuvo de terminar con su vida. Hoy, Pedro Muñoz, su torturador, está en la cárcel, cumpliendo condena por violencia de género. Y Raquel recupera su vida a pesar de las importantes secuelas de la violencia", relataba la ministra en declaraciones a este periódico.

El reto no fue sencillo. Han sido años de reuniones, gestiones, llamadas y consultas en diferentes ministerios e instituciones autonómicas y locales. "Lo estudiaremos", "Haremos lo posible", "No hay centros públicos específicos para casos como el de Raquel", "Intentaremos buscar una plaza adecuada", "Lo importante es que siga recuperándose en un entorno amable". Buenas palabras y buenas voluntades en casi todos los despachos, donde impactaba la historia de terror y silencios de esta abogada que formaba parte del turno de oficio de violencia de género en los juzgados de Ponferrada y que sufría ese espanto en silencio en su propio hogar, según quedó acreditado en el juicio a su exmarido. El agresor, Pedro Muñoz -un poderosillo cacique local que había sido alcalde, procurador y diputado- era en 2020 concejal en el Ayuntamiento de Ponferrada por Coalición por el Bierzo, aunque antes pasó hasta por seis formaciones políticas y tejió una red clientelar de favores que quizá podría explicar los silencios y trabas posteriores en el procedimiento judicial que lo sentó en el banquillo más de tres años después de los hechos.

La nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo

A finales del año pasado, el entorno de Raquel logró ponerse en contacto con la ministra de Igualdad, la abogada vallisoletana Ana Redondo, para hacerle llegar la desesperación de una mujer que llevaba años sufriendo la espiral del infierno de los malos tratos de los que milagrosamente había logrado sobrevivir. 

Con el aún presunto agresor ya juzgado por la Audiencia de León, a punto de conocerse la sentencia condenatoria (enero de 2024), el objetivo del entorno de Raquel era acceder a la nueva ministra semanas después de su nombramiento era trasladarle de primera mano la situación en que se encontraba una superviviente de uno de los casos de violencia de género más extremos que se conocen en este país: por la crueldad de la agresión que sufrió en mayo de 2020 (Muñoz la lanzó desde la terraza y la apaleó después) y por la situación en que la dejó su exmarido: parapléjica, con daños neurológicos irreversibles y la impotencia de no hallar plaza en un lugar idóneo donde seguir recuperándose, tras vagar por un largo periplo de residencias geriátricas y psiquiátricas de Castilla y León, donde no hay centros específicos para este tipo de víctimas (Raquel tenía 44 años cuando fue agredida).

La reacción de Redondo fue muy receptiva. Impresionada y conmovida por el infierno que había sufrido su colega de profesión, la titular de Igualdad estudió el caso en profundidad y fijó una reunión en el Ministerio para conocer de primera mano el periplo de Raquel Díaz en los últimos cuatro años. El abogado de Raquel, Felipe Patiño, detalló la indefensión en que se encontraba su clienta, que quería vivir, pero intentar recuperarse de tal trauma en centros en los que estaba rodeada de ancianos y enfermos psiquiátricos "no era lo más idóneo".

Aquella reunión dio sus frutos meses después. El equipo de la ministra, en contacto con otros ministerios e instituciones trabajó con el encargo personal de la ministra de intentar procurar a Raquel Díaz "una vida un poquito mejor". "Está siendo complicado avanzar, pero en ello estamos, seguimos", decía Redondo, "es de justicia y de humanidad".

Las listas de espera de los centros que se barajaban del Imserso eran infinitas. El objetivo era que una de esas plazas -en cualquier parte- quedara vacante, pero no era fácil. Las cosas de palacio, ya se sabe, van despacio, y más con tanta burocracia de por medio. 

Y hace unas semanas, llegaba la ansiada llamada. "El proceso llega a su fin, parece que pronto tendrá una plaza donde Raquel pueda estar en mejor ambiente y ser más feliz", dejó caer sonriente la ministra Redondo al entorno de Raquel. Y así fue. Desde hace unos días, ya es un hecho: Raquel disfruta de la vida en un nuevo centro "más familiar".

Un centro donde dice haber recuperado las ganas de vivir y donde espera poder recibir a Ana Redondo para darle un abrazo. "Le debo la vida, nunca olvidaré lo que ha hecho por mí, quiero darle personalmente las gracias por no olvidarse nunca de las víctimas, que somos muchas, y que por favor nadie se olvide tampoco de las supervivientes, porque hay muchas mujeres como yo, que peleamos para seguir viviendo a pesar de los pesares", dice Raquel entre lágrimas, esta vez de felicidad.

Raquel Díaz y quienes están con ella empeñados en que tenga una vida lo mejor posible también agradecen la mediación del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que se interesó personalmente en la historia de terror y silencios que ha sufrido su paisana Raquel Díaz desde que fue brutalmente agredida en Toreno el 27 de mayo de 2020.