La lección de vida de 'Pepi', la vallisoletana que lleva tres décadas luchando contra el Parkinson

María Josefa Cascajo, comúnmente conocida como 'Pepi', es el ejemplo perfecto para poner en todas las casas cuando en estas empiecen a surgir los problemas por diferentes razones. Con conocerla y escucharla te das cuenta de que en esta vida todo es posible, pero solo si, desde el principio, te lo propones. 'Pepi' no solo se lo ha propuesto a ella misma (se exige mucho), sino que su capacidad de resiliencia hace que tirar la toalla no sea nunca una buena opción.

Tiene 80 años y ha nacido en Valladolid. Lleva desde los 78 en la Residencia de Ancianos Vitalia, ubicada en la calle Atenas, donde la cuidan con un cariño que en pocos sitios igualarían, y no solo por sus excelentes condiciones de trabajo y organización, sino por la increíble infraestructura que acoge para que se sientan, a pesar de todo, como en casa. Carolina Tresierra y Martina Peinador, madre y nieta de nuestra protagonista, la visitan a diario y, aunque conocen su historia, se siguen sorprendiendo de cómo ha ido superando obstáculos en su vida sin la necesidad de pedir ayuda o quejarse, cosas típicas que hace una persona normal, pero 'Pepi' ha demostrado que es mucho más que eso.

Con una sonrisa, maquillada para la ocasión y vestida con sus mejores galas, recibe a TRIBUNA en su habitación. Antes de saludarnos, ella ya ha decidido que si hace la entrevista será en la planta de abajo, por lo que el resto que la acompaña y admira solo les queda la opción de asumir y aceptar su decisión. "¿Qué tal?", pregunta al autor de esta noticia cuando le ve, que sigue perplejo de que una persona como ella se interese por el estado de los demás cuando es ella la que, en teoría, peor está. Ya preparada y dispuesta para responder a las preguntas, mira a su hija Carolina, que coge el micrófono con respeto, y da a este medio el permiso para empezar. "Cuando quieras", apunta.

INFANCIA COMPLICADA CON MUCHO TRABAJO POR HACER

'Pepi' tiene una memoria privilegiada. Se acuerda del momento en el que vio por primera vez una ducha en su casa, que fue cuando tenía "14 años", cosa que, en estos momentos, sus nietos se siguen sin creer. "Les cuento muchas cosas. Les digo cómo vivía y lo que hacía. Nosotros íbamos a la casa de la vecina a ver la televisión y eso que yo pertenecía a las mejores familias", revela. 'Pepi' pasó su infancia en la calle Paraíso, donde se dio cuenta, con el paso de los años, que lo que más la gustaba era ser "maestra". Esa razón la motivó para hacer la carrera de Magisterio, pero al no ser una profesión muy bien pagada, decidió sacarse las oposiciones y trabajar en una sucursal de una entidad bancaria siendo una de las pocas mujeres que estaban en aquella época asentadas en el sector.

"Las mujeres no teníamos ningún derecho. Tuve que ir con mi padre para abrir una nueva cuenta corriente", detalla. A los 23 años se casó con un médico de origen peruano que la encandiló hasta tal punto que se desplazaron a un pueblo de tan solo 200 habitantes para que su marido trabajara. Para ella, fue "terrible", aunque aún se la escapa una sonrisa cuando recuerda al amor de su vida. A pesar de todo, no tiró la toalla y enseñaba a los niños "a sumar" porque lo que más la enriquecía era que aprendieran cosas que, hasta el momento, desconocían. Carolina, su hija, declarada 'fan' de su madre por la "lección de vida" que les da "a diario", reconoce que 'Pepi' siempre ha estado "pendiente de todo". De hecho, aunque esté en la residencia, "sigue siendo el motor de la casa". "No notábamos que trabajara en tantos sitios porque ella siempre ha tirado hacia adelante", sostiene.

La vallisoletana destaca la "buena respuesta" que han tenido sus hijos para adaptarse a las diferentes situaciones. "Han respondido muy bien. Trabajan en lo que les gusta y han hecho las carreras que querían", asegura. No obstante, cuando ellos eran pequeños, la falta de recursos económicos dificultaba sus respectivos cuidados. Pero, ¿qué era eso para 'Pepi'? "Sin dinero y con cuatro hijos" se fue, junto a su marido, a Perú en uno de esos viajes inolvidables. A ella siempre le ha gustado mucho viajar y ha recorrido parte de latinoamérica con su médico favorito, que fue clave cuando la diagnosticaron su enfermedad. Argentina, Puerto Rico, Jamaica, Cuba o Costa Rica son otros de los países que de la mano han visitado. "Me gustaría seguir viajando, pero ahora es imposible", añade.

EL PARKINSON Y EL DOCTOR OBESO LE CAMBIARON LA VIDA

'Pepi', que ya intuía lo que la estaba pasando, no paró hasta que no resolvió sus dudas acerca de la enfermedad, aunque no supo que era Parkinson hasta que no se lo dijeron en un congreso celebrado en Barcelona. Después volvió a Valladolid y una "compañera" de su marido, incluso "antes de entrar en la consulta", ya le confirmó que lo que le habían explicado en la ciudad condal era lo que ella tenía. "La dependencia es lo peor que hay y más para una persona como yo que siempre he sido muy liberal y autónoma", comenta.

Tras la visita a Barcelona y a Valladolid, asistió a otro congreso, pero esta vez en Pamplona. Allí conoció al doctor Obeso, que le cambió la vida, ya que le puso otra medicación con la que, desde entonces, lucha contra la enfermedad que, según 'Pepi', "quita energía y vitalidad". Aun así, su hija niega que eso haya sido verdad porque su madre "ha tirado hacia adelante sola y no se ha quejado nunca" e incluso cuida de sus nietos e hijos cada día y a su marido cuando éste tenía alzhéimer. El hecho de no haberse rendido es algo que Carolina ha querido poner en valor porque, como bien dice y no la falta razón, 'Pepi' representa aquella famosa frase de Paulo Coehlo: "El mundo está en manos de quienes tienen el valor de soñar", y nosotros soñamos con llegar a ser 'Pepi' algún día, aunque solo sea el 10 o 15 por ciento... ya con eso merecerá la pena.

PERSONAS CON 100 AÑOS... OTROS EJEMPLOS DE SUPERACIÓN

La Residencia de Ancianos Vitalia Valladolid acoge a dos mujeres y a un varón que superan la barrera de los 100 años. En concreto, son tres las personas que duermen a diario en las instalaciones de la calle Atenas. Una de ellas es Purificación Toral, a la que conocen como 'Puri', natural de Laguna de Duero, que tiene 102 años. Recibe cada día la visita de una de sus hijas, con las que juega a la brisca. "Casi siempre la gano", dice la vallisoletana en declaraciones a TRIBUNA con motivo del Día de los Abuelos. 

Toral, preguntada por su etapa juvenil, "ayer" mismamente, recEerda que "trabajó mucho en el campo". "Hacía lo que podía", asegura. En cambio, lo que más la gustaba era ir a la escuela, donde "aprendió de todo". En ese momento, se dio cuenta de la importancia que tenía "poder leer", que la encandiló desde el principio. "He leído muchísimos libros, me gustaría hacerlo ahora, pero no puedo", confiesa.

Sobre su día a día en la Residencia, ella está "contenta" porque es consciente "de lo mucho que la quieren". Por las tardes, aparte de jugar a las cartas, solo "si hace bueno", sale a la calle a pesear junto a su hija, que se preocupa mucho por ella. Lleva en la residencia desde que cumplió los 100 años, una cifra que también ostenta tanto Carmen Rodríguez, una palentina de 103, y Mariano Pérez, vallisoletano de 102.

Todos ellos están en buenas manos y, por increíble que parezca, demuestran al mundo que lo importante no es la edad que tengas, sino cómo afrontas la misma. 'Puri', por ejemplo, no se olvida de su fecha de nacimiento, el 2/2/1922, una coincidencia en fechas, pero no en vitalidad, que como el propio nombre de la residencia indica, es una de las mejores cualidades que pueden tener las personas, y ellos la llevan consigo... con creces.

Puedes ver la entrevista a 'Puri' en vídeo.