Froilán y la amnistía
La opinión de El Viudo en TRIBUNA
Estoy convencido que a Familia Real le gustaría que todos sus miembros tuvieran una vida ordenada y regida por los mismos criterios de orden, disciplina, esfuerzo y compromiso.
Pero es que eso no pasa en ninguna familia, ni de las de sangre roja ni de las de sangre azul.
A todos nos gustaría que nuestros descendientes estudiaran, aprendieran idiomas y en sus ratos de ocio hicieran deporte y encima ayudasen en casa con las tareas del hogar.
En todas las familias hay un hijo, un sobrino, un nieto o un cuñado que escoge otra forma de vida que no es la que a nosotros nos parece la correcta.
Pero lleva nuestra sangre, nuestros apellidos o se ha casado con una hermana o una prima y ya forma parte del desarrollo de una rama de nuestro árbol genealógico y tampoco es normal intentar cortar de raíz esa rama con una desbrozadora STIHL.
En todas las familias de mi entorno he podido comprobar que siempre hay algún miembro más tocapelotas, que nunca se conforma con nada y siempre está amagando con irse de casa o dejar de hablar a la familia y distanciarse.
Solo hay dos soluciones: o permitirle marchar para siempre o intentar ceder a alguna de sus demandas ya que él se siente diferente y el trato que hay que darle es distinto al resto de los que nosotros consideramos normales o más consecuentes con las tradiciones y normas de la casa.
En la familia alemana los conservadores han tenido que aceptar alguna concesión a los verdes para seguir con sus planes de futuro en el parlamento. Y el país no se ha roto.
En la familia italiana la nueva líder del partido de derechas ha tenido que ceder a las pretensiones de los sindicatos del sector de la automoción, para poder seguir vendiendo coches a toda Europa y no parar la fabricación. Italia no se ha hundido.
En la familia inglesa tuvieron que aceptar salirse de Europa aún con el perjuicio económico que ha supuesto para su país. Y ahí siguen vivos.
En la familia americana el expresidente está pendiente de ocho juicios y el hijo del presidente actual de uno realmente grave. Pero todos veneran su bandera y su himno.
En las familias se dialoga, se cede, se traga y se imponen horarios para llegar a casa a los más jóvenes. Es justo que todos los miembros colaboren en el orden y limpieza de la casa. Es de recibo que se respete a los más mayores. Que se cuide y se llene de besos y mimos a los más pequeños. Que se acepte la etapa más rebelde de la juventud.
Siempre hay un abuelo que nos recuerda que el único momento digno de resaltar es el que vivió él. Lo que él se sacrificó, trabajó y luchó. Su época fue la mejor y lo de ahora todo es desorden, libertinaje y falta de respeto.
Pero tiene un problema, no entiende el motivo, pero al nieto que más quiere es a uno que le ha salido artista y lleva tatuajes, anillos, el pelo largo y se pasa tardes enteras con una guitarra
componiendo canciones insufribles?
Le quiere como es, no acepta que de vez en cuando amague con irse de casa. Y siempre habla con él solo desde el cariño sin reproches ni censura. Sabe que es distinto pero lleva su apellido
y su sangre. El otro abuelo solo quiere que se quite los anillos y que se ponga a estudiar de una
vez la carrera de derecho como hizo él, para defender sus leyes, su criterio y su forma justa de ver la vida.
Si no aceptamos que en nuestra familia hay miembros que son distintos lo único que logramos es confrontación, odio y violencia.
Ese es el objetivo de los miembros de la familia más cristianos, conservadores que llevan una vida plena, recta y sin ninguna tachadura.
Los que no piensan como ellos, palo, justicia y cárcel. El perdón no existe.
Pobre Froilán, cuando acaben con los catalanes será el próximo objetivo.