Matilde Zorita Díez, mujer tordesillana, benefactora de pobres y necesitados

Hablan y no paran lenguas en estos días de primeros de marzo conmemorando el llamado Día de la  mujer trabajadora, con la lectura de comunicados reivindicativos de su labor en la sociedad, así como el aspecto reconocible del imprescindible papel que supone el apoyo a la sociedad familiar, local y nacional realizado por las mujeres.

Pues bien. En Tordesillas he encontrado a una mujer que se significó por su dedicación, apoyo, entrega,  socorro y caridad a los niños pobres de la Villa, especialmente en los años inmediatos a la terminación de la guerra civil en 1939 y los años del hambre que asoló pueblos, casas y lugares con especial virulencia durante los años 40.

Fue Matilde Zorita Díez, una mujer adelantada a su tiempo por su obra social, a la que el Ayuntamiento de Tordesillas dedicó una calle para perpetuar su memoria de la que hoy os voy a hablar y exponer unos datos del porqué se la reconoció nominando la calle que va desde la de San Antolín hasta la de las Cocinas en el cruce con la Nueva, antigua del padre Nevares.

Aunque en el libro de bautizados de la Iglesia de San Antolín figura una "Matilde Zorita" nacida en 1852 y fallecida el 24 de junio de 1864 a los doce años, hija de Juan de Mata Zorita y de Rosa Díez Bueno. (Tiene que ser a la fuerza un error de la inscripción, bien en el nombre o bien  en la fecha, pues ambos nombres propios coinciden en varios años de vida. Y aunque es una costumbre bastante arraigada en la Villa de llamar a un hijo con el nombre del fallecido siendo párvulo o niño, aquí  se aprecia el error pues no pueden coincidir, viviendo con el mismo nombre de Matilde dos hermanas).

Lo cierto es que con el nombre de Matilde el 12 de noviembre de 1859 se bautiza a una niña, Matilde Zorita Díez, nuestra protagonista, a la que imponen sus padres Juan de Mata y Rosa Díez el nombre de Matilde. Sus abuelos paternos, Matías Zorita y Josefa Alonso así como los maternos, Mariano Díez y María Bueno y su memoria quedan aquí reflejados en sus nombres y El caso es que de esta forma ya tenemos a esta mujer en cuya casa de la Calle de San Antolín vive con un hermano, nacido en 1859, que fue Senador del Reino y Director General de Obras públicas del Gobierno español, el prócer conocido quien también tiene una plaza a su nombre, José María Zorita Díez, Pepe Zorita, como se le conoció en la Villa.

Pepe y Matilde, hermanos,  unieron sus destinos cuando Matilde enviudó de su marido Rafael Luengo, quien falleció en su finca de El Piornal un mes de agosto de una peritonitis fulminante. Matilde se volcó en el apoyo de su hermano Pepe, tras el luctuoso acontecimiento, respaldándole en las lides electorales de entonces, porque Pepe Zorita también enviudó al morir su esposa Alfonsa Luengo. Ambos hermanos afrontaron su unión en el trabajo y en la economía boyante de la familia.

Ella, viuda y sin hijos, se ausenta totalmente de espectáculos, saraos, brindis sociales, trabajando y tejiendo diariamente abriguillos de lana y repartiendo y regalando un día a la semana en el portal de su casa comida y ropa a los pobres de la Villa que hacían cola a su puerta. Incluso en la manda testamentaria dejó una importante cantidad de dinero para paliar las necesidades de los pobres de Tordesillas.

A ella la recordaron siempre con cariño sus sobrinos a la que apelaban como "la tía Matilde" y también las gentes de su pueblo que encontraron abierta su casa para ofrecerles un trozo de pan, agasajo, carne y dinero, con que paliar aquella terrible hambruna de los años del hambre.

Por eso, hoy en su recuerdo ella, Matilde, supo guardar y desempeñar un papel más que importante en un tiempo en que la mujer y su actividad no estaba considerada. Pero hoy, hay que conocer su obra y actividad social por la que recibió la distinción de una calle rotulada merecidamente con su nombre, pues como dice el refrán castellano, obras son amores y no buenas razones.