14/03/2025
Josephine Baker, de las calles a un castillo
Lectura estimada: 5 min.
Josephine Baker fue una vez una niña tan pobre en afecto familiar y en comodidades materiales como rica en atractivo, talento y energía.
Nació como Freda Josephine McDonald en la ciudad estadounidense de St. Louis, Missouri, en 1906. Vivió una infancia muy dura, de trabajo asombrosamente prematuro y lleno de abusos, y su fuerte mestizaje la hizo precozmente consciente del absurdo de las barreras emanadas de los prejuicios raciales.
La niña de las calles exorcizaba el frío bailando en ellas, imaginando espectáculos. Con 18 años ya se había casado y separado dos veces, conservando de por vida el apellido de su segundo marido, Baker.
Se unió al grupo de vodevil The Dixie Steppers, con quienes recorrió Estados Unidos. En Nueva York, un cazatalentos la captó para un espectáculo de revista, el primero formado exclusivamente por afroamericanos, en París. Bajo promesa de recibir 250 dólares a la semana, Baker viajó a Francia, donde su vida cambiaría para siempre.
El 2 de octubre de 1925, con 19 años, actuó en La Revue Nègre, en el Théâtre des Champs-Elysées, con su "danza salvaje", vistiendo un atuendo que se haría inmensamente célebre: perlas, un sostén y una falda de 16 bananas incrustadas con piedras brillantes. Su provocativo baile fue enormemente ovacionado e inició la fascinación de los franceses por la llamada "Perla negra" o "Venus de ébano", que acabaría reinando en los escenarios y protagonizando cuatro películas.
Un año después, Josephine ya era una estrella de revista en el Folies-Bergère, el cabaret parisino más importante de la época, siendo la introductora del charleston en París. Se convirtió en un icono de la moda y se hacía acompañar en su casa y sus camerinos de animales, algunos salvajes, como una hembra de guepardo ('Chiquita'), loros o una boa.
Desde el comienzo de su éxito, Josephine se caracterizó por una gran generosidad, haciendo donaciones a organizaciones benéficas, hospitales, escuelas, y en especial a todo lo relacionado con los niños. Ernest Hemingway la llamó "la mujer más sensacional que nadie haya visto jamás, o jamás verá".
Baker hizo su bandera de la lucha contra la discriminación racial y religiosa. En 1937 contrajo matrimonio con Jean Lion, de origen judío, enlace que le otorgó la ciudadanía francesa. El matrimonio duró solo un año, pero permitió a su marido y la familia de éste huir a Estados Unidos al comenzar la guerra, salvándose de la persecución antisemita.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Baker fue subteniente en el Auxiliar de Mujeres de la Fuerza Aérea francesa. Lo explicaría así: "Francia me hizo. Estoy lista para darle mi vida hoy. Puede disponer de mí como quiera".
Usando hábilmente sus relevantes contactos sociales, transmitió información sobre las tropas enemigas a la Resistencia, utilizando tinta invisible en sus partituras para codificar mensajes. Viajó también a Marruecos para cantar a las tropas francesas y aliadas. Por su valiente contribución, fue condecorada por Charles de Gaulle con la Legión de Honor y la Medalla de la Resistencia.
En los años 30, Baker alquiló el bello Château des Milandes, en la Dordoña, construido en 1489. Lo convirtió en el único verdadero hogar que tuvo en su vida. En 1947, el año en que se casó con su último marido, Jo Bouillon, director de orquesta, compró el castillo y, con su innato afán de disfrute colectivo, lo convirtió en un complejo turístico donde invertiría toda su fortuna.
Josephine y Bouillon querían fundar una "Aldea del Mundo, Capital de la Fraternidad Universal" para demostrar que solo hay una raza, la humana, que todos somos iguales y podemos vivir juntos en paz. Desde 1955, Baker, a quien hubo que practicar una histerectomía de urgencia por graves complicaciones, adoptó 12 niños de 9 diferentes nacionalidades y religiones, que llamó su "Tribu Arcoíris".
Por su ingenuidad, Josephine resultó incapaz de administrar sus negocios. Además de tender al gasto, fue engañada por algunos proveedores de su entorno y su dadivosidad la empujó hacia una espiral de deudas. Surgieron desencuentros en el matrimonio, que se separaría en 1957. Bouillon se afincó en Buenos Aires.
En 1963, Baker participó en la famosa Marcha en Washington, junto con el líder del movimiento por los derechos civiles Martin Luther King, quien pronunció su discurso "Yo tengo un sueño". Vestida con su uniforme militar francés, Baker fue la única mujer que se dirigió a la audiencia desde el micrófono durante la Marcha.
En 1964, serias dificultades económicas llevaron al anuncio de subasta del castillo des Milandes, lo que finalmente se pospuso, gracias al llamamiento de Brigitte Bardot a los franceses para ayudar a Josephine. Pero en 1968, siendo ya insostenible la situación, el castillo fue subastado y vendido por una cantidad injustamente baja. Josephine se enteró estando de gira. Volvió al castillo y se recluyó en la cocina, pero el nuevo propietario la echó de allí. Profundamente decepcionada, declaró públicamente sentirse abandonada por Francia. En bancarrota, se refugió en Mónaco, gracias al apoyo de Grace Kelly.
Para pagar sus deudas, Josephine volvió al escenario. Cuando hizo su última aparición en el Teatro Bobino, 50 años después de su debut en París, llevaba un historial de salud muy resentida a sus 68 años pero aún tenía energía. En esa actuación recorrió toda su carrera y recibió una gran aclamación del público. Además de la inauguración el 8 de abril de 1975, a la que asistieron Sophia Loren, Mick Jagger, Diana Ross o Liza Minelli, Baker realizó tres espectáculos más en los días sucesivos, y había un quinto anunciado ya.
Pero Josephine, exhausta, fue encontrada la noche de la cuarta función, desplomada en su apartamento en París. Llevada al hospital de la Salpetrière, murió en la madrugada del 12 de abril de 1975, poco antes del amanecer, por una hemorragia cerebral.
Tras su funeral con honores militares en la iglesia parisina de la Madeleine, la princesa Grace ofreció acoger su entierro en Mónaco. Baker hoy sigue allí, aunque fue honrada de forma simbólica, con un memorial y una placa en 2021, en el Panteón de París, donde descansan 80 glorias francesas, como Voltaire, Victor Hugo, Emile Zola, los Curie, Louis Braille o Jean-Jacques Rousseau. Fue la sexta mujer en recibir este honor, la única no blanca.
Rodeado de jardines, hoy el castillo renacentista de Milandes se ha convertido en un museo de Josephine Baker donde también se organizan exhibiciones de cetrería, en un fascinante contraste al nivel de aquellos en los que Baker demostró ser una maestra. El interior cuenta con preciosas piezas y diseños de art decó en las habitaciones y en el cuarto de baño, inspirado en el frasco de su perfume favorito. Allí es posible ver cientos de objetos personales e imágenes de Josephine Baker, como gusta recordarla: alegre y llena de vida.
Fotografías castillo: Gabriela Torregrosa. Fotografía Josephine Baker: Dominio público
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