Había ganas de pasar por la Capilla y la Sala 9 del Herreriano para ver lo que había traído David Bestué. Había ganas de echar un vistazo a su obra, pero con una condición previa: ir a ciegas. Ir a ciegas en busca de la belleza. Y sí, entras en la capilla y los seis metros de su escultura no desentona, eso ya tiene su mérito. La belleza se rebela en la mirada y no te queda otra que mirar y darte cuenta al instante que la utopía de la belleza es posible. Y se siente que el epicentro del sufrimiento ya no está en el hombre y en la historia, sino que se ha trasladado precisamente , a la naturaleza.

 ¿Acaso la belleza no es también la adaptación a la voluntad de la forma? Porque la belleza no solo tiene que ver con el mundo sensible, que también, tiene que ver fundamentalmente con el intelecto. El intelecto te rebela, cuando miras la pieza completa de Bestué el misterio de la forma, lo que contiene y lo que te imaginas.

 Escribía Albert Camus que "Todos aquellos que hoy luchan por la libertad, combaten en último término por la belleza". Porque la belleza siempre ha tenido en la cultura una función salvadora.  En el idealismo romántico, que para mí está en el corazón de esta exposición, siempre ha estado presente un sentimiento que lleva implícito un vínculo entre belleza y moral. Un vínculo que tiene que ver con respetar el entorno en el que vives por decirlo rápido.

 Y luego pasas a la Sala 9. Escribía George Steiner que "existe el Arte porque existe lo otro".  El arte necesita al público, quién lo duda. En esta Sala David Bestué somete al visitante que sabe mirar a un juicio casi poético de las cosas. Y ahí aparece la gran poeta Olvido García Valdés, aunque también me pareció que podría surgir la figura de otro gran poeta: José Hierro? me gustaría que me entendieras sin palabras, como entiendo yo el mar o la brisa enredada en un álamo verde (cito de memoria). 

 Hay figuras en esta sala de una enigmática belleza que el visitante tiene que descubrir por sí solo. Su belleza y punto. Porque en la obra de Bestué es posible separar belleza y significado, como bien escribe Rafaelle La Capria en su estupendo libro 'La nostalgia de la belleza' el misterio de esta reside principalmente en ese esplendor en el que cada cual podrá entrever una epifanía que sólo a él se le revela.