El presidente del Consejo de Enfermería de Castilla y León, Enrique Ruiz Forner, ha puesto de manifiesto los resultados de una encuesta llevada a cabo en septiembre de 2021 para intentar ver la situación de la Enfermería en ese momento y qué problemas tenía después de haber pasado la crisis sanitaria.

El estudio sobre la situación profesional de la Enfermería en Castilla y León ha sido realizado sobre una muestra de población de 7.000 colegiados en Enfermería en la Comunidad Autónoma, con un total de 1.336 encuestas de muestra validada. Las respuestas han sido recogidas en todos los sectores laborales: Atención Especializada, Atención Primaria, Atención Sociosanitaria y por último, otros centros en los que se incluyen mutuas y servicios similares en los que prestan servicio estos profesionales.

Los resultados que salieron de esa encuesta fueron "alarmantes", según el presidente,  en cuanto al aumento de la presión laboral y el estrés de los profesionales en sus puestos de trabajo, lo que da lugar a un aumento del volumen de enfermedades a nivel de este colectivo. Además, repercute de manera negativa en la calidad y la seguridad asistencial de los ciudadanos a la que va dirigida.

En esta encuesta también se dio el caso de que cuatro de cada cinco enfermeras/os están al borde de un problema de salud, provocado por la presión y el estrés que están teniendo en sus puestos de trabajo, y que está por encima del umbral que puede soportar una persona sana. En el estudio se han cubierto todos los ámbitos de la Enfermería y ha dado el resultado de que el que está más afectado por esta situación es la Atención Especializada, concretamente la hospitalización y las consultas externas.

Otro dato "importante" para el Consejo de Enfermería es que el 50% de los profesionales de Enfermería, si mantienen esta situación de estrés y presión laboral, estaría dispuesto a dejar la profesión. Muchos de los profesionales también manifiestan la falta de respaldo por parte de sus superiores en el desarrollo de su actividad profesional, lo que puede dar lugar a inseguridades en el momento de tomar algunas decisiones.

La sensación de limitación en el desarrollo de las competencias o la mala gestión de los recursos humanos son las cuestiones en las que basan la posibilidad de poder dejar la profesión. "Esto, si no se corrige, puede dar lugar al peligro de no poder llegar a cubrir satisfactoriamente los servicios de salud", alerta Ruiz Forner. 

Esta situación de malestar y de insatisfacción no existe en grupos concretos de edades o de servicios, sino que la sufren tanto los recién llegados como los que van a acabar su vida laboral. "Si no se actúa con rapidez, esto va a dar como resultado que no se tengan las condiciones necesarias para dar una atención de calidad por parte de los profesionales", destaca.

Por su parte, la presidenta del Colegio de Enfermería de Palencia, Carmen Bárcena, asegura que "para la profesión es importante que la sociedad conozca cuál es la situación de la profesión enfermera y de las dificultades que tenemos?. Es por ello que el estudio se ha llevado a cabo mediante la recogida de las respuestas ofrecidas por un cuestionario validado de diez preguntas en las que los encuestados han respondido a través de una valoración numérica comprendida entre el 1 y el 10, en la que el 1 representa el nivel mínimo de satisfacción y el 10 la máxima.

La media de años trabajados por los encuestados es de 18,75 anualidades. Entre las distintas correlaciones del estudio, se han utilizado precisamente los años trabajados para observar si había diferencias entre los profesionales en función de un mayor o menor tiempo de ejercicio profesional. De los resultados obtenidos, se concluye que esta variable no ha resultado significativa en ninguna de las cuestiones preguntadas, con la excepción a la referida a la conciliación de vida laboral con la familiar, donde quienes llevan menos años trabajados muestran un mayor grado de insatisfacción que los profesionales más veteranos en su puesto de trabajo.

Datos de la encuesta

En la primera pregunta de la encuesta realizada a los profesionales de la Enfermería, se evidencia cómo sienten una presión "muy alta" sobre su actividad, por encima de lo que podría considerarse aceptable. Esta tendencia se observa en todas las áreas de ejercicio profesional y se agudiza en el caso de la Asistencia Especializada, sobre todo en áreas de hospitalización y consultas.

Los profesionales de Enfermería denotan en la segunda pregunta un aumento del estrés "muy significativo", que pone de manifiesto que si la actual situación se mantiene en el tiempo, podría generar desajustes y trastornos de salud en los profesionales, y, por tanto, la posibilidad de que se ofrezca una peor atención a los pacientes asistidos. 

Los encuestados también revelan una insatisfacción "grave", sobre todo en el área de Atención Especializada, en cuanto a la falta de respaldo por parte de sus superiores ante las dificultades del trabajo, que puede generar serias inseguridades en los actos de toma de decisiones profesionales y malestar profesional junto con una previsible falta de eficacia en el servicio. 

Los datos arrojan que los profesionales de la Enfermería de Castilla y León cuentan con un tiempo entre moderado y deficitario para la ejecución de sus competencias, que se da de nuevo mayormente en Atención Especializada. La sensación de estos profesionales es que cuentan con un nivel de autonomía aceptable, siendo la respuesta con la puntuación positiva más alta de toda la encuesta. En el área de Atención Primaria es donde sienten un mayor nivel de autonomía. 

En opinión de los encuestados queda de manifiesto que no se informa o no se informa bien sobre las políticas de gestión de los centro. Además, existe un "gravísimo y patente malestar" con la gestión de los recursos humanos. Los profesionales enfermeros evidencian un cierto grado de aceptabilidad de la compatibilidad de la vida profesional con la familiar, observándose un mayor grado de satisfacción en el caso de Atención Primaria. 

Las enfermeras y enfermeros de Castilla y León reflejan un grado de satisfacción moderado con el trabajo que llevan a cabo en sus distintas áreas sanitarias o de la salud, que es mayor también entre quienes ejercen en Atención Primaria. Por último, los datos de la encuesta informan de la necesidad de establecer una alerta por el grave malestar detectado, ya que más de la mitad estarían dispuestos a abandonar la profesión en el caso de que no mejorara la situación actual.